Entre tribus y pulsiones: la muerte del PRD
Primer referente electoral de la izquierda en M¨¦xico, el partido perder¨¢ el registro salvo milagro, v¨ªctima de a?os de salvajes pugnas intestinas y alianzas ins¨®litas. EL PA?S busca las claves de su decadencia
La muerte puede durar a?os y parecerse extra?amente a la vida, al menos en el plano pol¨ªtico, donde las derrotas suelen leerse como victorias y las rupturas como nuevas oportunidades. Poca vida parece quedarle al moribundo Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica, el PRD, que vive de prestado desde hace a?os, conectado al respirador artificial de las alianzas, peleado ahora con el recuento de los votos, tratando de evitar as¨ª su desaparici¨®n defin...
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La muerte puede durar a?os y parecerse extra?amente a la vida, al menos en el plano pol¨ªtico, donde las derrotas suelen leerse como victorias y las rupturas como nuevas oportunidades. Poca vida parece quedarle al moribundo Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica, el PRD, que vive de prestado desde hace a?os, conectado al respirador artificial de las alianzas, peleado ahora con el recuento de los votos, tratando de evitar as¨ª su desaparici¨®n definitiva. Es el epitafio de una formaci¨®n que una vez simboliz¨® la esperanza progresista de M¨¦xico, un pa¨ªs anclado al caudillaje durante d¨¦cadas.
Ahora, todo aquello parece quedar atr¨¢s. Vistos sus pobres resultados en las elecciones del 2 de junio, a las que lleg¨® en alianza con sus viejos rivales, el PRI y el PAN; el PRD se zambulle estos d¨ªas en una batalla desesperada por el recuento de votos, que le permita llegar al 3% del c¨®mputo global y mantener el registro, la ¨²nica forma de evitar la quiebra financiera. Parecen patadas de ahogado, para un partido que estuvo cerca de la presidencia y que lleg¨® a tener un enorme poder territorial y parlamentario. En realidad, es una actitud que refleja la ¨²ltima d¨¦cada de la formaci¨®n, inmerso en una batalla interminable por su control.
Consultados por EL PA?S, antiguos cuadros del partido se?alan diferentes puntos de quiebre. En muchos casos, las salvajes pugnas de sus ¡°tribus¡± aparecen como motivo principal, sobre todo tras la salida de la dirigencia de sus grandes l¨ªderes, Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas y Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, a finales de los 90. En otros, las pugnas son solo el s¨ªntoma. Ren¨¦ Bejarano, uno de los fundadores del partido, apunta, por ejemplo, a la firma del Pacto por M¨¦xico, un acuerdo de Estado que perge?¨® el Gobierno de Enrique Pe?a Nieto (2012-2018). ¡°Exacerb¨® la sangr¨ªa de militantes, que se convirti¨® en una hemorragia con la renuncia paulatina y continuada de miles de l¨ªderes nacionales, regionales y locales¡±, defiende Bejarano.
Fundado en 1989, el PRD naci¨® de la rebeld¨ªa. Hab¨ªan pasado 21 a?os de la matanza de Tlatelolco, los movimientos de izquierda proliferaban a lo largo y ancho del pa¨ªs, a pesar de la brutal represi¨®n del Estado. M¨¢s all¨¢ del conservador Acci¨®n Nacional, la oposici¨®n en M¨¦xico apenas exist¨ªa. El PRI gobernaba y dominaba. Surgido de la Revoluci¨®n 60 a?os atr¨¢s, el partido hab¨ªa sido capaz de institucionalizar la disidencia, hacerla propia. Era su modo de vida, su forma de ser. El PRI exist¨ªa para que no existiera nada m¨¢s.
Esa situaci¨®n ten¨ªa que saltar por los aires tarde o temprano. Y si la represi¨®n de 1968 y luego el halconazo, en 1971, daban una idea de las ganas de cambio ¨Cy del miedo del Estado a ese cambio¨C, no fue hasta pasados unos a?os cuando ese enfado cristaliz¨® en una verdadera fuerza pol¨ªtica, dispuesta a jugar en la cancha del partido ¨²nico. Mientras tanto, el pa¨ªs hab¨ªa acumulado problemas y el sistema, incapacidades. La lenta respuesta del Gobierno tras el brutal terremoto de 1985 y las denuncias de fraude en las elecciones de 1988, catalizaron la formaci¨®n del PRD.
¡°En el 88 yo estaba en Oxford, estudiando mi doctorado¡±, recuerda Agust¨ªn Basave, presidente del PRD entre finales de 2015 y mediados de 2016. ¡°Me invitaron a una recepci¨®n en la embajada de M¨¦xico en Londres. Coincidimos all¨ª Porfirio y yo¡±, dice, en referencia a uno de los l¨ªderes hist¨®ricos de la izquierda, Porfirio Mu?oz Ledo, recientemente fallecido. ¡°?l buscaba adeptos a su corriente democr¨¢tica del PRI. Y yo pens¨¦ en hacerlo, sumarme a la corriente, pero a mi regreso a M¨¦xico conoc¨ª a Colosio y me invit¨® a trabajar con ¨¦l¡±.
