Los tres f¨¦mures de Claudia Reyes
En 2018, la Fiscal¨ªa de Veracruz entreg¨® huesos que no eran a una madre que buscaba a su hija desaparecida. Ella, que lo sospech¨® desde el principio, sigui¨® indagando hasta que descubri¨® el equ¨ªvoco. La mujer denuncia mala praxis de los investigadores y exige justicia
Contado como lo cuenta, el camino de Margarita Reyes parece l¨®gico, lineal, inevitable. Pero esa percepci¨®n desaparece cuando la mujer detiene el relato y detalla alg¨²n aspecto concreto de la cadena de errores, negligencias, desidias -o la mezcla de todo lo anterior- que la han hecho sufrir durante los ¨²ltimos cinco a?os y medio. En 2017, su hija, Claudia, desapareci¨® en el norte de Veracruz. La secuestraron. La Fiscal¨ªa estatal encontr¨® sus restos meses m¨¢s tarde y en enero de 2018 se los entregaron. Pero hace un par de semanas, la mujer, que hab¨ªa desconfiado de la entrega, confirm¨® sus peores temores: los huesos que le dieron eran una mezcla de los de su hija y de alguien m¨¢s.
¡°?A qui¨¦n le he llorado estos a?os?¡±, exclama Reyes por tel¨¦fono desde Veracruz, una voz callosa, salpicada de entonaciones ir¨®nicas, dedicadas todas al actuar de la Fiscal¨ªa del Estado, primero durante los a?os del gobernador Miguel ?ngel Yunes, del PAN, y luego con su sucesor, Cuitl¨¢huac Garc¨ªa, de Morena. ¡°Ahora supuestamente el fiscal regional meti¨® una solicitud para exhumar los restos. Pero no queremos que los saquen y ya. Queremos ver tambi¨¦n de qui¨¦n es el otro f¨¦mur¡±, dice la mujer, de 52 a?os.
Todo en la historia de Margarita y Claudia Reyes gira alrededor de tres f¨¦mures, los dos que enterr¨® Margarita y uno m¨¢s que encontr¨® ella misma, a?os m¨¢s tarde, en el mismo lugar donde los investigadores hallaron los primeros. Desde que se los entregaron, la mujer sospechaba que hab¨ªa algo raro en los restos. ¡°Me dieron su cr¨¢neo, dos f¨¦mures, algunas costillas, partes de su pelo¡±, dice la mujer, ¡°yo hac¨ªa mis preguntas, porque no entend¨ªa que no estuvieran sus cosas, su ropa, simplemente me ense?aron una sudadera que no era de ella y el pantal¨®n, que s¨ª¡±.
Las preguntas que hac¨ªa Margarita parec¨ªan pelotas de beisbol que el fiscal a cargo de su caso, David Casta?eda, bateaba sin demasiado apuro. Reyes sent¨ªa como si sus dudas fueran un lujo al que los investigadores costaba un mundo dedicar algo de tiempo. ¡°Yo les dec¨ªa que ella no iba desnuda cuando se la llevaron, iba con sus cosas, su bolsa de mano, su maquillaje, credenciales, cartera¡±, cuenta la mujer. Pero ellos dec¨ªan, con todo la naturalidad del mundo, que igual los animales se lo hab¨ªan llevado. Como si un rat¨®n de campo tuviera inter¨¦s alguno en una tarjeta de cr¨¦dito.
Las dudas de Margarita Reyes la hicieron ponerse a buscar. En aquella ¨¦poca, finales de 2017 y principios de 2018, familias enteras del norte de Veracruz empezaban a organizarse, desesperadas ante la desaparici¨®n de los suyos. Elba Guti¨¦rrez, compa?era de Reyes y parte igualmente del colectivo de familiares de personas desaparecidas de Poza Rica, Coatzintla y dem¨¢s municipios de la zona, explica que de 2015 a la fecha desaparecieron entre 400 y 500 personas en la regi¨®n. ¡°Eso de las que hay denuncia, porque luego muchas familias no denunciaban por miedo¡±, dice Guti¨¦rrez.
Era un problema que hoy persiste, en Veracruz y el resto del pa¨ªs. Desde los primeros operativos de la guerra contra el narcotr¨¢fico, en diciembre de 2006, M¨¦xico cuenta m¨¢s de 92.000 desaparecidos. El pa¨ªs convive con una situaci¨®n de violencia generalizada que ha dejado, adem¨¢s, decenas de miles de asesinados, otros tantos desplazados¡ En ese contexto, la respuesta institucional ha sido insuficiente, por falta de capacidades humanas y log¨ªsticas. A veces tambi¨¦n por corrupci¨®n. Las autoridades han carecido durante a?os de una base de datos confiable de personas desaparecidas, de bancos compartidos de muestras de ADN, de panteones especializados para restos no identificados¡ El caso Reyes es muestra del naufragio estatal.
Desidia
Desde que le entregaron los supuestos restos de su hija, Reyes quer¨ªa volver al sitio donde la Fiscal¨ªa los hab¨ªa encontrado. Su intenci¨®n era ver si encontraba algo m¨¢s. Pero la burocracia de la dependencia imped¨ªa cualquier b¨²squeda relacionada con su caso, a su entender resuelto, con una osamenta enterrada y unos jeans como prueba a?adida. Reyes y Elba Guti¨¦rrez tuvieron una idea. A partir del expediente de otra compa?era, el colectivo pedir¨ªa una b¨²squeda en el lugar, un cerro pegado a la carretera Bicentenario, entre Poza Rica y Coatzintla. Al final se la concedieron.
