Un helic¨®ptero, un arp¨®n y un ¡°bohemio¡± a la deriva: as¨ª fue el rescate del n¨¢ufrago australiano
EL PA?S reconstruye el rescate del veterano marinero Timothy Shaddock, sus meses a la deriva en el Pac¨ªfico Oriental y sus m¨¦todos de supervivencia, a partir de entrevistas con los miembros de la tripulaci¨®n que lo salv¨®
El helic¨®ptero sobrevuela las aguas del Pac¨ªfico Oriental. Escudri?a con lupa la superficie azul del oc¨¦ano, tras la pista de una mancha negra en movimiento que desvele la posici¨®n de un banco de atunes. El operativo sigue la misma hoja de ruta de los ¨²ltimos dos meses: la aeronave encuentra el pescado, alerta a la tripulaci¨®n del Mar¨ªa Delia y el barco pone rumbo al lugar. El 12 de julio, sin embargo, ocurre algo inusual. Desde el aire, los pilotos avistan un peque?o catamar¨¢n blanco, con m¨¢stil, pero sin velas. En la cubierta hay movimiento. Una perra y un hombre que mira hacia el cielo, se tapa la cara deslumbrado por el sol, hace se?as de socorro.
De inmediato, los pilotos del helic¨®ptero se ponen en contacto con el Mar¨ªa Delia. El barco se apresura en llegar. Un bote cargado de marineros se acerca al catamar¨¢n. Rodea el nav¨ªo varias veces para asegurarse de que no es peligroso. El hombre y la perra se acercan a un costado. ?l lleva un chaleco marr¨®n y una camisa que en alg¨²n momento fue blanca. En la cabeza, un sombrero encima de una gorra.
¡ª?Hablas ingl¨¦s?
¡ªS¨ª, se?or, muchas gracias¡ª, dice el hombre mientras se lleva las manos al pecho.
¡ª?Est¨¢s bien?
¡ªGracias¡ª, repite.
¡ªTenemos que saber si tiene drogas o armas a bordo.
¡ªNo, no tengo drogas ni armas.
¡ª?Seguro?
¡ªS¨ª, estoy seguro, pod¨¦is revisar cualquier cosa [¡] He estado pescando aqu¨ª, sobreviviendo.
Tormentas y patos
La ¨²ltima vez que Tim Shaddock (54 a?os, S¨ªdney, Australia) ve tierra es una noche con luna llena en el mar de Cort¨¦s. Zarp¨® a bordo de su peque?o catamar¨¢n blanco, el Aloha Toa, hace ya 90 d¨ªas, desde el puerto de La Paz, en Baja California Sur, en el occidente de M¨¦xico. Su ¨²nica compa?¨ªa es Bella, una perra que adopt¨® tiempo atr¨¢s en ese mismo pa¨ªs. Los marineros del Mar¨ªa Delia son el primer signo de vida humana que la extra?a pareja ha visto en tres meses.
Shaddock est¨¢ aturdido, confuso. A¨²n no tiene muy claro lo que est¨¢ ocurriendo, pero no puede dejar de dar las gracias. ¡°[Estaba] incr¨¦dulo con nuestra presencia, siento que se sent¨ªa perdido: volteaba, nos ve¨ªa, su reacci¨®n no fue ni de emoci¨®n¡±, narra a este diario uno de los marineros que participaron en el rescate, Orlando Zepeda.
La tripulaci¨®n sube a Shaddock al bote salvavidas despu¨¦s de registrar su nav¨ªo y comprobar que no esconde armas ni drogas. El n¨¢ufrago est¨¢ paralizado, todav¨ªa no procesa lo que est¨¢ ocurriendo. Se encuentra a 1.200 millas (casi 2.000 kil¨®metros) de las costas mexicanas, en aguas internacionales. Los ¨²ltimos tres meses Bella y ¨¦l han sobrevivido comiendo pescado crudo que caza con un arp¨®n, patos que atrapa cuando se posan en la cubierta del catamar¨¢n y agua que recoge cuando llueve, les confiesa a los marineros. El ¨²nico refugio del Aloha Toa es una peque?a cabina, una suerte de porche que da un poco de sombra.
Cuando por fin se encuentra sano y salvo a bordo del Mar¨ªa Delia, rompe en llanto. All¨ª le practican los primeros auxilios. Est¨¢ deshidratado, desnutrido, con signos de insolaci¨®n. Tiene una barba blanca desali?ada de varios meses, de esas que solo pueden verse en los n¨¢ufragos de las viejas pel¨ªculas de piratas o en hippies algo trasnochados. ¡°Se le tom¨® la presi¨®n y el se?or estaba bien. Solamente estaba careciendo de alimentos porque ya llevaba mucho tiempo all¨¢, poco a poco se fue recuperando¡±, sintetiza Zepeda.
Shaddock es un marinero experimentado. Con el Aloha Toa ya ha navegado otras aguas (¡°el bote es mi vida, mi tierra¡±). Esta vez buscaba llegar a la Polinesia Francesa, una traves¨ªa larga, m¨¢s de 6.000 kil¨®metros a trav¨¦s de mar abierto desde el puerto de origen. Pero una tormenta se puso en su camino. Primero, le arranc¨® la vela. Despu¨¦s, el motor dej¨® de funcionar. ¡°Dos casualidades nefastas¡±, resume Antonio Su¨¢rez, presidente de Grupomar, la empresa propietaria del atunero Mar¨ªa Delia. ¡°[Shaddock] estaba extra?o, muy asustado, en una depresi¨®n¡±, a?ade.