Luis Donaldo Colosio fue la respuesta del PRI a las ansias de cambio de la sociedad. Las denuncias de fraude de 1988, la creaci¨®n del PRD un a?o despu¨¦s y los murmullos de un posible levantamiento armado en Chiapas llevaron al tricolor a buscar un perfil distinto para las elecciones de 1994. Ya por entonces, Mu?oz Ledo y Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas, hijo del popular general posrevolucionario, L¨¢zaro C¨¢rdenas, hab¨ªan dejado el PRI y creado el PRD. C¨¢rdenas incluso hab¨ªa perdido una elecci¨®n, la de 1988, encabezando la candidatura de un partido menor, que luego acabar¨ªa desembocando, como tantos otros, en el PRD.
Pero en uno de esos extraordinarios giros de la historia, Colosio fue asesinado meses antes de las elecciones, en un ataque un tanto extra?o que nunca se acab¨® de resolver. El PRI quedaba fuera de juego. Parec¨ªa un escenario favorable para C¨¢rdenas, pero el candidato, que contend¨ªa por segunda vez, no llego al 20% de los votos. Aun as¨ª, no fue una mala temporada para el PRD. ¡°Fue una ¨¦poca [del 94 en adelante] de auge electoral, llegando a tener m¨¢s de ciento veinte diputados¡±, recuerda Bejarano. ¡°El partido empez¨® a ganar elecciones, primero a nivel municipal y luego incluso gubernaturas, como Tlaxcala, Baja California Sur, Zacatecas y el Distrito Federal¡±.
Metros cuadrados
En su monumental libro sobre la izquierda gobenante en Ciudad de M¨¦xico, Jefas y Jefes (Grijalbo, 2023) el periodista Alejandro Almaz¨¢n incluye fragmentos de varias entrevistas con Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas. Una refiere a 1997, momento en que el PRD discut¨ªa consigo mismo sobre la pertinencia de apoyar la reforma electoral del Gobierno priista de Ernesto Zedillo (1994-2000). El PRD celebraba su tercer Congreso Nacional y la ruptura parec¨ªa inminente. C¨¢rdenas, por un lado, cre¨ªa que negociar la reforma los alejaba de la izquierda de base, y que, adem¨¢s, aquello era solo un truco del PRI: cambiar todo para que no cambiara nada. Por su lado, Mu?oz Ledo defend¨ªa apoyarla, ser m¨¢s pragm¨¢ticos.
Almaz¨¢n narra que el Congreso tir¨® por el camino de en medio. Asumi¨® la cercan¨ªa con movimientos izquierdistas de base, como el EZLN, y acept¨® los postulados de Mu?oz Ledo. El PRD negociar¨ªa con el PRI y el PAN la reforma electoral que, entre otras cosas, permitir¨ªa que la poblaci¨®n de la capital eligiera a su propio gobernante. Ya en el parlamento, el PRI, escribe Almaz¨¢n, cambi¨® el texto pactado de la reforma y el PRD vot¨® en contra, aunque la modificaci¨®n se aprob¨® igualmente. En medio de toda aquella mara?a yac¨ªa la l¨®gica que mover¨ªa al PRD en los a?os siguientes, la necesidad de pactar y llegar a acuerdos.
Pero lejos de lo que pueda parecer, el car¨¢cter negociador del partido no enriqueci¨® sus din¨¢micas. Al contrario, las hiri¨® de muerte. Sus facciones tomaban el debate como una oportunidad para acumular poder, no para mejorar la vida pol¨ªtica del pa¨ªs. Como le dijo a Almaz¨¢n el propio C¨¢rdenas: ¡°Hubiera sido mejor definir el rumbo, tanto de unos como de otros, en vez de haber terminado en una mezcolanza que, a fin de cuentas, se redujo a las cuotas y al reparto del partido. Eso fue lo que acab¨® al PRD¡±.
¡°El partido tuvo dos grandes etapas¡±, argumenta Basave. ¡°La primera, caudillista, primero con C¨¢rdenas y luego con Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, cada uno de ellos el fact¨®tum del partido y tambi¨¦n ¨¢rbitros que dirim¨ªan pugnas por el poder¡±, detalla. Como buena parte de los fundadores del PRD, C¨¢rdenas y L¨®pez Obrador ven¨ªan del PRI. Tambi¨¦n Mu?oz Ledo o el mismo Basave, que dej¨® el tricolor a?os m¨¢s tarde. L¨®pez Obrador dirigir¨ªa al PRD en su etapa expansiva, a finales de los noventa, como ahora Mario Delgado con Morena, acumulando poder en los estados, con el colof¨®n de la victoria en el Gobierno de Ciudad de M¨¦xico, primero en 1997 con C¨¢rdenas, y luego en 2000, con L¨®pez Obrador.
