Los herederos de Octavio Paz: el semillero de escritores que renueva las letras mexicanas cumple 20 a?os
La Fundaci¨®n para las Letras Mexicanas da un impulso a la literatura al ofrecer un espacio donde surgen nuevas plumas de la mano de Irene Vallejo, Sergio Ram¨ªrez, Juan Villoro o Javier Cercas
En el n¨²mero 16 de la calle Liverpool, en la Colonia Ju¨¢rez de Ciudad de M¨¦xico, hay una suerte de laboratorio donde se experimenta con las letras. En un hermoso palacete del porfiriato, sede de la Fundaci¨®n para las Letras Mexicanas, un grupo de j¨®venes aspirantes a escritores (narradores, poetas, ensayistas, dramaturgos) se devanan los sesos para crear, como alquimistas, obras que esperan que les den un lugar en la literatura. Es este un semillero de creadores que desde hace 20 a?os ha dado nuevas plumas que de la mano de grandes maestros renuevan las letras mexicanas. Aqu¨ª los j¨®venes estud...
En el n¨²mero 16 de la calle Liverpool, en la Colonia Ju¨¢rez de Ciudad de M¨¦xico, hay una suerte de laboratorio donde se experimenta con las letras. En un hermoso palacete del porfiriato, sede de la Fundaci¨®n para las Letras Mexicanas, un grupo de j¨®venes aspirantes a escritores (narradores, poetas, ensayistas, dramaturgos) se devanan los sesos para crear, como alquimistas, obras que esperan que les den un lugar en la literatura. Es este un semillero de creadores que desde hace 20 a?os ha dado nuevas plumas que de la mano de grandes maestros renuevan las letras mexicanas. Aqu¨ª los j¨®venes estudian a los poetas cl¨¢sicos del Siglo de Oro, diseccionan El Quijote para dar con los secretos de Cervantes, o se sumergen a fondo en el universo de Shakespeare. De estos salones de ventanales afrancesados han salido nombres como el de Valeria Luiselli, Jorge Comensal, Vicente Alfonso o Roberto Abad. ¡°Las tradiciones se renuevan y estamos participando en la formaci¨®n de una nueva tradici¨®n literaria¡±, afirma Miguel Lim¨®n Rojas, presidente de la fundaci¨®n.
Es una ma?ana de primavera en una Ciudad de M¨¦xico que se pone alerta porque sonaron err¨®neamente las temibles alarmas que advierten de un posible terremoto. Mientras los oficinistas de los edificios de la c¨¦ntrica Colonia Ju¨¢rez salen al exterior, como indican los protocolos preventivos, la vida sigue apacible en los salones de Liverpool 16, con los j¨®venes sumidos en la tarea de crear sus obras literarias. Este es un lugar id¨®neo para la creaci¨®n: salas amplias, de pisos de madera y techos altos, frescas, que dan a un jard¨ªn precioso, muy verde, como sacado de una obra de las hermanas Bront?. Un lujo en esta capital desbocada y gritona: hay silencio, por lo que los j¨®venes pueden sumergirse en sus lecturas y en la escritura. Cada rama (narraci¨®n, ensayo, poes¨ªa, dramaturgia) cuenta con un tutor y los aspirantes a escritores analizan en grupo, guiados por ese tutor, los avances en sus obras. Reciben de la fundaci¨®n 15.000 pesos mensuales para sus gastos, pero lo m¨¢s importante es el espacio privilegiado para crear y la posibilidad de contar con los mejores maestros y los consejos de los grandes escritores. Ac¨¢ han pasado Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, Carlos Fuentes, Irene Vallejo, Sergio Ram¨ªrez, Juan Villoro o Javier Cercas.
Lim¨®n Rojas recuerda as¨ª algunos encuentros con los maestros literarios: ¡°El Gabo les dec¨ªa cosas maravillosas. Piensen bien en la primera frase de su libro, porque de eso va a depender todo lo que van a contar. Y cuando le preguntaron sobre el estilo, respondi¨®: ?Ah, eso es todo una carpinter¨ªa, si quieres llegar lejos tienes que trabajar mucho¡±. Cercas les dijo que para escribir se necesita mucho valor, pero sobre todo honestidad. ¡°Son amonestaciones clave para la vida. Todos hemos puesto mucho inter¨¦s en que ellos tengan esa posibilidad de dialogar con gente que es un modelo a seguir. Escritores honestos, dedicados, valientes y que han producido una obra ejemplar¡±, explica el presidente de la fundaci¨®n.
