Chabelo, el influencer de la gran familia mexicana
Los contempor¨¢neos influencers de las redes se quedan muy chicos, en cuanto a poder y alcance, ante lo que llegaron a representar figurones como Chabelo, Chespirito, Jacobo Zabludovsky, Ra¨²l Velasco o Silvia Pinal
Bromas aparte, lo cual no es tan sencillo porque sol¨ªa ser el personaje favorito de los memes nacionales, la muerte de Xavier L¨®pez, Chabelo, es tambi¨¦n el s¨ªmbolo del final de una era en la educaci¨®n sentimental de millones de mexicanos. De la mano de la cadena Televisa, personajes como Chabelo y su colega, el c¨®mico Roberto G¨®mez Bola?os, Chespirito, adem¨¢s del periodista Jacobo Zabludovsky, el locutor Ra¨²l Velasco o la actriz Silvia Pinal (en espec¨ªfico en su car¨¢cter de productora y presentadora de la serie Mujer: casos de la vida real), y otros m¨¢s, alcanzaron un nivel de reconocimiento y trascendencia al que los personajes medi¨¢ticos rara vez llegan en cualquier otra geograf¨ªa.
Dig¨¢moslo claro: los contempor¨¢neos influencers de las redes se quedan muy chicos, en cuanto a poder y alcance, ante lo que llegaron a representar estos figurones. Entre los a?os setenta del siglo pasado y los primeros dos mil de este, nacer en este pa¨ªs significaba crecer rodeado por sus presencias en la pantalla, pero tambi¨¦n, en la intimidad de la casa, la escuela, el trabajo y la calle, por un sinf¨ªn de referencias y expresiones suyas. ¡°A¨²n hay m¨¢s¡±. ¡°Pasa a la catafixia¡±. ¡°Acomp¨¢?enme a ver esta triste historia¡±. ¡°Sin querer queriendo¡±. ¡°Se me chispote¨®¡±. Frases, todas, que ofrecen una radiograf¨ªa muy precisa de la formaci¨®n de quien las dice, pero que, a fin de cuentas, en este pa¨ªs todos entendemos, queramos o no. Y que empujaron una agenda empresarial, cultural y pol¨ªtica, que influy¨® como casi ninguna otra en nuestra vida social, deportiva, art¨ªstica y hasta en la manera en la que los mexicanos se entend¨ªan (o entienden) a s¨ª mismos.
El poder que tuvieron estos personajes, odiados por algunos, pero entra?ables para las mayor¨ªas, era muy real. Sin ir m¨¢s lejos, Jacobo Zabludovsky tuvo un peso descomunal en la comunicaci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs. La expresa postura del entonces due?o de la cadena, Emilio Azc¨¢rraga Milmo, de ser un ¡°soldado¡± del Gobierno priista, tuvo en ¨¦l a su rostro m¨¢s visible y duradero y, para millones, en M¨¦xico pasaba solamente lo que informara Jacobo en su noticiero.
En el terreno de la far¨¢ndula, Ra¨²l Velasco fue el ¨¢rbitro de nuestras modas musicales, el cancerbero encargado de resolver qui¨¦n subir¨ªa al estrellato y qui¨¦n quedar¨ªa reducido a segund¨®n. De sus simpat¨ªas o fobias dependieron carreras enteras. Su aplauso pod¨ªa equivaler al triunfo y su veto casi siempre acarreaba el fracaso. Y en su mapa, las expresiones que se salieran del ¡°buen gusto¡± de la ¡°gran familia mexicana¡± sencillamente no exist¨ªan. Nada galvaniz¨® tanto el underground mexicano como la muralla que era Siempre en domingo para todo lo que no fuera m¨²sica rom¨¢ntica y pop facil¨®n.
La lista no termina ah¨ª. El tipo de humorismo ¡°blanco¡± y moralista de ¡°Chespirito¡± se convirti¨® en el hegem¨®nico en la televisi¨®n nacional y alcanz¨® un ¨¦xito tan notable en Centro y Sudam¨¦rica que a¨²n hoy la imagen de M¨¦xico sigue asociada a sus personajes para quienes rebasan cierta edad, del mismo modo que antes lo estuvo al de las estrellas de las ¡°comedias rancheras¡± del cine.
Silvia Pinal aprovech¨® el viejo amor mexicano por el melodrama con una serie que excedi¨® varias veces el tiempo al aire de cualquier telenovela y vendi¨® por a?os sentimentalismo y victimismo, y cuyas huellas a¨²n son visibles en las ficciones de este pa¨ªs, inclusive en las que se pretenden m¨¢s ¡°serias¡±, como la literatura y el cine.
Y, bueno, ?qui¨¦n puede paragonarse con Chabelo como porrista y promotor incondicional ante el gran p¨²blico del Am¨¦rica, el club propiedad de Televisa, al cual ayud¨® a convertir en un cuadro de trascendencia nacional?
La gran familia mexicana que se informaba con Jacobo, cantaba con Ra¨²l Velasco, lloraba con Silvia Pinal, re¨ªa con Chespirito y echaba porras con Chabelo ya no existe, pero sus vestigios est¨¢n por todos lados. Que aquel que nunca haya pasado a la catafixia tire la primera piedra.
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