En el plant¨®n a las puertas de la Suprema Corte: ¡°Es terrible tener un poder judicial que est¨¦ contra el pueblo¡±
Unas pocas decenas de seguidores de L¨®pez Obrador se manifiestan desde el domingo en la sede de la SCJN, despu¨¦s de que el m¨¢ximo tribunal invalidara la reforma del presidente que buscaba transferir el control de la Guardia Nacional al Ej¨¦rcito
En las escaleras de la Suprema Corte de Justicia de la Naci¨®n, en la Ciudad de M¨¦xico, un hombre vocifera un serm¨®n a trav¨¦s de un meg¨¢fono que se acopla de tanto en tanto. Parece un predicador aleccionando a sus fieles. Unas pocas decenas de seguidores del presidente de la Rep¨²blica, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, se han parapetado a las puertas del tribunal en protesta porque consideran que los ministros de la Corte son unos ¡°corruptos¡± que est¨¢n en contra del ¡°pueblo¡±: un mensaje difundido por el mandatario cada d¨ªa desde su tribuna en la ma?anera, esa suerte de conferencia de prensa que se retransmite por todo el pa¨ªs y en la que a diestro y siniestro el dirigente nombra a los h¨¦roes y traidores de la patria. No necesita pruebas que sustenten sus afirmaciones ni hechos en los que respaldarse. Y el discurso, claro, cala.
En pol¨ªtica, el ruido suele imponerse a los hechos. Como ejemplo, el llamado ¡°mega plant¨®n¡± contra la SCJN, que acapara art¨ªculos de prensa desde que empez¨® el domingo: a las 12 de la ma?ana de este martes, apenas una treintena de personas se refugian del sol en tres carpas peque?as. La mayor¨ªa ha cumplido los 60 a?os y hace tiempo que dej¨® el trabajo para sobrevivir de su pensi¨®n. Reparten panfletos con dudosa informaci¨®n, recogen firmas, atienden a los periodistas que se dejan caer por el lugar y recitan de carrerilla sus opiniones contra la Corte y su actual presidenta, Norma Pi?a, considerada por L¨®pez Obrador como una adversaria. M¨¢s a¨²n despu¨¦s de que la SCJN invalidara la reforma aprobada por el Congreso, una de las grandes batallas pol¨ªticas del mandatario, que pretend¨ªa transferir el control de la Guardia Nacional al Ej¨¦rcito. En su lugar, la SCJN devolvi¨® la jurisdicci¨®n a la Secretar¨ªa de Seguridad.
El discurso que se oye por aqu¨ª sobre Pi?a suena extra?amente similar al que despliega el presidente en sus ma?aneras. Esperanza L¨®pez, de 72 a?os, ha venido desde Coyoac¨¢n. Antes era m¨¦dico. Su aspecto apacible ¡ªpelo corto y canoso, gafas redondas, una camisa a rayas blancas y salm¨®n¡ª contrasta con una retah¨ªla algo virulenta donde acusa a los funcionarios sin aportar m¨¢s pruebas que su opini¨®n: ¡°Mi descontento es por la actuaci¨®n de este tipo de fraudulentos y vendidos ministros que no gobiernan y no hacen justicia, solamente hacen corrupci¨®n, se venden al mejor postor. Todas las decisiones que han hecho desde que est¨¢ la ministra Pi?a no han sido para beneficio de M¨¦xico, sino para favorecer a los que tienen el dinero, y lo tienen no por su trabajo, sino porque han hecho puros fraudes protegidos por los Gobiernos neoliberales que hemos tenido¡±.
Una relaci¨®n tensa
La relaci¨®n de L¨®pez Obrador con el poder judicial es tensa. A principios de enero, Pi?a se convirti¨® en la primera mujer en alcanzar la presidencia de la Suprema Corte. El presidente, sin embargo, ten¨ªa otros planes: su apuesta personal para el cargo era Yasm¨ªn Esquivel, todav¨ªa ministra de la Corte, a pesar de los esc¨¢ndalos que ha protagonizado en los ¨²ltimos meses, cuando una investigaci¨®n de EL PA?S demostr¨® que hab¨ªa plagiado su tesis de doctorado, despu¨¦s de saberse que tambi¨¦n copi¨® en su trabajo de fin de licenciatura. Pi?a es una presencia inc¨®moda para el dirigente; un contrapeso a su proyecto pol¨ªtico. Los seguidores del mandatario llegaron a quemar un mu?eco de la jurista durante una marcha encabezada por L¨®pez Obrador.
La ¨²ltima pol¨¦mica fue la invalidaci¨®n de la reforma que transfer¨ªa el control de la Guardia Nacional a la Secretar¨ªa de Defensa. L¨®pez Obrador reaccion¨® a la sentencia de la Corte acusando a los ministros de ser una ¡°¨¦lite corrupta¡±. ¡°Ni les contesten al tel¨¦fono¡±, orden¨® a su equipo, despu¨¦s de que Pi?a tratara de llegar a un acuerdo con la secretaria de Seguridad, Rosa Icela, para aplazar la entrada en vigor de la medida. Por su parte, Esperanza L¨®pez tambi¨¦n lo tiene claro y cierra filas con el presidente en su iniciativa de fusionar a la Guardia Nacional, un cuerpo militarizado, con el Ej¨¦rcito.
