Vivir amenazado de muerte por defender el agua y la tierra
El abogado ambientalista Juan Carlos Flores sostiene una batalla legal contra un macroproyecto energ¨¦tico hispanomexicano. Su compa?ero Samir Flores fue asesinado, intentaron matarle a ¨¦l, le han encarcelado y absuelto por falta de pruebas y allanaron su casa tres veces en dos semanas
El cuchillo, sobre el colch¨®n, apuntaba hacia el centro de la cama. No era gran cosa ¡ªpeque?o, de cocina, con el mango negro¡ª pero enviaba un mensaje contundente. Era una amenaza nada velada; la prueba de que pod¨ªan entrar armados hasta el rinc¨®n m¨¢s ¨ªntimo y vulnerable del hogar de Juan Carlos Flores. El abogado, un medioambientalista convencido, lucha desde hace una d¨¦cada contra el Proyecto Integral Morelos (PIM), una macrooperaci¨®n energ¨¦tica y extractivista del Estado mexicano, en colaboraci¨®n con las empresas espa?olas Abengoa, Elecnor y Enag¨¢s, que ya ha erigido una central termoel¨¦ctrica en Morelos. Tambi¨¦n un gasoducto que atraviesa Puebla, Morelos y Tlaxcala y bordea las faldas del Popocat¨¦petl, uno de los volcanes m¨¢s inestables del mundo, en constante riesgo de erupci¨®n.
El d¨ªa que el cuchillo apareci¨® en su cama, el 5 de abril de 2022, cortaron la verja con una cizalla y solo se llevaron unos pocos objetos de valor. Los mecanismos de protecci¨®n fueron lentos y cinco d¨ªas despu¨¦s los asaltantes estaban all¨ª de nuevo, con un modus operandi casi id¨¦ntico. Todav¨ªa volvieron otra vez m¨¢s, el 15 del mismo mes. Tres allanamientos en dos semanas, documentaci¨®n legal extra¨ªda, cajones revueltos y un objetivo claro: amedrentar al activista. Despu¨¦s de eso, Flores consigui¨® por fin que una patrulla custodiara la casa hasta que reforzaron la seguridad con c¨¢maras e infraestructura m¨¢s dif¨ªcil de franquear. Pero la cosa no qued¨® all¨ª. En octubre, aflojaron las llantas de su coche. ?l consigui¨® darse cuenta antes de que el veh¨ªculo descarrilara en la carretera de Tepotzl¨¢n.
¡ªSobre todo es pensar que en cualquier momento puedo morir. No puedo andar solo f¨¢cilmente, tampoco con mi familia. Tengo que restringir mis desplazamientos y horarios; estar vigilante de lo que pasa alrededor. He visto vulnerada mi seguridad por parte del mismo mecanismo de protecci¨®n. El 4 de octubre de este a?o, d¨ªas antes del atentado, hab¨ªa puntos ciegos porque no nos proporcionaron las c¨¢maras necesarias para que el domicilio estuviera vigilado de manera completa. Vimos personas que probablemente pudieron haber entrado a mi domicilio por la parte de atr¨¢s. Una de las c¨¢maras no funcionaba. Y logramos identificar en algunas de esas im¨¢genes dos autom¨®viles, uno rojo y uno azul, adem¨¢s del rostro de uno de ellos. Todas esas grabaciones ya las ten¨ªamos respaldadas y cuando llega el mecanismo a supuestamente arreglar la c¨¢mara que no estaba funcionando, se las lleva sin mi consentimiento y despu¨¦s me informan que fueron destruidas¡±.
Flores (43 a?os, Puebla) se mueve con soltura entre los maizales que rodean Santa Mar¨ªa Zacatepec, en Puebla. El polvo que se acumula en su coche y sus zapatillas sugieren que pasa m¨¢s tiempo en estos parajes que sobre los adoquines pulcros de un juzgado. El pelo canoso, la barba a juego, el jersey burdeos de cuello de pico contribuyen a generar una imagen m¨¢s cercana a la de un profesor rural que a un letrado.
Es abogado del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua de Morelos, Puebla y Tlaxcala, aunque lleva casos contra otros 15 megaproyectos por todo el pa¨ªs. La organizaci¨®n defiende que el gasoducto fue construido ilegalmente sobre tierras comunales de pueblos ind¨ªgenas originarios. ¡°Es un cuchillo para el territorio de nuestros pueblos¡±, dice mientras lo se?ala. Tambi¨¦n sostienen que la termoel¨¦ctrica y la industria automovil¨ªstica que trae de la mano contaminan el agua y causan un impacto ambiental en sus tierras que puede llegar a ser irreversible. Los campesinos dicen que el agua est¨¢ muerta: despu¨¦s de pasar por la central vuelve al r¨ªo sin ox¨ªgeno, mata a los peces y pudre las cosechas.
¡ªEllos dicen que esa agua hasta es m¨¢s pura y hace m¨¢s bien porque ha pasado un proceso de evaporaci¨®n. Hay una descarga clandestina, pero grande, de la termoel¨¦ctrica en una barranca de Huexca que est¨¢ a escasos 500 metros de la central. Cada vez que descargan el agua ah¨ª, los peces mueren, pero de manera autom¨¢tica. En lugar de dar vida, esa agua da muerte.
