Desaparecer (masivamente) en Culiac¨¢n
Los secuestros en distintos puntos de la capital de Sinaloa sienta un precedente m¨¢s de la captura del espacio p¨²blico por parte del crimen organizado
Desaparecer en Culiac¨¢n es algo que pasa. Y pasa a diario. Seg¨²n las cifras de la Fiscal¨ªa General de Sinaloa, todos los d¨ªas se presentan en promedio 2,7 denuncias por personas desaparecidas en el Estado. De esas, la mitad ocurre en la capital, Culiac¨¢n, y del total de las personas que desaparecen, al menos el 68% no aparece nunca o aparece sin vida.
Esa es la realidad cotidiana de un Estado marcado por el estigma narco, aquejado por la violencia cr¨®nica desde hace 50 a?os y acostumbrado a vivir en la tensi¨®n entre el miedo y la calma.
Pero este viernes 22 de marzo fue un parteaguas para los sinaloenses, pues eso que ¡°lamentablemente ocurre¡±, como dijo el gobernador Rocha Moya, se repiti¨®, pero en una escala brutal y abrumadora: al menos 66 personas fueron privadas de la libertad en distintos puntos del municipio de Culiac¨¢n. Familias enteras fueron sustra¨ªdas de sus hogares y, seg¨²n los reportes del C4, se llevaron entre gritos de auxilio y puertas forzadas a 20 mujeres y 12 menores.
Desaparecer en Sinaloa s¨ª es algo que ocurre a diario, pero desaparecer masivamente no. Los hechos ocurridos en Culiac¨¢n sientan un precedente m¨¢s de la captura del espacio p¨²blico por parte del crimen organizado. Como el primer Jueves Negro (17 de octubre de 2019) y tambi¨¦n como el segundo (5 de enero de 2023). Este viernes, el crimen organizado le volvi¨® a ense?ar los dientes a los sinaloenses sin que nada ni nadie se lo impidiera.
La brutalidad de la privaci¨®n masiva de la libertad ocurrida en Culiac¨¢n contrasta con las estad¨ªsticas delictivas del pasado reciente, n¨²meros que parecieran decir otra cosa de nuestra vida cotidiana: Sinaloa registra una de las tasas m¨¢s baja de homicidio doloso en los ¨²ltimos 12 a?os. Por primera vez en el siglo XXI, el Estado se acerca a ¨ªndices de violencia letal similares a los de antes de la guerra contra el narco impulsada por el expresidente Felipe Calder¨®n (2006-2012), que desat¨® un gran escalamiento de las muertes. Esa batalla m¨¢s moral que estrat¨¦gica que le abri¨® la puerta a la atrocidad sostenida en todo el pa¨ªs y para la que no hemos podido encontrar una salida.
La tendencia a la baja de los homicidios en Sinaloa comenz¨® en 2017 y se ha mantenido. Los gobernantes actuales se atreven a hablar hasta de una ¡°pacificaci¨®n¡±, pues el Estado no figura ya en los primeros lugares nacionales de ¨ªndices delictivos graves. Tambi¨¦n es cierto que el resto del pa¨ªs se puso m¨¢s violento y eso mejora la posici¨®n relativa de Sinaloa.
Sin embargo, esa narrativa simplista esconde una realidad m¨¢s compleja y dolorosa: la de la pax narca y sus consecuencias violentas menos visibles o llamativas. La m¨¢s importante de ellas es la desaparici¨®n de personas.
En el diario Noroeste llevamos casi una d¨¦cada observando y se?alando esa nueva din¨¢mica criminal en Sinaloa: el hecho de que al tiempo que bajan los homicidios, las desapariciones de personas los superan. Lo que hemos averiguado es que desaparecer sale m¨¢s ¡°barato¡± que matar. En todos los sentidos: legales, medi¨¢ticos y hasta econ¨®micos.
Desafortunadamente la desaparici¨®n de personas solo le importa a las familias de las v¨ªctimas y a cierta academia y periodismo. Duele escribirlo, pero ese fen¨®meno atroz que en M¨¦xico registra m¨¢s de 110.000 casos no genera simpat¨ªas ni impacto en la gente com¨²n. No solo es as¨ª en Sinaloa, sino en todo M¨¦xico. La raz¨®n es que en el fondo la gente criminaliza a las v¨ªctimas y prejuzga que si desaparecen es porque en ¡°algo andaban¡±. Como si ¡°se lo merecen¡±.
Eso explica por qu¨¦ una madre buscadora como Cecilia Flores reconoci¨® que durante los dos d¨ªas que busc¨® entregar la ¡°pala de mando¡± a L¨®pez Obrador recibi¨® ¡°m¨¢s amenazas que nunca¡±. Por qu¨¦, a pesar de lo leg¨ªtimo de su reclamo, el presidente se da el lujo de ningunearla. Y m¨¢s a¨²n, tambi¨¦n explica por qu¨¦ la reducci¨®n deliberada de las cifras de desaparecidos por parte del Gobierno federal no encuentra gran resistencia social.
Pero el car¨¢cter in¨¦dito de la privaci¨®n masiva registrada en Culiac¨¢n alcanz¨® para que se convirtiera en nota nacional y, al tiempo que ambos bandos pol¨ªticos lucraban a su manera con la crisis en Sinaloa, llegaron al Estado m¨¢s de 600 elementos de fuerzas especiales para la b¨²squeda. Para variar, el Gobierno respondi¨® con m¨¢s militares a una crisis que exig¨ªa inteligencia e investigaci¨®n. Entrada la noche del viernes, los sobrevuelos de los helic¨®pteros aumentaban la zozobra de los culichis. Como me dijo una editora: ¡°Se siente como cuando el culiacanazo¡±. Y s¨ª.
Por fortuna, la madrugada del s¨¢bado 23 de marzo, 18 de las personas raptadas hab¨ªan sido liberadas en dos puntos de la ciudad ¡°sin indicios de violencia¡±. Quedaban todav¨ªa siete pendientes, pues seg¨²n las cuentas de la Fiscal¨ªa, se presentaron denuncias por 25 personas en total. De las dem¨¢s, no sabemos nada.
Y no lo sabremos, porque las mujeres y ni?os liberados no fueron rescatados por las autoridades. De hecho, en Noroeste documentamos que las casas de donde fueron sustra¨ªdas no se encontraban bajo vigilancia o resguardo de la polic¨ªa o el ej¨¦rcito.
No, las personas fueron liberadas por sus captores que, muy probablemente, consiguieron negociar a cambio de ellas lo que quer¨ªan.
?Y qu¨¦ quer¨ªan? Tampoco sabemos. En el contexto reciente de la violencia en Sinaloa est¨¢ el asesinato crudel¨ªsimo de tres personas un d¨ªa antes en Badiraguato, dos de ellas decapitadas y una m¨¢s carbonizada. En el lugar de los hechos dejaron un cart¨®n con una advertencia atribuida a Aureliano El Guano Guzm¨¢n, hermano de El Chapo.
Porque otra cosa que ocurre en Sinaloa es que, cada vez que una persona desaparece y sus familiares tienen el enorme valor de poner una denuncia, la probabilidad de que esa denuncia prospere y se judicialice es de apenas el 1%. S¨ª, 1%.
Lo que significa que la ¨²nica esperanza que las personas que desaparecen en Sinaloa tienen de regresar con bien a sus casas es que sea el crimen organizado el que las libere. As¨ª hayan sido raptadas con todo y sus familias.
Suscr¨ªbase a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y al canal de WhatsApp y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.