Basave identifica la segunda etapa como la ¡°tribal¡±, en la que los dos caudillos se hacen a un lado y ¡°toman el poder las propias tribus, las corrientes¡±, sobre todo Nueva Izquierda, la facci¨®n de Jes¨²s Ortega y Jes¨²s Zambrano, conocidos como los Chuchos, Alternativa Democr¨¢tica Nacional. A partir de entonces, esa perversi¨®n de la l¨®gica negociadora redund¨® en la repartici¨®n del poder al mil¨ªmetro. ¡°Hab¨ªa la broma de que hasta los metros cuadrados de las oficinas se repart¨ªan de acuerdo a la fuerza de las corrientes¡±, cuenta Basave.
Tres rupturas
Se puede discutir cu¨¢ndo inicia la decadencia del PRD, si fue con la salida de L¨®pez Obrador de la dirigencia a finales de siglo pasado, o con la pol¨¦mica derrota electoral de 2006, ya con el dirigente tabasque?o en la boleta, o con la salida de cuadros del partido, como C¨¢rdenas, Alejandro Encinas o el propio L¨®pez Obrador, en 2012, o la firma del Pacto por M¨¦xico, que menciona Bejarano¡ Lo que es indiscutible es que se ve¨ªa venir desde hac¨ªa a?os. ¡°EL PRD siempre eran pleitos, mentadas de madre y peleas de facciones. Y las tribus acabaron con el PRD, igual que acabar¨¢n con Morena¡±, defiende Almaz¨¢n.
El especialista identifica tres grandes rupturas en el PRD, que acabaron con el partido hecho trizas. La primera, explica, fue el ¡°fraude¡± en la elecci¨®n de la dirigencia del partido en 1999, tras la salida de L¨®pez Obrador. ¡°Fue un esc¨¢ndalo y tuvo dos efectos¡±, explica Almaz¨¢n. ¡°Primero, putea a C¨¢rdenas, que iba de candidato a la presidencia en 2000, y le hace empezar muy bajo en las encuestas. Y luego, esas transas hacen que pierda brillo la estrella del PRD. Mucha gente cre¨ªa que era un partido democr¨¢tico, y de repente ven un fraude tipo PRI¡±, a?ade.
La segunda ruptura, apunta, se origina en los famosos video esc¨¢ndalos. Corr¨ªa el a?o 2004 y L¨®pez Obrador apuraba su tiempo en el Gobierno de Ciudad de M¨¦xico. Ya entonces daba conferencias de prensa matutinas todos los d¨ªas. Su pelea trascend¨ªa los l¨ªmites de la capital y apuntaba a Los Pinos, residencia del entonces presidente Vicente Fox, de Acci¨®n Nacional, que hab¨ªa sacado al PRI del poder. L¨®pez Obrador quer¨ªa llegar a la presidencia y todo parec¨ªa ir bien. Pero en marzo, Televisa divulg¨® unos v¨ªdeos en que colaboradores cercanos suyos manejaban grandes cantidades de dinero en efectivo, uno incluso en un casino en Las Vegas.
El esc¨¢ndalo acab¨® con los implicados en prisi¨®n, caso del propio Bejarano, uno de sus operadores m¨¢s importantes en la ciudad. Dentro del PRD, los videos pusieron todo patas arriba. L¨®pez Obrador y su equipo acabaron culpando a Rosario Robles, la otra estrella emergente del partido, que hab¨ªa ocupado durante unos meses la jefatura de Gobierno de la capital, entre C¨¢rdenas y el actual presidente. El caso salpic¨® a Robles por su cercan¨ªa con Carlos Ahumada, empresario que supuestamente estuvo detr¨¢s de las grabaciones. ¡°Ahumada adem¨¢s financiaba a muchos perredistas en esa ¨¦poca. Y ellos, encantados¡±, dice Almaz¨¢n.
La tercera ruptura lleg¨® en 2006, con la derrota de L¨®pez Obrador en la elecci¨®n presidencial frente al panista Felipe Calder¨®n, que el primero y los suyos siempre han calificado de fraude. La diferencia oficial entre ambos fue de medio punto. ¡°L¨®pez Obrador se daba cuenta de que los Chuchos no hab¨ªan puesto representantes de casilla en algunas zonas¡±, explica Almaz¨¢n. No era cualquier cosa. Los representantes de Casilla vigilan el conteo de votos y la confecci¨®n de las actas que luego pasan a las mesas de la autoridad electoral. ¡°Recuerdo que lo dijo en conferencias de prensa, se?alando al partido¡±, explica el especialista.
