Marcelo y los desechables
Qu¨¦ va a hacer Dante y qu¨¦ va a decidir Ebrard son preguntas mellizas que se nutren de la noci¨®n de que ambos, como experimentados pol¨ªticos que son, tienen guardadas bajo sus respectivas mangas cartas que trastocar¨¢n el juego de sucesi¨®n
La candidatura presidencial de Movimiento Ciudadano es hoy una curiosa paradoja. Hay un pol¨ªtico que manifiesta claramente su voluntad de competir por esa responsabilidad, pero que no es libre de tomar la decisi¨®n so riesgo de que en su estado cualquier futuro se le vuelva una pesadilla. Y hay otro pol¨ªtico, del que todo dios da por hecho su inter¨¦s en esa postulaci¨®n, a quien le bastar¨ªa con decirlo para revolucionar el panorama de 2024, y que encima no tiene que negociar nada¡ que nom¨¢s no da el paso.
El primero es Samuel Garc¨ªa, mandatario de Nuevo Le¨®n enfrascado en una batalla legal con el Congreso de su estado para que la oposici¨®n le deje irse a su aventura presidencial sin que en el intento le arrebaten el gobierno. Marcelo Ebrard, el segundo, no tiene m¨¢s que tomar la resoluci¨®n de salir de la ¨®rbita de AMLO, en la que se mueve hace casi un cuarto de siglo, para iniciar una carrera sin sombra, para demostrar en los comicios presidenciales venideros que su amigo se equivoc¨®, que ¨¦l era el mejor cuadro de Morena.
De forma que a siete meses de los comicios es a¨²n incierto qui¨¦n estar¨¢ en la boleta de MC. Las posibilidades de Garc¨ªa pasan por el lopezobradorismo. El joven gobernador neoleon¨¦s requerir¨¢ de los servicios de operadores como Ad¨¢n Augusto L¨®pez, exsecretario de Gobernaci¨®n, para saciar su ambici¨®n. Porque solo no puede doblegar a la oposici¨®n en su estado.
Esta semana de nueva cuenta fue patente que el regiomontano posee tanta decisi¨®n como carencia de recursos pol¨ªticos. Quiso madrugar al legislativo de su estado con una solicitud de licencia perentoria que se le volvi¨® en contra: se la otorgaron y de inmediato le pusieron un interino adverso.
Esa batalla puede alargarse y en el destino de la misma pesar¨¢ lo que quiera Morena, partido que se beneficiar¨ªa si Samuel divide los votos de la oposici¨®n. El choque entre el PRI y el PAN, que dominan el congreso neoleon¨¦s, y Garc¨ªa se destrabar¨¢ con negociaciones que rebasan lo local. Como sea, lo que parece firme es la decisi¨®n del gobernador de intentar quedarse con la candidatura presidencial del partido naranja, donde ha sido senador y diputado local.
Las razones de su empecinamiento ¡ªcuando apenas lleva dos a?os en el cargo, cuando hab¨ªa prometido no abandonar el gobierno, y cuando no se entiende que asuma tantos riesgos sin tener ninguna encuesta hoy que le augure una victoria¡ª se prestan a todo tipo de especulaciones.
?Lo hace porque le debe un favor a la Presidencia de la Rep¨²blica? ?O porque lo domina la ambici¨®n y ha perdido la br¨²jula de su real tama?o y capacidad? Una mezcla de ambas explicaciones, por supuesto, podr¨ªa ser la respuesta adecuada. Pero de que intenta con todo estar en la boleta, qu¨¦ duda cabe.
Mucho ha de crecer, sin embargo, la habilidad pol¨ªtica de Samuel Garc¨ªa, o los favores que le hagan sus padrinos, para que pueda separarse del gobierno de Nuevo Le¨®n dejando a buen recaudo la rienda de ese estado, y con garant¨ªas fiables de que tras la campa?a se le permita regresar a Palacio de Gobierno.
El caso de Marcelo Ebrard no podr¨ªa ser m¨¢s contrastante. El excanciller, a quien algunos ubican de vacaciones en Europa, no tiene impedimento legal o normativo que le dificulte decidirse por MC. Todo lo que tendr¨ªa que hacer es firmar su renuncia a Morena. No m¨¢s, pero tampoco menos.
Ebrard perdi¨® la candidatura presidencial oficialista en una batalla sin piso parejo. ?l tampoco destac¨® en esa precampa?a, justo es consignar. A final de cuentas, el exjefe de gobierno capitalino fracas¨® y su renuencia a aceptar eso ha provocado un suspense del que Movimiento Ciudadano se beneficia.
El partido de Dante Delgado ha vivido de las especulaciones sobre supuestos acuerdos entre el l¨ªder naranja y su amigo Ebrard, al que hace d¨ªas lanz¨® un nuevo piropo al calificarlo como una opci¨®n externa de posible candidato emecista. Ambos se han dedicado por meses a rentabilizar esa expectativa.
Qu¨¦ va a hacer Dante y qu¨¦ va a decidir Marcelo son preguntas mellizas que se nutren de la noci¨®n de que ambos, como experimentados pol¨ªticos que son, tienen guardadas bajo sus respectivas mangas cartas que trastocar¨¢n un juego de sucesi¨®n en el que desde el oficialismo se habla de arroz cocido.