Entremedias, la mujer batallaba con la Fiscal¨ªa por la investigaci¨®n sobre los presuntos responsables de la desaparici¨®n y el asesinato de su hija. La desidia del fiscal Casta?eda y sus colegas enfermaba a la mujer, que insist¨ªa en que se hiciera justicia. Ingeniera qu¨ªmica, Claudia Reyes, de 27 a?os, hab¨ªa desaparecido en circunstancias un tanto extra?as. En la ma?ana del 4 de abril de 2017, la joven hab¨ªa tomado un taxi que deb¨ªa llevarla al centro de Poza Rica, camino del trabajo. Pero nunca lleg¨®. Algo pas¨® en el camino. Usando el tel¨¦fono de la joven, sus captores exigieron a la madre un rescate, que ella pag¨® esa misma noche. Le prometieron que Claudia volver¨ªa en un rato, pero ya no volvi¨®.
Margarita Reyes denunci¨® el secuestro a la ma?ana siguiente. Pasaron unos meses y aunque ella preguntaba, le dec¨ªan que no hab¨ªa novedades. Ella aportaba datos. Explicaba que los captores le hab¨ªan hecho pagar un rescate, les detall¨® c¨®mo hab¨ªa ido a dejar el dinero al lugar que le hab¨ªan dicho, la falda del mismo cerro donde luego la Fiscal¨ªa encontr¨® los restos de su hija (y de alguien m¨¢s). Insisti¨® e insisti¨®, hasta que en noviembre le dijeron que hab¨ªan encontrado una osamenta que posiblemente era de Claudia. En enero se la entregaron.
¡°Yo entonces les dije que qu¨¦ tocaba ahora, que c¨®mo segu¨ªamos¡±, explica la mujer. ¡°Pero el fiscal me dijo que qu¨¦ necesidad hab¨ªa de a?adirle m¨¢s casos a esta persona¡±, dice, en referencia a la ¨²nica detenida que hab¨ªa entonces relacionada con el caso de Claudia. Este asunto enfurece especialmente a Reyes. La mujer detenida, conductora del taxi en el que se subi¨® Claudia antes de desaparecer, estaba presa por otro caso distinto al de su hija. Los fiscales argumentaban que, solo con el otro caso, la mujer iba a recibir una condena de 30 a?os. ?Para qu¨¦ a?adirle la acusaci¨®n por la desaparici¨®n y la muerte de Claudia?
El 14 de octubre de 2020, a?os despu¨¦s de enterrar los supuestos huesos de Claudia, Margarita Reyes, Elba Guti¨¦rrez y otras integrantes del colectivo, llegaron por fin al cerro de sus horrores. Reyes conoc¨ªa perfectamente el lugar, no solo porque sab¨ªa que los restos que hab¨ªa enterrado hab¨ªan aparecido all¨ª, sino porque era un paraje que apenas distaba 500 metros de su entonces casa. ¡°Lo primero que encontramos fue una bolsa con sus pertenencias, su credencial... Y un f¨¦mur. ?Estaba a la intemperie! Y la bolsa estaba abajo de un ¨¢rbol. Pero de donde encontramos esto, a donde la Fiscal¨ªa hizo el levantamiento no hab¨ªa ni tres metros¡±, critica la mujer.
Reyes cargaba aquel d¨ªa im¨¢genes de los restos que le hab¨ªa entregado la Fiscal¨ªa a?os atr¨¢s. A la vista del nuevo f¨¦mur encontrado, la mujer sac¨® las fotograf¨ªas. Una perita de la Comisi¨®n Estatal de B¨²squeda que las acompa?aba vio los huesos de las fotos y el que acababa de aparecer en el piso. La especialista no tuvo duda alguna de que uno de los dos que aparec¨ªa en las im¨¢genes no se parec¨ªa en nada al otro. Y supo, en cambio, que el que hab¨ªan encontrado a la intemperie se parec¨ªa bastante al otro que figuraba en las fotograf¨ªas.
Reyes y las dem¨¢s apuraron entonces a los peritos de la Fiscal¨ªa para que analizaran el nuevo f¨¦mur. Pero, incre¨ªblemente, les dec¨ªan que hab¨ªa mucho trabajo, que no pod¨ªan. As¨ª estuvieron dos a?os, ellas insistiendo, la Fiscal¨ªa dando largas. Hasta que al final, en una reuni¨®n el 22 de diciembre pasado, las mujeres se plantaron. Amenazaron con tomar la direcci¨®n de servicios periciales del Estado si no analizaban de una vez el tercer f¨¦mur. Los peritos lo hicieron. Y result¨® que aquel hueso que hab¨ªa aparecido en el cerro, a la intemperie, tantos a?os despu¨¦s, era, en realidad, de Claudia Reyes. Lo que significaba que uno de los dos que su madre hab¨ªa enterrado era en realidad de otra persona.
¡°Lo que no sabemos es qui¨¦n va a absorber el gasto de este horror¡±, dice Reyes. Se refiere a la exhumaci¨®n de los huesos de su hija (y de alguien m¨¢s). Tampoco saben qu¨¦ planes tiene la Fiscal¨ªa del Estado para enmendar su error. EL PA?S ha tratado de contactar con el vocero de la dependencia, v¨ªa mensaje y llamada, pero no ha obtenido respuesta. ¡°Ah, y falta por buscar en el resto del cerro, porque no hemos visto casi nada¡±, dice la mujer. ¡°Aquel d¨ªa buscamos con mucha cautela, porque hay ductos de gas o petr¨®leo debajo. Hace a?os hubo una explosi¨®n... Estamos arriesgando la vida. Y aun sabiendo eso, vamos a pico, pala y manos. Porque no hay de otra, con toda precauci¨®n. Con la esperanza de que aparezca otra chica m¨¢s¡±, zanja.
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