Otis: prepararse ante los desastres que vienen
M¨¢s all¨¢ de la atenci¨®n puntual del desastre provocado por Otis, queda claro que deben tomarse a futuro medidas suficientes para reforzar Acapulco y otras muchas ¨¢reas costeras susceptibles de recibir da?os por huracanes, tormentas, marejadas y dem¨¢s fen¨®menos
El desastre en Acapulco est¨¢ a la vista. Su magnitud es tal que resulta una p¨¦rdida de tiempo exagerarlo o (sobre todo y como intentan algunos) disminuirlo. Las p¨¦rdidas humanas y los costos materiales calculados son enormes y eso que a¨²n estamos lejos de tener una evaluaci¨®n completa. Pero ya es posible adelantar que los da?os son tan profundos que deber¨¢n pasar muchos meses o hasta a?os antes de que el puerto vuelva a compararse con lo que era antes de que el hurac¨¢n Otis lo golpeara.
?Qu¨¦ hace una ciudad que vive del turismo si la infraestructura se deteriora o estropea, las fuentes de empleo colapsan y los visitantes, por necesidad, dejan de llegar? Estamos por verlo. Los turistas volver¨¢n, poco a poco, a sus lugares de origen. Pero para los habitantes de la bah¨ªa ha sobrevenido una ¨¦poca muy dura, como reflejan los reportes de escasez de agua y alimentos y los saqueos que se produjeron en diversos comercios, llevados a cabo lo mismo por gente desesperada que por aquellos que se aprovecharon del caos. Y eso es solo el comienzo.
Los focos de la atenci¨®n p¨²blica se han centrado r¨¢pidamente en dos aspectos. Por un lado, la tragedia en s¨ª, los testimonios, reportes y cr¨®nicas. Por otro, y como resulta inevitable en un clima pol¨ªtico tan polarizado como el de este pa¨ªs, las discusiones en torno a la actuaci¨®n del Gobierno antes y despu¨¦s de Otis. Creo que, sin disminuir las responsabilidades a las que se tengan que enfrentar quienes est¨¢n a cargo de las instituciones por lo que hicieron o dejaron de hacer, toca ver un poco m¨¢s all¨¢.
Queda claro que los habitantes de la ciudad son la prioridad, su atenci¨®n y apoyo (y ya hay miles de mexicanos, de esa sociedad civil que tantos escalofr¨ªos le dan al gobierno, movilizados como donantes de dinero, ropa, medicinas, alimentos y art¨ªculos de primera necesidad). Y luego de que pase la emergencia, tendr¨¢ que venir la reconstrucci¨®n, los cr¨¦ditos para los negocios, el esfuerzo para poner en pie a uno de los principales polos tur¨ªsticos del pa¨ªs.
Pero el hecho es que, m¨¢s all¨¢ de la atenci¨®n puntual del desastre provocado por Otis, queda claro que deben tomarse a futuro medidas suficientes para reforzar Acapulco y otras muchas ¨¢reas costeras susceptibles de recibir da?os por huracanes, tormentas, marejadas y dem¨¢s fen¨®menos. Aunque parte de la humanidad se afane en hacerse pato, el cambio clim¨¢tico es tan real que los huracanes de categor¨ªa 4 y 5 (entre los que se cuenta Otis) han aumentado en un 75% en los recientes cincuenta a?os.
M¨¦xico se encuentra entre dos oc¨¦anos y amplias zonas de su territorio dan a las costas. El crecimiento en la frecuencia y la intensidad de los llamados s¨²per huracanes, impulsada por el aumento en las temperaturas globales, representa un riesgo que debe tomarse muy en cuenta en las pol¨ªticas p¨²blicas. Veracruz, Canc¨²n, Playa del Carmen, Cozumel, Acapulco, Ixtapa, Manzanillo, Vallarta, Mazatl¨¢n, Los Cabos y muchos puertos m¨¢s¡ No solo se trata solamente de centros de poblaci¨®n muy importantes, sino de plazas econ¨®micas fundamentales. Protegerlas en lo posible de los efectos devastadores de los desastres naturales deber¨ªa formar parte de cualquier programa futuro de gobierno. No solo con fondos para paliar los desastres (como el desaparecido y extra?ado Fonden) sino con medidas concretas en la planeaci¨®n, la edificaci¨®n, la infraestructura, los reglamentos, los sistemas de alarma y los planes y protocolos de intervenci¨®n, evacuaci¨®n, log¨ªstica, suministros de energ¨ªa, comunicaciones, combustibles, alimentos, agua potable, medicamentos y dem¨¢s.
Me temo que el poder de los huracanes nos har¨¢ recordar, una y otra vez, que esto es indispensable, y que el precio por encomendarse a los escapularios en vez de prevenir resultar¨¢, como ya vimos, demasiado alto.
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