Hay que darles el cr¨¦dito de rentabilizar los limbos de una sucesi¨®n cuyas campa?as, ni siquiera a nivel de precampa?as, legalmente no han iniciado. El dirigente ha sabido resistir las presiones para adherirse a la otra oposici¨®n, y el segundo patea el bote de una impugnaci¨®n en Morena que sabe perdida.
Marcelo se aferra igualmente de otra circunstancia para no convertirse en inventario de la irrelevancia. L¨®pez Obrador ha pretendido que su destape de sucesor se salde sin fracturas y por ello le ha prodigado una infinita paciencia a fin de acotar las consecuencias de un portazo ebrardista.
Desde que a principios de septiembre Marcelo desconociera la victoria de Claudia Sheinbaum, Ebrard y Andr¨¦s Manuel se han enfrascado en un pulso en el que al transcurrir de las semanas se ve m¨¢s claramente que el segundo lleva todas las de ganar.
Durante casi dos meses Ebrard ha estirado la liga pero ¨¦sta comienza a mostrar signos de que ha dado de s¨ª. Ello qued¨® ilustrado esta semana con la senadora Mal¨² Micher, quien en una sesi¨®n de la C¨¢mara Alta anunci¨® su renuncia a Morena donde, en palabras que se le atribuyen, es desechable.
Micher fue una de las mariscalas de la fallida campa?a de Ebrard en pos de la candidatura presidencial. Y fue tambi¨¦n una de las que m¨¢s prontamente, al conocerse el ungimiento de Sheinbaum, manifest¨® que el grupo del excanciller no estaba contemplando la defecci¨®n.
En cosa de ocho semanas ha ca¨ªdo en cuenta de que su espacio de maniobra es nulo, sea porque le cobran su lealtad a Marcelo, sea porque la marca de la casa en Morena es que el libre albedr¨ªo solo es potestad de una persona, y de nadie m¨¢s, menos a¨²n de quien forma parte de una aspiraci¨®n hereje.
Con lo ocurrido a Mal¨² Micher se pone de manifiesto que, como siempre fue la voluntad de AMLO, est¨¢ m¨¢s que vigente la decisi¨®n del l¨ªder del oficialismo de que no haya corrientes o disidencias en Morena, de que el ebrardismo no tiene futuro al interior del oficialismo.
Se da por descontado que Marcelo Ebrard no aceptar¨¢ a Claudia Sheinbaum como jefa pol¨ªtica. No se someter¨¢ a su autoridad, ni concibe que ella obtuviera el respaldo mayoritario para heredar el cetro morenista. Esa renuencia le anula opciones, as¨ª ¨¦l declare que no traicionar¨¢ al presidente.
En el pasado Dante Delgado y Ebrard intentaron que ¨¦ste llegara a una posici¨®n legislativa bajo la bandera de MC. Fue una maniobra pol¨ªtica, de sus hoy amigos del partido verde, por cierto, lo que impidi¨® que Marcelo arribara en 2015 a San L¨¢zaro.
As¨ª de cercana es la relaci¨®n que tienen el l¨ªder ¨²nico de los naranjas y el todav¨ªa morenista. En el c¨ªrculo cercano a Ebrard hay tanto voces que se?alan que est¨¢n por dar el salto a Movimiento Ciudadano como aquellos que aseguran que no tienen se?al del excanciller al respecto.
Aunque se descuenta que la afectaci¨®n inicial de la llegada de Ebrard a la competencia presidencial ser¨ªa para X¨®chitl G¨¢lvez, la candidata del Frente Amplio por M¨¦xico que perdi¨® mom¨¦ntum, cabe mencionar que Claudia Sheinbaum ser¨ªa la principal destinataria de las descalificaciones de Marcelo.
La irrupci¨®n misma de Ebrard en la competencia significa un desaf¨ªo a AMLO y su candidata. Ser¨ªa un cuestionamiento a la legalidad del proceso sucesorio al interior de Morena, y la comprobaci¨®n de que con el presidente la realidad y el discurso caminan por avenidas muy alejadas.
Trastocar¨ªa igualmente los planes oficialistas de hacer una campa?a constre?ida a administrar una ventaja en las preferencias, con apego a un guion de inevitabilidad de la victoria, y montada sobre giras de id¨¦ntica ejecuci¨®n: tono masivo, discurso triunfalista, desd¨¦n a los adversarios.
Y a pesar de que tambi¨¦n se ha llegado a decir que Dante Delgado se prestar¨ªa a ser esquirol de Morena, a reventar a la oposici¨®n prianista, a simular una competencia cuando solo busca hacerle un favor a su amigo tabasque?o de Palacio Nacional, esa noci¨®n vuela con Samuel, no con Ebrard.
El excanciller no tiene incentivos para abandonar Morena sin hipotecar en ello todo su capital a fin de derrotar a sus hoy correligionarios. Para hacer una labor de sacrificio, mejor se queda en Europa, donde bien sirve a la idea de que se mantuvo la unidad en el oficialismo.
Samuel patalea todos los d¨ªas para irse de campa?a. Porque quiere o porque debe, da igual. M¨¢s taimado, Ebrard administra los tiempos, y aunque al interior de Morena pierde espacios, tambi¨¦n nota c¨®mo a Sheinbaum algunas cosas se le hacen bolas y al presidente se le va de las manos Acapulco.
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