El segundo superviviente de Nuevo Laredo: ¡°Un soldado me dispar¨® por la espalda, cuando ya estaba tirado en el suelo¡±
En su declaraci¨®n ante la Fiscal¨ªa, a la que EL PA?S ha tenido acceso, Luis Gerardo S narra desde el hospital c¨®mo militares le dispararon cuando ped¨ªa auxilio. Su relato coincide con el del otro sobreviviente


El cerco se cierra sobre el Ej¨¦rcito en el caso de la masacre de Nuevo Laredo. El segundo superviviente del ataque, Luis Gerardo S, declar¨® esta semana ante la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica (FGR) que soldados le dispararon hasta en dos ocasiones, cuando ¨¦l, malherido, tirado en el piso, ped¨ªa ayuda. Su declaraci¨®n, de la que EL PA?S tiene copia, coincide pr¨¢cticamente en todo con la del otro superviviente, Alejandro P¨¦rez, que sali¨® ileso. Los otros cinco j¨®venes que viajaban con ellos murieron por los balazos de los militares.
El suceso ha generado indignaci¨®n en M¨¦xico. A diferencia de otras ocasiones, las v¨ªctimas no dispararon primero. Tampoco despu¨¦s. Seg¨²n el informe que firm¨® el oficial al mando del operativo militar, el capit¨¢n de caballer¨ªa Elio N, los muchachos ni siquiera cargaban armas. Sal¨ªan de una discoteca e iban de vuelta a sus casas. Los militares les siguieron y dispararon. Lo hicieron en m¨¢s de 60 ocasiones. La Secretar¨ªa de la Defensa (Sedena) ha indicado que el ¡°estruendo¡± que provoc¨® el choque de los muchachos con un carro estacionado provoc¨® que algunos soldados dispararan.
En la declaraci¨®n, tomada en un hospital de la ciudad fronteriza, el muchacho, asistido por un abogado del Comit¨¦ de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, organizaci¨®n que ha seguido el caso desde el principio, dice que los soldados les dispararon desde diferentes posiciones, como suger¨ªan los estudios de necropsia realizados a los cad¨¢veres de los cinco muertos, de los que este diario inform¨® la semana pasada. Luis Gerardo S plantea adem¨¢s que dispararon varios soldados de al menos dos camionetas, m¨¢s de los cuatro que mencion¨® en su informe el capit¨¢n Elio N.

¡°Yo ya estaba muy herido. De hecho estaba tirado en el piso, unos soldados me pisaban la cara con las botas y dec¨ªan que nos iban a matar porque ¨¦ramos del [Cartel del] Noreste¡±, explica el muchacho, de 25 a?os. ¡°Recuerdo perfectamente que uno de los soldados me tir¨® por la espalda, cuando yo estaba herido, tirado a un lado de la llanta de la camioneta en la que ven¨ªamos¡±, a?ade. Luis Gerardo S dice que justo despu¨¦s, con las fuerzas que le quedaban, intent¨® llamar a su madre por tel¨¦fono, pero que un militar le quit¨® el aparato y lo pis¨®. Otro soldado le dispar¨®, de nuevo, por la espalda.
El relato sigue. ¡°Me puse en posici¨®n fetal, porque yo ya solo miraba rojo, vomitaba sangre. Fue entonces cuando este soldado me pate¨® con sus botas en la cara¡±, dice, en referencia a un elemento que le acababa de apuntar con su arma, pensando, seg¨²n el relato del joven, que se quer¨ªa escapar. Luis Gerardo S dice que desde la primera r¨¢faga de disparos pidieron auxilio, una ambulancia. ¡°Se tard¨® mucho en llegar y cuando me subieron perd¨ª el conocimiento¡±, explica.
Su relato coincide en buena parte con el de Alejandro P¨¦rez. Los dos cuentan que el s¨¢bado 25 de febrero acudieron con otros cinco amigos a una discoteca del centro de Nuevo Laredo, en la frontera de Tamaulipas con Texas. Salieron de all¨ª en la madrugada ya del domingo, pasadas las 4.00. Subieron en la camioneta de una de las v¨ªctimas mortales, Gustavo Su¨¢rez, y se dirigieron a la colonia Cavazos Lerma, en el sur de la ciudad. Luis Gerardo S cuenta que ¡°al llegar a [la calle] Iglesias Calder¨®n, esquina con la calle Huasteca¡±, zona sur de la colonia, vio cuatro camionetas militares. Acto seguido, dice, dos de las cuatro empezaron a seguirles.
El relato del joven coincide tambi¨¦n con el contenido del v¨ªdeo de una c¨¢mara de vigilancia que recogi¨® parte de la persecuci¨®n, instalada en un autolavado, dos cuadras al norte, sobre la calle Huasteca. En las im¨¢genes, se ve la camioneta de los muchachos, una pick up blanca y, unos 50 metros por detr¨¢s, las dos castrenses. Ambas evidencias contrastan, sin embargo, con el informe que present¨® el capit¨¢n Elio N tras los hechos. El oficial dijo que la persecuci¨®n inici¨® unos 300 metros m¨¢s adelante, ya sobre la calle Huasteca. Las c¨¢maras y ahora este relato le contradicen.