Las obras de la termoel¨¦ctrica empezaron en 2012. Desde entonces, la vida de Flores no ha vuelto a ser la que era. Adem¨¢s de los tres allanamientos y el intento de asesinato, descubri¨® que espiaban sus correos. En 2014 fue encarcelado, acusado de extorsi¨®n, mot¨ªn, despojo y ataque a la infraestructura hidr¨¢ulica. Le hacinaron en una celda min¨²scula con decenas de personas. Pas¨® 10 meses en prisi¨®n. En 2018, un juez le absolvi¨® al considerar que no exist¨ªan pruebas suficientes contra ¨¦l, pero el da?o ya estaba hecho. El presidente mexicano, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, lleg¨® a pedir su libertad. Entonces, el mandatario se opon¨ªa al PIM. Ahora defiende la iniciativa y carga contra Flores y sus compa?eros, a los que acusa de ser conservadores y oponerse a su proyecto pol¨ªtico. En 2019, un grupo armado asesin¨® con dos tiros en la cabeza a Samir Flores, opositor y amigo del abogado, tres d¨ªas antes de una consulta convocada por L¨®pez Obrador para decidir el futuro de la central. La investigaci¨®n sobre el homicidio apenas ha avanzado, denuncian.
¡ª?No piensa a veces en abandonar?
¡ªMira, la situaci¨®n que vivimos en el mundo, en nuestras comunidades y en el pa¨ªs es muy grave. Sabemos que defender los derechos siempre ha sido riesgoso. En toda la historia de la humanidad han asesinado a personas por eso. Sin embargo, si no hubieran existido esas luchas, no tendr¨ªamos las libertades que tenemos. Me importa mi vida, pero tambi¨¦n me importa el futuro de las generaciones de mi familia, del pueblo. Estamos en una lucha contra la destrucci¨®n, de supervivencia por la humanidad y la tierra, que tal vez d¨¦ un d¨ªa m¨¢s para que la vida siga. Si vivimos y no luchamos, el d¨ªa de ma?ana vamos a tener que estar tomando agua con exceso de cloro, con ars¨¦nico, como ya pasa en muchas partes de nuestro pa¨ªs. S¨ª, cuesta trabajo, es lamentable, pero hay que hacerlo. Es necesario, pues.
¡ª?Qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de los intentos de asesinato?
¡ªUn narcoestado. Con el asesinato de Samir nos dimos cuenta de que el crimen organizado funciona como una Secretar¨ªa del terror del Estado mexicano: genera atentados, genera divisi¨®n en las comunidades; las inmoviliza con la extorsi¨®n, los secuestros, los asesinatos pol¨ªticos. Son tres grandes monstruos: el Estado, el crimen organizado y las empresas. Contra esos tres monstruos luchamos los m¨¢s peque?os, los pueblos: luchamos con medios de comunicaci¨®n, con radios comunitarias, con papeles, con juicios, con asambleas, con marchas, con comit¨¦s. Platicando de persona en persona, cuidando la tierra, sembrando, haciendo agradable la vida en nuestros pueblos, haciendo fiesta. As¨ª luchamos nosotros, porque no tenemos armas ni las queremos tener.
Flores gu¨ªa hasta una herida abierta en la tierra: un enorme socav¨®n de aproximadamente 120 metros de di¨¢metro y unos 15 metros de profundidad, a apenas 200 metros del gasoducto y rodeado de cultivos. El abogado explica que la extracci¨®n masiva de agua subterr¨¢nea para el corredor industrial que el Gobierno est¨¢ implantando en la zona ahuec¨® el suelo. El verano de 2021, se oy¨® un estruendo y la tierra se vino abajo. Desde entonces, el agujero no ha parado de crecer. Es otra de las razones que esgrimen para detener el PIM, junto al despojo de sus tierras y la cercan¨ªa del inestable volc¨¢n. Al menos 22 comunidades se han visto afectadas por el macroproyecto energ¨¦tico.
¡ªVemos el PIM en dos grandes etapas de perjuicio y de riesgo: una es la instalaci¨®n del proyecto energ¨¦tico; la segunda es la industrializaci¨®n de toda nuestra regi¨®n, de todas las faldas del volc¨¢n Popocat¨¦petl, que es zona de riesgo. Podemos ver ac¨¢ una barda que delimita un parque industrial llamado Mercatus, que est¨¢ ac¨¢ porque quiere conectarse al gasoducto y as¨ª generar m¨¢s zonas industriales. El socav¨®n se ha formado en la tierra debido a la extracci¨®n masiva de agua para la industrializaci¨®n automotriz de la Volkswagen y toda la l¨ªnea de producci¨®n que involucra, que son cientos de empresas que se instalaron alrededor del r¨ªo Atoyac y que est¨¢n creciendo. Hace 20 a?os era normal escuchar que hab¨ªa agua a un metro de distancia bajo tierra. Ahora, con toda la industrializaci¨®n, ya se encuentra a 20 o 30 metros.
La batalla legal contra el PIM contin¨²a desde 2012 y Flores y sus compa?eros no ceden un palmo a pesar de las amenazas. ¡°No queremos medidas de mitigaci¨®n, queremos que se retire. Es incompatible con la vida de los pueblos, implica el paulatino despojo de la tierra y el agua¡±. El abogado defiende que la constituci¨®n est¨¢ de su lado porque muchas de las tierras por las que pasa el gasoducto son ejidales ¡ªp¨²blicas, comunales desde la reforma agraria que trajo la Revoluci¨®n Mexicana¡ª. Solo pueden utilizarse si la comunidad as¨ª lo decide en asamblea.
Flores habla y posa para las ¨²ltimas fotos. Su silueta se recorta entre el ma¨ªz y un sol que hace olvidar que es diciembre. De nuevo, parece m¨¢s en su ambiente aqu¨ª que en un juzgado. A su alrededor se ven las tierras labradas y en barbecho; los campesinos que las trabajan; el gasoducto que las amenaza; los sistemas de regad¨ªo; de fondo, el Popocat¨¦petl. Al terminar la entrevista, se introduce en su peque?o coche verde. Y desaparece al fondo del camino, levantando una polvareda que difumina el paisaje.
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