¡ª?Y no le da miedo dar tanto poder a los militares?
¡ªNo, he tenido la experiencia de convivir con gente de la milicia y su comportamiento no es tan malo como los civiles, a veces tienes m¨¢s miedo de que se te acerque un polic¨ªa que un militar. Si han actuado mal los militares, ha sido por ¨®rdenes de los presidentes.
Hay bastante consenso en ese punto entre los asistentes a la protesta. Rafael Z¨²?iga, de 74 a?os, ha venido en autob¨²s desde Xochimilco. Habla con la voz pausada y temblorosa propia de la edad: ¡°Creo que es el momento de manifestarnos en contra de las acciones negativas que est¨¢ realizando la Corte. Quieren reventar las acciones positivas que est¨¢ proponiendo el se?or presidente, quieren dejar un pa¨ªs todav¨ªa peor en cuanto a justicia y violencia¡±.
La SCJN, consultada por EL PA?S, responde a trav¨¦s de una portavoz que sus responsables se han reunido con los grupos convocantes de la protesta y preparan una respuesta a las solicitudes de informaci¨®n que estos hicieron. El organismo se?ala tambi¨¦n que, ¡°ante el tono de violencia¡±, han pedido el apoyo de ¡°las fuerzas de Seguridad P¨²blica¡±, ya que existe ¡°un potencial riesgo a la integridad de las y los servidores p¨²blicos¡±. ¡°Hasta el momento, las y los trabajadores del edificio sede han podido asistir a cumplir con sus funciones, apoyados por los filtros de seguridad que han impedido que sean bloqueadas las entradas¡±. La Corte sostiene que ¡°el trasfondo pol¨ªtico que impulsa las manifestaciones del Frente Internacional Obradorista y movimientos afines impide la interlocuci¨®n¡±.
El otro plant¨®n
Enrique Rivera Siqueiros, de 76 a?os, fue uno de los fundadores de Morena, el partido del presidente. Vecino de Coyoac¨¢n, se emociona cuando empieza a hablar. Su voz es suave hasta que se enciende la grabadora. Entonces, sube el volumen y asume la ret¨®rica y el tono de un gran l¨ªder pol¨ªtico que sienta c¨¢tedra ante una multitud: ¡°Veo que el poder judicial federal est¨¢ corrompido absolutamente y requiere renovarse. Es terrible tener un poder judicial que est¨¦ contra el pueblo, privilegiando y protegiendo los intereses de las transnacionales¡±.
En una de las tres carpas del ¡°mega plant¨®n¡±, Sonia Flores (63 a?os) vende mu?ecos de peluche de L¨®pez Obrador, llaveros del presidente, tazas de caf¨¦ con su cara impresa. ¡°No es justo lo que nos est¨¢n haciendo, estas personas se sienten agredidas por el simple hecho de que les pedimos que cumplan con el proyecto que ellos tienen, deben de ser honestos, deben de ser legales, hacer su trabajo¡±, se?ala la mujer.
En contraste, 100 metros m¨¢s all¨¢, una acampada en el Z¨®calo reta al Palacio Nacional, donde reside el presidente. Unas cuantas tiendas de campa?a, varios toldos y decenas de personas en protesta. Es probable que haya m¨¢s gente que en el ¡°mega plant¨®n¡±, pero la cobertura medi¨¢tica no ha pasado por aqu¨ª. Julia Su¨¢rez, de 43 a?os, una maestra rural que ense?a en comunidades ¡°de muy alta marginaci¨®n¡± en Guerrero, explica por qu¨¦ han venido desde varios Estados, causas como el derecho a la educaci¨®n o la sanidad, m¨¢s prosaicas que la salvaci¨®n de la patria:
¡ªLos anteriores Gobiernos no se preocupaban en darle educaci¨®n a los hijos de los campesinos, de los ind¨ªgenas. Mi Estado es uno de los m¨¢s pobres, m¨¢s marginados y m¨¢s violentos, precisamente porque los Gobiernos no han puesto atenci¨®n a estos j¨®venes que nosotros nos dimos la tarea de atender. Cada a?o tenemos que estar peleando matr¨ªculas, rechazando alumnos. Tenemos que estar marchando para que esos j¨®venes puedan estar dentro de las aulas. El presidente dice que est¨¢ destinado el recurso, pero mi presidente no puede estar en todos lados. Tenemos que venir a decirle: ¡®?Sabe qu¨¦? Las cosas no est¨¢n bien¡¯. Como maestros nos involucramos en todas las situaciones de las comunidades. Los hospitales no tienen medicamentos, no podemos donar sangre porque no tienen reactivos, no hay aparatos para operar, nos mandan a la ciudad, pero est¨¢ saturada. Se est¨¢ muriendo la gente. Creemos en el Gobierno, pero estamos aqu¨ª para hacerle saber que en Guerrero y en otros Estados prevalece la desatenci¨®n.
Cuando acaba la guerra ret¨®rica, toca bajar al barro y hacer pol¨ªtica.
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