Alejandro P¨¦rez y Luis Gerardo S coinciden tambi¨¦n en se?alar que, en la persecuci¨®n, una de las camionetas militares choc¨® con la suya, provocando que los muchachos impactaran con un veh¨ªculo estacionado en la calle, un Hyundai Accent azul marino. Esta versi¨®n contrasta con la que dio el capit¨¢n Elio N, que dice que los muchachos se accidentaron solos. Los dos j¨®venes coinciden de nuevo al se?alar que, despu¨¦s de la primera r¨¢faga de disparos, algunos de los militares presentes dec¨ªan que los iban a matar, mientras ellos ped¨ªan ayuda o se quejaban por el dolor de las heridas.
Luis Gerardo S insiste varias veces en su declaraci¨®n en que los militares preguntaron por sus armas. Al parecer, pensaban que los muchachos llevaba rifles o pistolas. ¡°Cuando yo me baj¨¦ de la camioneta, les dije a los soldados que por qu¨¦ nos tiraban, si no tra¨ªamos nada, que and¨¢bamos tomando. Ellos nos dec¨ªan que ¨¦ramos del Noreste, que d¨®nde estaban las armas¡±, cuenta. ¡°Yo escuch¨¦ que mis amigos se estaban quejando, pero los soldados se segu¨ªan riendo. Solo un soldado me dijo, ¡®aguanta, muchacho, ya viene la ambulancia¡¯, yo estaba muy herido¡±, a?ade.
A diferencia de P¨¦rez, su compa?ero no menciona los dos o tres disparos posteriores que el primero escuch¨®. En su testimonio, P¨¦rez se?ala que despu¨¦s de los balazos que recibi¨® Luis Gerardo S, que ¨¦l atestigua, los militares le obligaron a echarse, pecho a tierra, posici¨®n en la que permaneci¨® un buen rato. Estando as¨ª, escuch¨® dos o tres balazos m¨¢s. El Comit¨¦ de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, organizaci¨®n que ha estado pendiente del caso desde el principio, se?al¨® que esto abr¨ªa la posibilidad de que los militares hubieran rematado a alguno de los muchachos.
Los informes de necropsia de las cinco v¨ªctimas no permiten asegurar o descartar esto ¨²ltimo. El conductor y el copiloto presentaron 12 y 10 heridas de bala, respectivamente. De los cinco de atr¨¢s, adem¨¢s de los supervivientes, uno presentaba cinco heridas, otro dos y otro una. Este ¨²ltimo muri¨® de ese balazo, un disparo en la sien.
A dos semanas de lo ocurrido, las autoridades guardan silencio. La FGR, a cargo de las investigaciones, no ha dado explicaci¨®n alguna al respecto. Algunos medios han informado estos d¨ªas de que la dependencia planea acusar a los cuatro militares que supuestamente dispararon, seg¨²n el informe de su mando, de asesinato y asesinato en grado de tentativa. Se ignora igualmente el estatus de los militares. Medios han informado de que la Sedena les ha procesado por un delito de desobediencia, de acuerdo al c¨®digo de justicia militar. No se sabe si los militares est¨¢n libres o presos. Tampoco se sabe si la FGR escalar¨¢ en la cadena de mando para entender c¨®mo es posible que los miliares actuaran como actuaron aquel d¨ªa en Nuevo Laredo.
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