¡°Es muy urgente para mi novela que yo vea aquel cenicero que tienes en tu casa¡±: las cartas entre Garc¨ªa M¨¢rquez y ?lvaro Mutis
La Casa de la literatura ¡®Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez¡¯ celebra el centenario de uno de los grandes amigos del Nobel con una exposici¨®n del archivo, objetos personales y la publicaci¨®n de dos t¨ªtulos que re¨²nen parte de la obra del autor
En aquella casa m¨ªtica de Ciudad de M¨¦xico, donde Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez escribi¨® Cien a?os de Soledad y donde pas¨® sus ¨²ltimos d¨ªas de vida, dos j¨®venes se mueven entre el jard¨ªn frondoso que Mercedes Barcha dej¨® como uno de sus tantos legados. Son Nicol¨¢s Guerrero (Ciudad de M¨¦xico, 33 a?os) y Emilia Garc¨ªa, (Ciudad de M¨¦xico, 33 a?os), los nietos de los escritores colombianos ?lvaro Mutis y Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. Los acompa?a el padre de ella e hijo menor del Nobel de Literatura, Gonzalo Garc¨ªa Barcha, una especie de patriarca de aquel espacio verde con mucho parecido ...
En aquella casa m¨ªtica de Ciudad de M¨¦xico, donde Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez escribi¨® Cien a?os de Soledad y donde pas¨® sus ¨²ltimos d¨ªas de vida, dos j¨®venes se mueven entre el jard¨ªn frondoso que Mercedes Barcha dej¨® como uno de sus tantos legados. Son Nicol¨¢s Guerrero (Ciudad de M¨¦xico, 33 a?os) y Emilia Garc¨ªa, (Ciudad de M¨¦xico, 33 a?os), los nietos de los escritores colombianos ?lvaro Mutis y Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. Los acompa?a el padre de ella e hijo menor del Nobel de Literatura, Gonzalo Garc¨ªa Barcha, una especie de patriarca de aquel espacio verde con mucho parecido a un peque?o Macondo citadino y chilango. Se han reunido, como sol¨ªan hacerlo Garc¨ªa M¨¢rquez y Mutis en ese lugar, para celebrar el centenario del nacimiento de ?lvaro Mutis y compartir con el p¨²blico una parte ¨ªntima de sus recuerdos a trav¨¦s de un archivo personal conformado por varios objetos, fotograf¨ªas, correspondencia y recortes de prensa, y la publicaci¨®n de dos libros, que, reunidos, cuentan parte de la historia del colombiano.
?lvaro Mutis Jaramillo (Bogot¨¢, 1923 - Ciudad de M¨¦xico, 2013), nunca vivi¨® de sus libros. En su natal Colombia trabaj¨® en la compa?¨ªa de aviaci¨®n; en la petrolera Esso ¡ªdonde era director de relaciones p¨²blicas y de la que sali¨® rumbo a M¨¦xico despu¨¦s de tener problemas legales¡ª; y ya instalado en ese pa¨ªs y tras un paso por la c¨¢rcel de Lecumberri, se desempe?¨® en compa?¨ªas de publicidad y luego de cine. Fue tambi¨¦n locutor de radio, gerente; se dedic¨® a las relaciones p¨²blicas y comerciales, hasta su jubilaci¨®n, a los 60 a?os, cuando empez¨® a escribir y a publicar sus novelas. Su nieto, Nicol¨¢s Guerrero, siempre vuelve a la poes¨ªa que su abuelo escribi¨® desde muy joven: ¡°?l fue poeta toda su vida, el primer poema que escribi¨® fue a los 19 a?os. La narrativa le lleg¨® mucho m¨¢s tarde¡±, recuerda, mientras hace un recuento de los objetos que ha seleccionado para la exposici¨®n Intacta materia.
Recuerda tambi¨¦n, por ejemplo, que el d¨ªa que el primer libro de poemas de ?lvaro Mutis, La Balanza, sali¨® a la venta en Bogot¨¢, fue tambi¨¦n el d¨ªa en que asesinaron a uno de los pol¨ªticos m¨¢s importantes en la Colombia de esos tiempos: Jorge Eli¨¦cer Gait¨¢n. Era 1948, y a esa fecha, el 9 de abril, se le recordar¨ªa en adelante como el Bogotazo. Los disturbios por el magnicidio se extendieron por la capital y por varias ciudades del pa¨ªs. Guerrero asegura que el ejemplar que guard¨® su abuelo fue quiz¨¢ el ¨²nico que sobrevivi¨® a los incendios que arrasaron con las librer¨ªas donde llegaron los ejemplares: ¡°Todos se quemaron¡±, cuenta.
