Qui¨¦n se salva del hurac¨¢n: el universo s¨®rdido y tropical de Fernanda Melchor aterriza en Netflix
La cineasta Elisa Miller lleva a la pantalla ¡®Temporada de huracanes¡¯, la exitosa novela de la escritora mexicana. Ambas charlan con EL PA?S sobre esta adaptaci¨®n que camina entre lo crudo y lo sutil
Fernanda Melchor (Veracruz, 41 a?os) ide¨® un narrador que simulaba a Pazuzu, el diablo del Exorcista. Un demonio que se met¨ªa en los personajes, los pose¨ªa, y desde ah¨ª lo contaba todo: lo que pasaba dentro de sus cabezas pero tambi¨¦n fuera, a los lados, en cada rinc¨®n de ese peque?o pueblo infernal llamado La Matosa, el epicentro de su exitosa novela Temporada de huracanes (Random House, 2017). La cineasta Elisa Miller (Ciudad de M¨¦xico, 41 a?os) la escuch¨® contarlo en alguna entrevista y, con eso en ...
Fernanda Melchor (Veracruz, 41 a?os) ide¨® un narrador que simulaba a Pazuzu, el diablo del Exorcista. Un demonio que se met¨ªa en los personajes, los pose¨ªa, y desde ah¨ª lo contaba todo: lo que pasaba dentro de sus cabezas pero tambi¨¦n fuera, a los lados, en cada rinc¨®n de ese peque?o pueblo infernal llamado La Matosa, el epicentro de su exitosa novela Temporada de huracanes (Random House, 2017). La cineasta Elisa Miller (Ciudad de M¨¦xico, 41 a?os) la escuch¨® contarlo en alguna entrevista y, con eso en mente, dej¨® que Pazuzu se apoderara de su c¨¢mara para intentar trasladar ese narrador ¡°inabarcable¡± al lenguaje del cine. ¡°Si la c¨¢mara estaba ah¨ª es porque el diablo estaba ah¨ª. Con esa excusa nos permitimos hacer movimientos que normalmente no habr¨ªa hecho¡±, relata. Dominar a ese narrador todopoderoso fue el mayor reto al que se enfrent¨® cuando se propuso convertir el texto que le hab¨ªa apasionado en una pel¨ªcula, disponible en Netflix a partir del 1 de noviembre.
El misticismo se impone dentro y fuera de una historia inspirada en hechos reales pero construida en la poderosa imaginaci¨®n de Melchor. El cad¨¢ver de La Bruja de este pueblo veracruzano ficticio aparece flotando en un canal en avanzado estado de descomposici¨®n, y todas las sospechas apuntan hacia unos chicos de la localidad. El crimen parece resuelto casi desde el principio, pero la historia se arrastra y sigue cavando porque el homicidio solo es la superficie y debajo de ella yace la verdadera tragedia: la humillaci¨®n, la desesperaci¨®n, la violencia y la soledad de unos personajes que no consiguen sacar la cabeza por encima de la tierra caliente del tr¨®pico. ¡°Dif¨ªcilmente el libro se puede ver a veces, pero esta pel¨ªcula se disfruta, se sufre, se goza tambi¨¦n. Visualmente es riqu¨ªsima¡±, valora la autora original, que viene de ver la edici¨®n georgiana del libro (¡±padr¨ªsima, como el alfabeto de los ¨¢ngeles¡±), la ¨²ltima en sumarse a una lista que supera la treintena de idiomas.
La crudeza y la violencia que en la novela aparecen de forma expl¨ªcita y sin tregua se vuelven m¨¢s sutiles en el filme. La suavidad que imprimen las palabras frente a la fuerza de la imagen es compensada en el metraje con escenas que sugieren un universo atroz antes que mostrarlo. ¡°Hab¨ªa cosas que, en mi lenguaje, eran muy rudas. La violaci¨®n grupal estuvo en el guion. Ten¨ªa el grupo de chamacos, la camioneta, la chava, todo. Pero no pude ponerlo en escena, me superaba. Parte de mi traducci¨®n fue pasarlo por un filtro un poquito m¨¢s amoroso¡±, explica Miller. Melchor concuerda: ¡°Yo lo escrib¨ª imaginando todo, y desde la fantas¨ªa uno puede crear im¨¢genes, pero una cosa es crearlas y describirlas y otra recrearlas. Hay otras implicaciones¡±.
