81 a?os del Paricut¨ªn: c¨®mo naci¨® y creci¨® la relaci¨®n entre la ciencia y el arte con una cat¨¢strofe natural

A Uriel Mart¨ªnez (Nuevo San Juan Parangaricutiro, Michoac¨¢n, 62 a?os) le contaban repetidamente la historia de c¨®mo un volc¨¢n se llev¨® el pueblo de sus padres. Era febrero de 1943. Su pap¨¢, Jes¨²s Mart¨ªnez Briviesca, ten¨ªa 25 a?os y viv¨ªa en San Juan Parangaricutiro cuando empezaron a moverse las tierras.

Un domingo, el pueblo escuch¨® de una columna de humo blanco que hab¨ªa estado saliendo del suelo desde el d¨ªa anterior. La gente empez¨® a reunirse en la plaza, frente a la iglesia, preocupada por tal acontecimiento. El p¨¢rroco, Jos¨¦ Caballero, form¨® una comisi¨®n de j¨®venes para enviarlos en caballo a la zona e investigar los hechos. Jes¨²s tambi¨¦n ir¨ªa a la misi¨®n. El cura los hinc¨® en la tierra y les dio la bendici¨®n, porque nadie sab¨ªa si regresar¨ªan con vida.

La columna de humo ya se ve¨ªa a lo lejos, hacia el poblado de Paricut¨ªn, a 5 kil¨®metros de San Juan. A caballo, los j¨®venes ya bendecidos empezaron a ver peque?as grietas que, conforme se acercaban, se iban haciendo m¨¢s grandes y frecuentes. Llegaron al escape de vapor, que adem¨¢s soltaba arena y piedras. El suelo estaba caliente, parec¨ªa gelatina y debajo se escuchaba como una m¨¢quina excavadora.

Jes¨²s y sus compa?eros recolectaron algunas muestras en sus camisas para llevarlas al pueblo. De regreso, escucharon a lo lejos la primera explosi¨®n. Era la lava del volc¨¢n Paricut¨ªn, que hab¨ªa nacido el s¨¢bado 20 de febrero de 1943. Un volc¨¢n apagado nueve a?os despu¨¦s, no sin antes arrasar con las localidades de Paricut¨ªn y San Juan Parangaricutiro.

Esta historia Uriel la cuenta de memoria. No sab¨ªa que el nombre de su padre aparec¨ªa en el libro C¨®mo nace y crece un volc¨¢n: el Paricut¨ªn 1943-1950 que escribi¨® y pint¨® Gerardo Murillo, conocido como Dr. Atl, en 1950. Lo vio por una foto que le compartieron v¨ªa WhatsApp de un facs¨ªmil sacado de la Biblioteca Vasconcelos. Era la ¨²nica forma de ver este libro, que se puede encontrar en su primera edici¨®n hasta por 20.000 pesos en las librer¨ªas de viejo. Ahora, el Colegio Nacional y la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico han publicado un facs¨ªmil de aquella edici¨®n, celebrando ahora los 81 a?os del volc¨¢n.

¡°La forma en que est¨¢ escrito este libro es m¨¢s como si fuera un diario¡±, asegura Jaime Urrutia Fucugauchi, geof¨ªsico del Colegio Nacional e investigador del Instituto de Geof¨ªsica de la UNAM. ¡°El Dr. Atl combin¨® su inter¨¦s por los volcanes con las descripciones de c¨®mo se fue desarrollando la erupci¨®n. Ya era una persona mayor, pero se traslad¨® de inmediato a la zona en Michoac¨¢n y fue relatando los flujos de lava, la actividad explosiva e incluso el crecimiento del cono. Todo esto ilustrado, que es lo que hace al libro tan atractivo¡±.

Fucugauchi escribi¨® uno de los pr¨®logos para la nueva edici¨®n del libro, que relata la evoluci¨®n del volc¨¢n en sus primeros siete a?os de vida. Destaca la destreza de Dr. Atl para retratar, como todo un cient¨ªfico, las fases del volc¨¢n. ¡°En aquella ¨¦poca para los vulcan¨®logos, la manera de registrar la actividad y las formas de los volcanes era haciendo dibujos con un detalle que se acerca mucho a los dibujos que hac¨ªa Dr. Atl¡±, dice. El libro que Murillo public¨® en 1950 a trav¨¦s de la editorial Stylo incluye fotograf¨ªas, pinturas y una gran cantidad de bosquejos de la actividad, que usa para hacer una interpretaci¨®n y an¨¢lisis de lo que pas¨® en los primeros a?os del cono.

Pero Dr. Atl ya ten¨ªa experiencia pintando volcanes y paisajes. Rebeca Barquera es doctora en Historia del Arte por la UNAM. Para ella, la influencia del paisajismo en M¨¦xico tiene que ver con que en 1850 lleg¨® el pintor italiano Eugenio Landesio a dar clases sobre perspectiva y paisaje en la Academia de San Carlos. ¡°Landesio les dice que un pintor completo tiene que identificar perfectamente todas las plantas y al mismo tiempo saber qu¨¦ piedra es cu¨¢l. Se meten a las grutas de Cacahuamilpa y van al Popocat¨¦petl. Su alumno m¨¢s destacado es Jos¨¦ Mar¨ªa Velasco y as¨ª se entiende el estudio del paisaje en el pa¨ªs¡±.

Dr. Atl no tom¨® clase con ellos, pero se apeg¨® a la idea de que para pintar el paisaje hay que conocerlo. As¨ª se hace amigo de cient¨ªficos y espec¨ªficamente de Ezequiel Ord¨®?ez, ingeniero miembro del Colegio Nacional con quien har¨ªa expediciones al Popocat¨¦petl y posteriormente al Paricut¨ªn en 1943.

Sin embargo, los estudios de Dr. Atl sobre los volcanes no son tomados en cuenta como registros cient¨ªficos. Barquera considera que es debido a que las disciplinas se han superespecializado. ¡°Creo que s¨ª se le puede llamar cient¨ªfico por la tarea que hace de s¨ªntesis de los otros libros. En ese sentido tiene validez. Tambi¨¦n tiene que ver que le publican en 1947 un art¨ªculo en Cuadernos Americanos. Las instituciones lo est¨¢n validando. La editorial Stylo de alguna manera lo est¨¢ validando, pero porque a principios de siglos no exist¨ªa en la universidad el estudio de la vulcanolog¨ªa, la mayor¨ªa eran ingenieros y se iban especializando. Las disciplinas se ordenaban de manera distinta. Hay cosas que son ¨²tiles, pero no es el mejor estudio del Paricut¨ªn que existe¡±.

El Paricut¨ªn tiene una importancia cient¨ªfica relevante porque era la primera vez que se pod¨ªa ver y analizar todas las etapas de un volc¨¢n. Es de los volcanes m¨¢s j¨®venes en el mundo y fue influencia art¨ªstica no solo para Gerardo Murillo, sino para otros pintores como Alfredo Zalce, Diego Rivera, Ricardo Soriano y Rufino Tamayo.

La nueva edici¨®n del libro C¨®mo nace y crece un volc¨¢n: el Paricut¨ªn 1943-1950 de Dr. Atl ser¨¢ presentada en la FIL Palacio de Miner¨ªa, el jueves 29 de febrero a las 5.00 de la tarde, con la participaci¨®n de Jaime Urrutia Fucugauchi, Julia Carabias, Anel P¨¦rez, Enrique Graue Wiechers, Jos¨¦ Luis Mac¨ªas y Leonardo Lomel¨ª Venegas.

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