A pesar de su delgadez, su desorientaci¨®n y mal aspecto, el australiano se encuentra bien. Los ex¨¢menes m¨¦dicos son favorables, parece que no hay nada de lo que preocuparse. ¡°Vi al capit¨¢n y al barco pesquero. Solo puedo estar agradecido. Estoy vivo, y realmente pens¨¦ que no lo iba a estar¡±, dice Shaddock el d¨ªa que el Mar¨ªa Del¨ªa atraca en el puerto de Manzanillo, Colima, ante la prensa local ¡ªy parte de la internacional, desplazada al lugar para cubrir su llegada¡ª.
¡ªMe siento bien, mejor que como estaba. El oc¨¦ano Pac¨ªfico es un poco grande [¡] Pens¨¦ que no lo lograr¨ªa [salir con vida], especialmente despu¨¦s del hurac¨¢n. Hubo muchos d¨ªas buenos y muchos d¨ªas malos. Intent¨¦ encontrar la felicidad dentro de m¨ª mismo. Lo m¨¢s duro es la fatiga. [En un naufragio] siempre est¨¢s arreglando algo. Yo intentaba encontrar la felicidad dentro de m¨ª. Y la descubr¨ª solo, en el mar.
¡°Un hombre bohemio, al que le gusta la naturaleza¡±
Shaddock es un tipo particular. ¡°Un hombre bohemio, al que le gusta la naturaleza¡±, lo define Su¨¢rez. El australiano fue atleta de joven y empleado de la empresa tecnol¨®gica multinacional IBM. En los a?os noventa, fue diagnosticado con c¨¢ncer. Comenz¨® a tratarse con remedios m¨¦dicos convencionales, pero m¨¢s tarde decidi¨® apostar por los m¨¦todos m¨¢s naturales, en sus propias palabras. ¡°Muchos se sorprenden de mis pasiones aparentemente opuestas por la tecnolog¨ªa: la naturaleza y la curaci¨®n natural. En realidad, todo se trata de tecnolog¨ªa para m¨ª, es solo que la naturaleza tiene una tecnolog¨ªa profunda incorporada cuando sabes c¨®mo aplicarla¡±, comentaba en entrevista con la revista The Raw Food Kitchen, en 2013.
Los viajes como el que trata de hacer a la Polinesia Francesa son habituales en su vida, aunque no hay constancia de que sufriera con anterioridad ning¨²n accidente similar. Su naufragio es ¡°un caso muy excepcional y muy extra?o¡±, explica Su¨¢rez. Sin embargo, no es la primera vez que uno de los barcos del empresario encuentra otras embarcaciones a la deriva. ¡°Los a?os que llevo en la pesca del at¨²n hemos tenido cuatro o cinco casos de encontrarnos con gente con un motor estropeado, un peque?o yate con una familia¡¡±, se explaya. Una vez, uno de sus atuneros se top¨® con un misil flotando en medio del oc¨¦ano. ¡°Eso s¨ª era complicado¡±, bromea.
Prestar ayuda a los buques a la deriva en alta mar es una obligaci¨®n recogida en el Convenio Internacional sobre B¨²squeda y Salvamento Mar¨ªtimos de las Naciones Unidas. ¡°Con la pesca del at¨²n recorres muchas millas, aguas internacionales, y estamos conscientes de que estamos expuestos a toparnos con embarcaciones solas. Uno como ser humano siempre se acerca a embarcaciones que ves as¨ª para poder rescatar a personas que pueden estar como n¨¢ufragos, es normal¡±, a?ade Zepeda.
¡ªEntonces, ?por qu¨¦ creen que este naufragio se ha hecho tan famoso?
¡ªPor la modernidad.
El Mar¨ªa Delia, con Shaddock a bordo, atraca en el puerto de Manzanillo el martes 18 de julio. Los marineros llevan dos meses en alta mar. El australiano, unos 90 d¨ªas. Puede que ¨¦l todav¨ªa no lo sepa, pero en ese tiempo su historia ha dado la vuelta al mundo y los principales peri¨®dicos internacionales se pelean por conseguir una entrevista. Su¨¢rez, que ha seguido el rescate atentamente, con el mismo inter¨¦s que los grandes medios, corre a conocer al famoso n¨¢ufrago: ¡°Llegu¨¦ por la ma?ana, fui al barco y conoc¨ª a Timothy. Me abraz¨®. Estaba preocupado porque no ten¨ªa dinero y preguntaba cu¨¢nto iba a costar salvarlo. ¡®Pues nada, te estamos salvando gratis¡¯¡±.
En ese momento, Su¨¢rez todav¨ªa encuentra a Shaddock ¡°un poco incoherente en sus cosas, no digo que est¨¦ mal de la cabeza, yo lo achaco al miedo, a la angustia¡¡±. A la felicidad de la llegada se le suma la complicaci¨®n de los tr¨¢mites burocr¨¢ticos. Grupomar contacta unos d¨ªas antes con las autoridades, para comenzar los protocolos. El Gobierno australiano, consultado por este peri¨®dico, asegura que est¨¢ prestando asistencia consular, aunque afirman que por las ¡°obligaciones de privacidad¡± no puede hacer m¨¢s comentarios sobre el tema. La Carta de Servicios Consulares, con la que el pa¨ªs ayuda a sus ciudadanos en el extranjero, recoge algunas facilidades como el enlace con las autoridades locales, hospitales y la comunicaci¨®n con familiares.
Los marineros del Mar¨ªa Delia, por su parte, celebran el rescate. Su¨¢rez invita a toda la tripulaci¨®n a comer y siguen de cerca las novedades sobre Shaddock. Los an¨¢lisis m¨¦dicos en tierra confirman que est¨¢ bien. No es el ¨²nico motivo para festejar: debajo del catamar¨¢n del australiano encontraron un enorme banco de atunes. Cuando la operaci¨®n de salvamento concluy¨®, comenz¨® la pesca.
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