La sinton¨ªa entre las creadoras es patente y fue lo que posibilit¨® que se adaptara la historia en un primer lugar. Miller fue la que acerc¨® la obra de la escritora a los productores, pero siempre estaba ¡°al borde de salir del proyecto¡±, revela con humor. La idea que le pareci¨® una genialidad en un primer momento se volv¨ªa una empresa kamikaze a medida que se iba concretando. ¡°Y entonces Fernanda dijo frente a los productores: ¡®Yo les dije que s¨ª por esta morra¡¯, y a partir de ah¨ª me empoderaste¡±, ensalza c¨®mplice a su compa?era, que recuerda lo que pens¨® cuando vio sus trabajos anteriores: ¡°Esta morra sabe filmar la sordidez¡±.
Melchor no quiso intervenir en el proceso creativo de la pel¨ªcula. Solo, ante la petici¨®n insistente de la directora, le dio un par de apuntes: ¡°Me gusta mucho [el cineasta] David Lynch, y me gustar¨ªa que no todo sonara chilango [el habla capitalino]¡±. La escritora hab¨ªa batallado mucho para que el audiolibro no tuviera un acento del altiplano, y era importante para ella que se mantuviera as¨ª. El resultado dio en el clavo. ¡°Son las caras que imagin¨¦, los tonos de piel que imagin¨¦, las voces, los acentos. Ahora ya no puedo quit¨¢rmelos de la cabeza. Para m¨ª ya est¨¢n imbricados totalmente con la novela¡±, reconoce.
A los personajes se suma una atm¨®sfera especialmente cuidada, que en ocasiones se convierte en la verdadera protagonista, por encima de los actores y sus acciones concretas: el aire espesado por el calor, el halo de superstici¨®n y misterio, unos sonidos y una fauna que agudizan un ambiente de por s¨ª inquietante. ¡°Ten¨ªa muy claro que ten¨ªa que filmar en un sitio tropical, decadente y que tuviera petr¨®leo y ca?a. Tambi¨¦n era muy importante sentir el calor¡±, explica Miller. Le hubiera gustado grabar en Veracruz, ¡°lo m¨¢s cerca posible de esa Matosa imaginaria¡±, pero por motivos de seguridad decidieron llevarlo a otra parte, y fue en Tabasco donde encontraron esa combinaci¨®n esencial en los parajes.
El esfuerzo de b¨²squeda y traducci¨®n que hizo con el narrador, los actores y el escenario se volvi¨® un juego de ni?os a la hora de introducir las conversaciones en el guion: ¡°Me volv¨ª superneur¨®tica de preservar los di¨¢logos del libro, el lenguaje hablado de Fernanda era lo que m¨¢s me emocionaba¡±. Las concesiones que, con dolor, tuvo que ir haciendo por la coherencia de la pel¨ªcula ¨Dincluyendo el pasado de algunos personajes¨D, no incluyeron este ¨¢mbito, su trinchera definitiva. ¡°En otras pel¨ªculas he sido mucho m¨¢s relajada, dejo a los actores improvisar y no me importa si cambian una palabra por otra, pero en esta, no¡±. Hay un ritmo y una sonoridad concretas en las l¨ªneas que dibuj¨® Melchor. ¡°?ndale, mamacita, no te quedes ah¨ª parada como verga¡±, dice la Chabela del libro y repite con exacta naturalidad la Chabela actriz, para goce de Miller.
No por casualidad asegura que hizo la pel¨ªcula ¡°pose¨ªda por la novela¡±. Como Pazuzu, hay algo en la narraci¨®n que te agarra y no te suelta. ¡°Me sent¨ª elegida por la bruja original para contar su historia porque me pasaron unas cosas rodando incre¨ªbles¡±, confiesa. La se?al definitiva fue una nota en la prensa declarando oficialmente inaugurada la temporada de huracanes, justo el d¨ªa antes del comienzo de la grabaci¨®n. ¡°Dicen que en realidad nunca muri¨®, porque las brujas nunca mueren tan f¨¢cil¡±, se lee, se escucha, en el ep¨ªlogo de este inquietante thriller social. La Bruja sigue haci¨¦ndose o¨ªr a trav¨¦s de la maleza.
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