El asesinato de Teresa Magueyal y el destino de cientos de mujeres en M¨¦xico que buscan a sus hijos desaparecidos
La muerte de la activista pone en evidencia el fracaso de unas autoridades desbordadas y el peligro que corren las familias que buscan a los m¨¢s de 110.000 desaparecidos que hay en todo el pa¨ªs
¡°Toda la vida de do?a Tere era buscar a su hijo Jos¨¦ Luis¡±, dice una persona que la conoci¨®. Teresa Magueyal ten¨ªa 65 a?os y viv¨ªa en San Miguel Octopan, un pueblo de Celaya, en el Estado de Guanajuato. La ma?ana de este martes do?a Tere, como todos la conoc¨ªan en el pueblo, sali¨® en bicicleta a la calle y no volvi¨® m¨¢s. Dos sujetos en una motocicleta le dispararon a quemarropa y se dieron a la fuga. Teresa Magueyal qued¨® muerta en el suelo, a pocas cuadras de su casa. Su asesinato muestra el horror de la violencia que sacude M¨¦xico, el fracaso de unas autoridades que est¨¢n desbordadas y el peligro que corren los familiares de los desaparecidos por querer encontrar a sus hijos, a sus hermanos, a sus padres.
Solo en Guanajuato, desde 2020, cuatro buscadores ¨Ddos mujeres y dos hombres¨D han sido asesinados por esta causa. Teresa Magueyal es la quinta. Sin embargo, son muchas m¨¢s en todo el pa¨ªs. Cientos de madres arriesgan cada d¨ªa la vida con el ¨²nico prop¨®sito de encontrar a sus muertos para poder enterrarlos. Do?a Tere buscaba desde 2020 a su hijo, Jos¨¦ Luis Apaseo Magueyal, de 34 a?os, desaparecido en el mismo pueblo donde el martes la han asesinado.
La Fiscal¨ªa ha abierto una investigaci¨®n para esclarecer lo sucedido y las condolencias institucionales han llegado en cascada. Sin embargo, las organizaciones se quejan de que tanto las autoridades estatales como las federales les han abandonado a su suerte desde hace tiempo y no les ofrecen protecci¨®n. ¡°No s¨¦ cu¨¢ntas muertes m¨¢s quieren que haya para que eso pase¡±, se?ala una mujer del colectivo que prefiere no dar su nombre por miedo a represalias. Tambi¨¦n han llegado las muestras de cari?o a la sede del colectivo Una Promesa por Cumplir, la organizaci¨®n de la que Teresa formaba parte. ¡°Ha sido muy fuerte para nosotras porque la se?ora Tere era una persona que quer¨ªamos mucho en el colectivo y nos duele much¨ªsimo que haya sido de esta manera¡±, dice una integrante de este colectivo, formado por 70 familias. Las personas que la conocieron recuerdan a Magueyal siempre con una sonrisa en la boca y muy activa en las b¨²squedas. ¡°Cuando alguien estaba con las pilas bajas, llegaba y nos animaba a todas¡±, dice una de sus compa?eras.
Desde 2019, la escalada de violencia en Guanajuato, territorio en disputa de varios carteles, ha desencadenado una crisis de desaparecidos que ronda las 3.000 personas, de acuerdo al Registro Nacional de Personas Desaparecidas. Sin embargo, las organizaciones de la sociedad civil dicen que esta cifra se acerca m¨¢s a los 3.700, explican desde la Plataforma por la Paz y la Justicia en Guanajuato. A eso hay que agregarle la crisis forense que vive actualmente el Estado, con cientos de cad¨¢veres que se acumulan en las morgues sin ser identificados. ¡°Guanajuato es la entidad m¨¢s mort¨ªfera del pa¨ªs y seguramente del continente para las buscadoras¡±, dice Raymundo Sandoval, de la Plataforma por la Paz y la Justicia. ¡°El asesinato de una buscadora manda un mensaje al resto para que dejen su labor¡±, agrega.
