Un a?o del disparo que mat¨® al cineasta Samuel R¨ªos y Valles
EL PA?S reconstruye con su familia y amigos la vida y el asesinato del director, que dej¨® un hueco en la industria mexicana y por el que todav¨ªa no est¨¢n detenidos los perpetradores
Faltaban 15 minutos para las ocho de la tarde. Hab¨ªa tr¨¢fico como cualquier viernes en el cruce de Gabriel Mancera y F¨¦lix Cuevas, en la colonia Del Valle, en Ciudad de M¨¦xico. Samuel R¨ªos y Valles, de 50 a?os, y Erika Olvera, de 44, iban en su viejo jeep a la fiesta de cumplea?os de unos amigos. Les toc¨® parar en el sem¨¢foro. Samuel los vio llegar primero: ¡°Puta, ah¨ª vienen¡±. Eran dos, ambos armados. Estaban tan cerca de su casa que Erika ni siquiera llevaba todav¨ªa amarrado el cintur¨®n. Sin preguntar, ¨¦l la agach¨® hacia el hueco del asiento. De un golpe rompieron el vidrio del lado de ella. Samuel baj¨® la ventanilla del suyo. Le pidieron la bolsa y el celular. Samuel pis¨® el acelerador, por error o para avisar al coche de delante de que los estaban asaltando. A Erika no le dio tiempo a preguntarle. Luego, el disparo.
El cineasta mexicano Samuel R¨ªos y Valles fue asesinado el 25 de febrero de 2022. El crimen, que gener¨® una fuerte ola de indignaci¨®n, sigue impune. No se ha sentenciado ni detenido ni siquiera localizado a los perpetradores. La Fiscal¨ªa de Ciudad de M¨¦xico no ha querido proporcionar a este peri¨®dico m¨¢s detalles del caso.
Hay muchos Samueles en M¨¦xico. El a?o pasado 43.829 personas fueron asesinadas, seg¨²n la suma de los homicidios y los feminicidios del Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad P¨²blica. Esto es, de media, 3.652 muertes al mes, 120 al d¨ªa. De esos cr¨ªmenes, solo el 5% se resuelve. No hay barreras, ocurren por todo el pa¨ªs inmerso en una espiral de violencia que no acaba. Solo en la capital mataron en 2022 a 13.327 personas.
Detr¨¢s de esa cifra, en solo uno de sus n¨²meros, est¨¢ el sobrino de Samuel, de 13 a?os, que cuando tiene un evento importante en la escuela se pone la ropa de su t¨ªo, la playera que le queda enorme, para sentirse cuidado todav¨ªa; est¨¢n los padres de Samuel, de 86 y 80 a?os, que desayunan cada d¨ªa frente a un p¨®ster gigante de su hijo y ah¨ª le hablan; est¨¢ Liliana R¨ªos y Valles que recuerda la vida inmensa con su hermano y la necesidad de conseguir justicia; est¨¢ Alfredo Alquicira que se r¨ªe fuerte todav¨ªa al contar las bromas de su amigo, y est¨¢ Erika Olvera, que atraviesa dos duelos: por la vida que tuvo con su pareja durante 20 a?os y por la que le robaron cuando lo mataron. EL PA?S reconstruye con ellos el ¨²ltimo d¨ªa del director.
Una bala casi de juguete
La colonia Del Valle est¨¢ en direcci¨®n al sur de la monstruosa Ciudad de M¨¦xico. Es familiar, tranquila, alejada del bullicio del centro de la capital o de la inmensidad de las periferias. Samuel siempre vivi¨® ah¨ª. Con su familia se mud¨® varias veces de departamento, pero dentro del mismo barrio, y all¨ª se qued¨® tambi¨¦n cuando se fue a vivir con Erika: estuvieron en el mismo piso casi dos d¨¦cadas. De esa vida compartida sal¨ªan ambos el 25 de febrero.
¡°Nunca nos llev¨¢bamos coche, siempre ¨ªbamos en Uber, pero ese d¨ªa dijimos: ¡®Est¨¢ la casa a tres cuadras y nos vamos a regresar temprano¡±, cuenta Olvera, a unos d¨ªas de que se cumpla un a?o del asesinato, en un caf¨¦ de la colonia Roma. Samuel, dice, era el m¨¢s precavido de los dos, siempre espejeaba, por eso los vio primero. Olvera cuenta sin detenerse la agresi¨®n: c¨®mo sinti¨® que le ca¨ªan los vidrios rotos, el estruendo del disparo, que los asaltantes no se llevaron nada, cuando levant¨® la cabeza y lo supo. ¡°Me incorpor¨¦ enseguida, lo vi y dije: ya vali¨®, ya no est¨¢ vivo. La ambulancia lleg¨® muy r¨¢pido, lo subieron y el param¨¦dico me dijo: ¡®Todav¨ªa trae signos vitales¡¯. Pero esas cosas se sienten¡±.
Samuel R¨ªos estuvo vivo durante unos minutos en una cl¨ªnica m¨¦dica en Patriotismo. La bala que lo mat¨® era peque?a. ¡°Me dijeron en el informe pericial que fue una pistola casi de juguete, una bala casi de juguete, pero que dio en el punto correcto. As¨ª como cuando sucede un milagro y no pasa, aqu¨ª al rev¨¦s, toc¨® en una parte de la cabeza y pum¡±.