Derrotas rentables
¡°Una vez me pregunt¨® Julio Scherer viejo que cu¨¢ndo se jodi¨® el PRD¡±, dice Basave. ¡°Yo, parafraseando, a Vargas Llosa, dije, cuando la derrota se volvi¨® rentable¡±. No exenta de iron¨ªa, la respuesta del exdirigente ilustra esos a?os en que el PRD empezaba a perder fuerza territorial y parlamentaria, del 2012 en adelante, marcada por la salida de sus cuadros m¨¢s importantes, ninguno tanto como L¨®pez Obrador, que dej¨® el partido tras la derrota electoral de ese a?o, frente a Pe?a Nieto, y lanz¨® Morena.
Bejarano se?ala un momento anterior. Aunque 2012 es clave para ¨¦l por la firma del Pacto por M¨¦xico, marca 2008 en el calendario por los nefastos resultados de la pen¨²ltima batalla por el control interno del PRD. Igual que en 1999, las dos grandes corrientes de la formaci¨®n se enfrentaban en las urnas. Por un lado, Jes¨²s Ortega, de Nueva Izquierda, por otro, Alejandro Encinas, con el apoyo de Izquierda Democr¨¢tica. Ortega, por cierto, ya hab¨ªa protagonizado la pugna de 1999, que Almaz¨¢n calificaba de fraude.
¡°En este caso¡±, cuenta Bejarano, ¡°el Tribunal Electoral Federal impuso a Ortega como presidente nacional del partido. Desde entonces, la corriente moderada del partido, Los Chuchos, control¨® la direcci¨®n nacional¡±. Bejarano cuenta que una serie de cuadros, internos y externos, dirigieron al PRD durante los a?os de Pe?a Nieto, todos cercanos o impuestos por Los Chuchos, entre ellos el propio Basave. El acad¨¦mico disiente y dice que cuando lleg¨® ni siquiera estaba afiliado. Es m¨¢s, cuenta, se afili¨® cuando le pidieron que se presentara a las elecciones a la presidencia. En todo caso, gan¨®. Era diciembre de 2015.
¡°?Por qu¨¦ me present¨¦? Primero porque resucit¨® en mis entra?as el idealismo de mi juventud y dije, ¡®no, yo s¨ª puedo. Puedo redimirlo, convertirlo en un partido socialdem¨®crata¡¯. No s¨¦¡ Quiz¨¢ me gan¨® el peque?o masoquista que todos llevamos dentro¡±, dice, socarr¨®n. Basave implement¨® una pol¨ªtica de pactos con Acci¨®n Nacional para las elecciones intermedias de 2016, pero antes de llegar a las urnas, medio partido se le hab¨ªa revelado. Era la historia de siempre, una triple pulsi¨®n, la m¨¢s izquierdista chocando con la m¨¢s conservadora, topando a la vez con el c¨¢lculo electoral m¨¢s pragm¨¢tico. Despu¨¦s de sortear tiranteces de todo tipo, Basave logr¨® llegar a la elecci¨®n en alianza, pero Los Chuchos, cuenta, no tardaron en moverle la silla. En junio de 2016 dimit¨ªa.
Desde entonces se han sucedido dirigentes y crisis, un camino cuesta abajo marcado por la decadencia m¨¢s absoluta. Muchos de los que recuerdan ahora al PRD se?alan el caso Ayotzinapa. El artero ataque contra un continente de normalistas en 2014 en Iguala, Guerrero, ocurr¨ªa en un estado y un municipio controlados por el partido. No dejaba de ser ir¨®nico que la formaci¨®n que hab¨ªa discutido tan sesudamente sobre mantenerse o no cerca del zapatismo, facilitara uno de los ataques m¨¢s brutales en la historia de M¨¦xico contra un movimiento izquierdista de base.
En las ¨²ltimas elecciones, el PRD lleg¨® como la pata d¨¦bil de la alianza con el PRI y Acci¨®n Nacional. Sus resultados fueron malos. No lleg¨® al 3% de los votos, gan¨® dos diputados y dos senadores. Si sus 185 impugnaciones no llegan a buen puerto, los curules dejar¨¢n de ser del partido porque el partido habr¨¢ dejado de existir. ¡°La historia final del PRD se asemeja a la ¡®Cr¨®nica de una muerte anunciada¡¯ de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez¡±, dice Bejarano. ¡°Ah¨ª dentro aprend¨ª que esa idea de que el suicid¨® es antinatural no funciona en el PRD. O no eran conscientes, o no les import¨®¡±, zanja Basave.
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