Ese temor es compartido por todas las madres buscadoras en M¨¦xico. Muchas de ellas est¨¢n amenazadas de muerte y se han visto obligadas al desplazamiento forzado. ¡°Tenemos miedo de convertirnos en una estad¨ªstica m¨¢s¡±, dice Ceci Flores, quien busca a dos de sus hijos, desaparecidos en Sinaloa y Sonora. ¡°Tenemos que hacer nosotras el trabajo porque nos topamos con la apat¨ªa, la insensibilidad y la burocracia de unas autoridades que no hacen su trabajo¡±, dice la activista, cara visible del colectivo Madres Buscadoras de Sonora. ¡°Sabemos que estamos arriesgando nuestra vida, pero en el momento en el que los perdimos a nuestros hijos, perdimos nuestra vida y solo nos queda el cuerpo para seguirlos buscando¡±, apunta.
Hasta el momento se desconoce qui¨¦nes son los responsables del asesinato de Teresa Magueyal, pero las organizaciones no descartan que pudiera haber sido perpetrado bajo el consentimiento de fuerzas policiales, lo que complica las investigaciones. ¡°Polic¨ªa local y estatal en varios municipios colaboran con el crimen organizado e incluso llegan a impedir las b¨²squedas¡±, explica Raymundo Sandoval. El Colectivo de Teresa condena el ataque y exige que se haga justicia. ¡°Que esto no quede impune y que no vuelva a ocurrirle a nadie, de por s¨ª las familias vivimos un proceso muy duro que es la desaparici¨®n y ahora tener miedo a ser asesinadas, es a¨²n peor¡±, dice una integrante de Una Promesa Por Cumplir. El asesinato tambi¨¦n ha sido condenado por la oficina en M¨¦xico del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) que calific¨® como urgente frenar este tipo de asesinatos y record¨® que las autoridades est¨¢n obligadas a ¡°dar protecci¨®n y seguridad a las v¨ªctimas¡±.
Desde el colectivo se quejan de que las madres buscadoras est¨¢n completamente abandonadas por las autoridades federales y estatales. ¡°Nos hemos cansado de pedir ayuda, de hacer marchas exigiendo al Gobierno que proteja a las buscadoras, pero no lo ha hecho¡±, dice una compa?era de Teresa Magueyal. Ese sentimiento de desesperaci¨®n tambi¨¦n lo comparten desde la Plataforma por la Paz y la Justicia. ¡°Desde 2021 pedimos al Mecanismo federal un plan de protecci¨®n para las buscadoras y fuimos ignorados. Pedimos reuni¨®n con el secretario de Gobernaci¨®n, Ad¨¢n Augusto L¨®pez, y el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, y hemos sido ignorados. El gobernador de Guanajuato, el panista Diego Sinhue, tambi¨¦n ha hecho caso omiso para entregar protecci¨®n¡±, remarca Sandoval.
Durante 2022 otras madres buscadoras fueron asesinadas en M¨¦xico. En Morelos, Ana Luisa Gardu?o fue asesinada cuando buscaba a su hija. Aranza Ramos, de Sonora, buscaba a su marido cuando la mataron a balazos. En Sinaloa, la se?ora Rosario Rodr¨ªguez Barraza fue secuestrada y asesinada despu¨¦s de una misa en homenaje a su hijo desaparecido. Blanca Esmeralda Gallardo, trataba de encontrar a su hija Betzab¨¦, secuestrada por una red de trata en Tlaxcala, y muri¨® en el mismo lugar donde desapareci¨® su hija, en el Estado de Puebla. Por ¨²ltimo, Mar¨ªa Carmela V¨¢zquez buscaba a su hijo y fue asesinada a unos pasos de su casa. ¡°Creo que en alg¨²n momento los asesinos de nuestros hijos tienen miedo a ser descubiertos y por eso nos matan¡±, agrega Ceci Flores, tambi¨¦n amenazada de muerte desde hace dos a?os.
En total, en M¨¦xico, hay m¨¢s de 110.000 personas desaparecidas. Ante una crisis de este tama?o, las autoridades se encuentran desbordadas y el ¨²nico recurso que les queda a las familias es salir a buscar a sus hijos e hijas con sus propios medios, arriesgando la vida, sin parar hasta encontrar una pista, un pedacito de hueso, un esqueleto vac¨ªo que les devuelva la esperanza de reencontrarse con ellos. ¡°Vamos a seguir trabajando¡±, dicen desde Una Promesa Por Cumplir. ¡°Ahora tenemos una misi¨®n, que es encontrar al hijo de la se?ora Tere y exigir justicia para que su asesinato no quede impune¡±.
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