Para Emilia Garc¨ªa y Nicol¨¢s Guerrero, que nacieron y crecieron juntos rodeados de los recuerdos de las vidas de sus abuelos y abuelas, no fue tan sencillo elegir los objetos que conformar¨ªan la exposici¨®n ¡ª inaugurada oficialmente este jueves en la Casa de la Literatura Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y que abrir¨¢ sus puertas al p¨²blico este fin de semana¡ª. Acostumbrados a mirar siempre las fotograf¨ªas colgadas en la pared y los libros invadiendo todo el espacio, se han dado cuenta de que les rodea en realidad un universo de tesoros que han decidido compartir con los lectores. Garc¨ªa asegura que parte del trabajo de resguardo y cuidado de toda esa herencia material ha sido gracias a su abuela, Mercedes Barcha y a Carmen Miracle, compa?era de Mutis: ¡°Ha sido muy f¨¢cil porque el archivo estaba muy organizado. Siento que tambi¨¦n es un poco el poder de las esposas. Creo que ellas hacen un gran trabajo en eso, se me hace muy interesante c¨®mo todo eso est¨¢ conservado de una manera muy espec¨ªfica y muy bonita¡±.
Los dos nuevos libros: verso y prosa de Mutis
En su adolescencia, en la oscuridad de su habitaci¨®n y despu¨¦s de encontrarse con su padre y Mutis mientras charlaban y tomaban un whisky en casa, Gonzalo Garc¨ªa Barcha descubre que ?lvaro Mutis es un poeta. ¡°Ya hay suficientes razones para quererlo; es el marido de Carmen, a quien solo hay que soltarle una frase de mi catal¨¢n primario para que sus ojos brillen de ternura, y es el pap¨¢ de Francine, que es como nuestra hermana...¡±, cuenta en el pr¨®logo del libro Nocturna, el compendio de poemas que ha preparado para rendirle homenaje a quien le acompa?¨® casi como otra figura paterna a la que admir¨® y quiso demasiado, durante todas las etapas de su vida. ¡°De d¨ªa ?lvaro ya es admirable para nosotros (...), pero resulta que, en las noches, como el hombre murci¨¦lago, se despoja de su traje de negocios para escribir versos y cuentos. ?C¨®mo no rendir homenaje, por medio de este recuento de sus Nocturnos, a quien contribuy¨® tanto a darle sentido a la noche?¡±.
Nocturna re¨²ne poemas sobre la noche, que ?lvaro Mutis escribi¨® durante toda su vida, incluso mucho antes de que tambi¨¦n decidiera escribir novela. ¡°Quer¨ªamos hacerle un homenaje a su poes¨ªa y a sus novelas¡±, cuenta Garc¨ªa Barcha. El segundo t¨ªtulo nuevo que sale a la venta es De lecturas y otras celebraciones (El equilibrista), de art¨ªculos period¨ªsticos publicados anteriormente para publicaciones de Espa?a, M¨¦xico y Colombia que Mutis escribi¨® durante su carrera. ¡°En esos textos los lectores encontrar¨¢n sus gustos, no hay ning¨²n texto cr¨ªtico, ¨¦l escrib¨ªa elogiando, por eso el t¨ªtulo. Todo es una fiesta. Quienes lo lean se enterar¨¢n de los gustos y del esp¨ªritu de ?lvaro¡±, ha explicado Diego Garc¨ªa El¨ªo, editor del ejemplar.
El archivo material de la memoria
¡°Este fue mi primer intento de poes¨ªa escrito hacia 1943, cuando era locutor de noticias de la Radiodifusora Nacional de Colombia. Lo escrib¨ª poco antes de pasar al micr¨®fono, a las 11 de la noche. Al regresar de la lectura del noticiero, lo rele¨ª, no me gust¨® y lo tir¨¦ al canasto de los papeles. Esa noche, en casa, me di cuenta de que all¨ª hab¨ªa algo. A la ma?ana siguiente, milagrosamente, a¨²n estaba en el canasto de los papeles. Lo rescat¨¦ y aqu¨ª est¨¢. Algunos fragmentos fueron usados en poemas posteriores¡±, este peque?o texto fue encontrado por Nicol¨¢s Guerrero cuando empez¨® a juntar los objetos que conformar¨ªan Intacta Materia. Le gust¨® mucho, porque, para ¨¦l, era casi como una especie de anotaci¨®n al pie para quien encontrara aquella hoja arrugada con el primer poema de su abuelo.
