El narcisismo de la oposici¨®n mexicana
La marcha del 26 de febrero es m¨¢s una expresi¨®n de debilidad que de fortaleza de la oposici¨®n
Hay quienes atribuyen a la movilizaci¨®n en favor del Instituto Nacional Electoral (INE) un sinf¨ªn de bondades pol¨ªticas, desde un fallo de la Suprema Corte en contra el plan B, el despertar de sectores de la poblaci¨®n y el alzamiento popular en contra del gobierno del presidente L¨®pez Obrador, hasta la derrota de Morena en 2024.
Sin embargo, ser¨ªa un error que los participantes crean que la marcha ha cambiado la correlaci¨®n de fuerzas pol¨ªticas en M¨¦xico. La realidad es que, a pesar del desgaste del quinto a?o de gobierno, la popularidad del presidente se mantiene muy s¨®lida, en niveles del 60 por ciento, y la oposici¨®n, aunque m¨¢s empoderada y dispuesta a tomar las calles, ha tenido problemas para atraer a nuevos grupos desencantados con el gobierno.
En cierta forma, la marcha del 26 de febrero es m¨¢s una expresi¨®n de debilidad que de fortaleza de la oposici¨®n, por tres razones.
1.- Fall¨® el mensaje. Si la convocatoria fue para defender la democracia, la marcha se qued¨® muy corta. Hay m¨¢s de 94 millones de mexicanos en la lista nominal de electores, y a las manifestaciones en todo el pa¨ªs asisti¨®, quiz¨¢, el 1% de los mexicanos. Esto significa que a muy pocos ciudadanos les interesa defender al INE y la democracia o que los organizadores erraron el mensaje. Lo primero desilusiona y lo segundo demuestra la falta de sofisticaci¨®n de los opositores. M¨¢s que atiborrar plazas se necesita llenar urnas para derrotar a Morena en el 2024.
2.- Lo que une, aliena. Considerando que la marcha era contra el plan B propuesto por el presidente, era inevitable que se convirtiera en una protesta en su contra. Pero precisamente all¨ª radica una de las grandes limitaciones de la oposici¨®n. Aunque est¨¦ consciente de que no le dan los n¨²meros para alcanzar la presidencia, en cinco a?os la oposici¨®n ha sido incapaz de eliminar de su ADN el antilopezobradorismo que la tiene entumecida y condenada al fracaso.
3.- La credibilidad de los convocantes. La oposici¨®n necesita nuevas caras y l¨ªderes con mayor credibilidad que los que encabezaron la marcha. Por un lado, los presidentes de los partidos de oposici¨®n est¨¢n desacreditados y, por el otro, resulta sorprendente que los manifestantes, especialmente los identificados con el PAN, se sientan atra¨ªdos por oradores pri¨ªstas, hoy defensores de la democracia, que hace 10 a?os habr¨ªan despreciado. Esas personalidades dif¨ªcilmente movilizar¨¢n a los mexicanos que necesita la oposici¨®n para ganar el a?o entrante.
Quienes se manifestaron el 26 de febrero pueden sentirse entusiasmados por haber llenado el z¨®calo y las plazas de otras ciudades del pa¨ªs, pero pronto se dar¨¢n cuenta de que el ¨¦xito de la marcha es mero espejismo. Su mensaje y su propuesta contra L¨®pez Obrador los deja habl¨¢ndose a s¨ª mismos. El llamado presidencial a que sus huestes se manifiesten el 18 de marzo le va a demostrar c¨®mo se moviliza, en serio, a los seguidores de una causa. La oposici¨®n clamar¨¢ que hubo acarreo, pagos y distribuci¨®n de tortas y refrescos y le quedar¨¢ el consuelo de decir que su marcha por la democracia fue pura y espont¨¢nea; empero, as¨ª no se ganan las elecciones en M¨¦xico, y pri¨ªstas, perredistas y panistas lo saben. Si la oposici¨®n viera la marcha en favor del INE con ojos de preocupaci¨®n y no de triunfo, quiz¨¢ tendr¨ªa todav¨ªa oportunidad de corregir errores y afinar su estrategia; pero su miop¨ªa, propiciada por la calentura de su ¨¦xito, hace m¨¢s factible el triunfo de Morena que su derrota. Como Narciso, se ahogar¨¢ en su propio reflejo.
Antonio Ocaranza Fern¨¢ndez es CEO de OCA Reputaci¨®n
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