Alfredo Alquicira estaba todav¨ªa remoloneando antes de salir a la fiesta que daban por el cumplea?os de su esposa cuando llam¨® Erika. ¡°No paraba de gritarme ¡®lo mataron, lo mataron¡¯, yo me levant¨¦ r¨¢pidamente, pensando que hab¨ªa sucedido algo grave, pero que quiz¨¢s estaba solo herido¡±, cuenta uno de los mejores amigos de Samuel. Su rol fue llegar r¨¢pido a esa esquina de cuatro carrriles, donde el coche de Samuel se hab¨ªa quedado congelado, con el veh¨ªculo, con las cuatro patrullas de polic¨ªa que llegaron al lugar. ¡°El coche no ten¨ªa apenas sangre y me puse optimista. Pens¨¦: ¡®A lo mejor no vuelve a caminar o a lo mejor tarda en hacerlo, a lo mejor esto compromete su carrera o le tengo que dar de comer. Me segu¨ªa viendo en su vida y ¨¦l en la m¨ªa, aunque las condiciones cambiaran¡±. Pero lleg¨® el mensaje: era oficial, Samuel hab¨ªa fallecido. ¡°Ya con los d¨ªas empiezas a ver los huecos: lo que perdiste¡±.
Sin rastro de los autores materiales
La vida contin¨²a inmune a las tragedias y cuando Erika Olvera entr¨® al departamento de la Del Valle a quitarse el vestido y los tacones para pasar la noche en la Fiscal¨ªa de Ciudad de M¨¦xico, ah¨ª segu¨ªa el olor a la loci¨®n, ah¨ª la toalla todav¨ªa mojada de unas horas antes. ¡°Entrar a nuestra casa despu¨¦s del suceso, fue lo peor que experiment¨¦ en mi vida¡±, dice la publicista. Ella y Liliana R¨ªos se echaron encima todo el peso burocr¨¢tico que cae cuando alguien muere: la primera declaraci¨®n, el reconocimiento del cuerpo, la necropsia, la integraci¨®n de la carpeta de investigaci¨®n, la siguiente declaraci¨®n ante el Ministerio P¨²blico, y la siguiente y la siguiente.
Samuel R¨ªos estaba en el mejor momento de su carrera. Aquel ni?o que dibujaba en su mesa de arquitecto, amiguero, creativo y risue?o, que estudi¨® Dise?o Gr¨¢fico, que entr¨® al mundo de la publicidad como productor y luego director, hab¨ªa llegado a donde siempre hab¨ªa querido estar: al cine. Empez¨® con dos cortos, No me mandes a m¨ª y Los detalles olvidados, y en 2021 estren¨® su ¨®pera prima, el largometraje Los d¨ªas que no estuve. Despu¨¦s de las buenas cr¨ªticas, estaba preparando su segunda pel¨ªcula, colaboraba con Netflix en una serie sobre el club de f¨²tbol Am¨¦rica, y ya ten¨ªa en la cabeza el tercer gui¨®n y tambi¨¦n un cuarto. El sue?o apenas estaba comenzando.
El disparo que recibi¨® uni¨® a todo el gremio, que protagoniz¨® una intensa campa?a de protesta y b¨²squeda de justicia. La presi¨®n social oblig¨® a una Fiscal¨ªa, normalmente anestesiada de tantas carpetas sin resolver, a ponerse en marcha enseguida. Localizaron las c¨¢maras donde se ve a los dos atacantes, vestidos de blanco y sin cubrebocas, llegar al coche de Samuel y Erika y huir a bordo de un taxi. Sin embargo, al estar en movimiento, no se distinguen sus rostros: las figuras son demasiado peque?as, demasiado borrosas. Olvera no lleg¨® a verles nunca el rostro, por lo que no podr¨ªa reconocerlos.
La polic¨ªa s¨ª identific¨® al due?o del veh¨ªculo, al que detuvieron en los primeros meses. Sin embargo, este hombre asegur¨® haber vendido ya el taxi por lo que se ampar¨® afirmando no tener nada que ver. El coche se convirti¨® en el centro de la investigaci¨®n y del que tiraron los hilos para, presuntamente, investigar a algunos sospechosos, pero nada se sabe de qui¨¦n dispar¨® a Samuel. Cuentan Erika y Liliana que cuando baj¨® el ruido medi¨¢tico tambi¨¦n bajaron los resultados de la investigaci¨®n.
Llegaron las vacaciones de verano: ¡°No, es que la Fiscal¨ªa ya no viene en dos meses¡±, ¡°no, es que trabajan un d¨ªa s¨ª y un d¨ªa no¡±, y pasaron los meses. ¡°Las vueltas que hemos dado a la Fiscal¨ªa, si no vas, no te enteras. Primero que casi, casi, ya los detienen, luego, ya le perdimos la pista a uno. Supuestamente llevaban meses que ya los hab¨ªan ubicado, pero siguen sueltos¡±, dice con pesar la hermana del cineasta: ¡°El caso sigue muerto¡±. Serena y firme, la familia de Samuel R¨ªos y Valles no va a dar un paso atr¨¢s: ¡°A nosotros no se nos olvida¡±.
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