Adem¨¢s de este primer ejercicio en su largo camino por la poes¨ªa, Guerrero y Garc¨ªa han seleccionado las cartas que Mutis y Garc¨ªa M¨¢rquez se intercambiaron con temas tan diversos como la m¨²sica o las peticiones en viajes que se hac¨ªan mutuamente. Hay una parte especial donde est¨¢n ¨²nicamente las cartas intercambiadas entre los dos. Ah¨ª se lee, por ejemplo, una de las misivas en la que Garc¨ªa M¨¢rquez le cuenta a Mutis que ha so?ado que ¨¦l y su familia han llegado de visita y no tiene nada que beber en su casa para recibirlos correctamente. O cuando le pide casi desesperadamente que le lleve un cenicero cuya imagen le ha inspirado la escena de una de sus obras: ¡°Te parecer¨¢ una pendejada, pero es muy urgente para mi novela que yo vea siquiera un minuto aquel cenicero que tienes en tu casa (...). A partir de esa imagen tengo que construir la primera ciudad del dictador, que fue arrasada por un hurac¨¢n. ?Ser¨ªa mucho joder que lo metieras en tu maleta, me lo dejaras ver, y te lo llevaras de nuevo a M¨¦xico?¡±.
La correspondencia a la que se puede tener acceso a trav¨¦s de esta muestra es tambi¨¦n la que Mutis cultiv¨® con amigos cercanos como el peruano Mario Vargas Llosa; el poeta cubano Eliseo Diego ¡ªcon su caligraf¨ªa perfecta y bella en hojas cuidadosamente escritas como siguiendo un orden invisible¡ª, el pintor Fernando Botero, el mexicano Octavio Paz. Tambi¨¦n hay fotograf¨ªas que ¨¦l atesoraba, como la que le muestra a un lado de Borges con una evidente emoci¨®n en el rostro cuando lo conoci¨®, en un congreso en Ecuador. E incluso una carta de profunda admiraci¨®n que Mutis le envi¨® al director espa?ol Luis Bu?uel, tras quedar maravillado por Viridiana: ¡°He querido escribirle sobre la impresi¨®n que me ha causado Viridiana, primero porque las palabras dichas en medio de la emoci¨®n y el entusiasmo de comunes amigos suenan siempre bastante convencionales y, segundo, porque me duele un poco que la atroz rutina que se va llevando buena parte de la vida vaya a tragarse tambi¨¦n, en tantas otras cosas caras, esta oportunidad de decirle lo que su film ha sido para m¨ª¡±, dice en la carta firmada el 18 de agosto de 1961.
En todas las cartas que Mutis recibi¨® o envi¨® ¡ªah¨ª exhibidas¡ª, est¨¢ presente el cari?o y la admiraci¨®n de sus amigos. Una ternura de tinta que impregna los papeles y que tejen la personalidad de uno de los grandes escritores y poetas hispanohablantes, creador de la saga novelesca de Maqroll el Gaviero y Premio Cervantes en 2001.
Al ser preguntado si alguna vez su padre y Mutis hab¨ªan peleado, Gonzalo Garc¨ªa Barcha dice, sin rastro de dudas, que no. ¡°Eran totalmente opuestos pol¨ªticamente, con ideas diferentes, pero eso no entraba dentro de su mecanismo, sencillamente no hablaban de lo que no estaban de acuerdo. Ahora que est¨¢ tan polarizado el mundo, y sobre todo este pa¨ªs, muchos podr¨ªan aprender su ejemplo¡±.
A las cartas se le suman postales, fotograf¨ªas que hasta hace poco posaban en los muros de la casa de Mutis, recortes de prensa que ¨¦l mismo guard¨® con cuidado, y otros objetos que dan cuenta de su vida, pero sobre todo, de los momentos que m¨¢s atesor¨® y en los que siempre encontraba poes¨ªa. ¡°Casi todo es otra cosa, y esa otra cosa la poes¨ªa es la que lo va a mostrar¡±, dec¨ªa profundamente convencido en una entrevista, en 2010.
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