Consejos que calan en j¨®venes como Giacomo Orozco, de 22 a?os, becario desde el pasado oto?o y quien trabaja de la mano de su tutor una novela. ¡°Es incre¨ªble. Desde los 17 a?os que me enter¨¦ de la fundaci¨®n era un sue?o que se vino cristalizando. Antes escrib¨ªa a solas, en casa, y ten¨ªa lecturas muy personales, no conviv¨ªa con escritores y esta casa me ha dado la oportunidad de verme expuesto a esta cantidad de lecturas y maestros. Es maravilloso verme contaminado, en el mejor sentido de la palabra, de estas influencias y referentes, a los que me hubiera tardado a?os en llegar¡±, dice el joven. A su lado, su compa?ero Jos¨¦ Luis Osorio, de 28 a?os, expresa tambi¨¦n su gratitud por el apoyo de la fundaci¨®n en su proceso de formaci¨®n como dramaturgo. ¡°Este es un escenario propicio para dedicarse a la escritura. Tenemos la posibilidad de no pensar en nada m¨¢s que en la escritura. La fundaci¨®n nos da algo muy importante, que es la disciplina. Yo no hab¨ªa tenido este tipo de acercamiento con la literatura, porque no solo se trata de tener un impulso, escribir eso que se viene, sino la importancia de saber que d¨ªa con d¨ªa vas a trabajar en algo, aunque a veces ni siquiera tienes ganas de trabajarlo porque hay una especie de agotamiento, pero esa disciplina que da la fundaci¨®n es importante para llevar con rigor un texto literario¡±, explica Osorio.
Los tutores de estos j¨®venes no son severos, pero s¨ª muy sigilosos a la hora de exigir un alto est¨¢ndar de calidad en las obras que los aspirantes producen. ¡°Aqu¨ª cobran modestia en el ejercicio del oficio. Aqu¨ª castigamos duro la petulancia¡±, dice el presidente de la fundaci¨®n. Lim¨®n Rojas explica que la idea de crear este espacio surgi¨® de la necesidad de darle un impulso a la literatura mexicana. Esta instituci¨®n surge inicialmente de lo que fue la fundaci¨®n creada por Octavio Paz para apoyar a j¨®venes escritores. De cierta forma, entonces, las plumas que en 20 a?os han salido de estos salones son los herederos del Premio Nobel de Literatura mexicano. La fundaci¨®n se sostiene con los fondos que maneja un patronato y adem¨¢s de ofrecer estas becas, tambi¨¦n impulsa talleres literarios para adolescentes y ofrece apoyos a escritores ya consignados para que durante tres meses terminen una obra literaria en la Casa Estudio Cien A?os de Soledad, el inmueble de Ciudad de M¨¦xico donde Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez escribi¨® su famosa novela, y forma parte de esta instituci¨®n. ¡°Se trataba de darle un impulso a la literatura y tuvimos claridad desde el principio de que algo muy importante ser¨ªa esto de dar oportunidades a j¨®venes, que de otra manera no la tendr¨ªan, para que realmente puedan dedicarse al oficio¡±, explica Lim¨®n Rojas.
Este laboratorio, o semillero, como a su personal le gusta llamarlo, funciona cada d¨ªa desde hace 20 a?os para darle a la literatura mexicana un nuevo brillo. Aqu¨ª una nueva generaci¨®n de escritores experimenta con las letras de la mano de los grandes creadores, buscan su propio estilo, su camino. ¡°Esta beca para ellos [los aspirantes a escritores] es determinante, porque es un aliento que los echa a volar¡±, afirma Lim¨®n Rojas, mientras en los salones del palacete del porfiriato, localizado en la calle de Liverpool 16, los j¨®venes alquimistas hacen magia con las letras. Qui¨¦n sabe, a lo mejor de aqu¨ª salga otro Nobel de Literatura mexicano, heredero directo de Octavio Paz.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs