El Gobierno entrega 15 documentos militares del ¡®caso Ayotzinapa¡¯ y da por finiquitadas las exigencias de las familias
L¨®pez Obrador recibe a los familiares de los 43 normalistas desaparecidos 10 meses despu¨¦s. Su gabinete entrega documentos castrenses sobre el caso, cambiando su versi¨®n de que no exist¨ªan y se?alando que los encontraron en una nueva b¨²squeda
Superada la vor¨¢gine electoral, el presidente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, se reuni¨® este lunes con las familias de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, 10 meses despu¨¦s de la ¨²ltima cita. El mandatario entreg¨® 15 documentos militares a las familias, parte, al parecer, de los 800 que han reclamado estos ¨²ltimos meses. L¨®pez Obrador, la secretaria de Gobernaci¨®n, Luis Mar¨ªa Alcalde, y su segundo, el subsecretario Arturo Medina, se?alaron que los documentos en realidad formaban parte de su archivo y que los han encontrado ahora, en una nueva b¨²squeda. El resto de los 800, les dijeron, o no tienen nada que ver con el caso, o se reservan por seguridad nacional.
El encuentro con L¨®pez Obrador fue r¨ªspido, como han sido las relaciones entre las partes en los ¨²ltimos a?os del sexenio. El mandatario lleg¨® a la reuni¨®n acompa?ado de Alcalde y Medina, y tambi¨¦n de los secretarios de Marina y Defensa, adem¨¢s del director del Centro Nacional de Inteligencia y del fiscal especial del caso. Del otro lado, la convocatoria fue atendida por la mayor¨ªa. Estaba el grupo principal de familiares y el grupo minoritario, favorecido este ¨²ltimo por el subsecretario Medina, sustituto de Alejandro Encinas, que ha mantenido una relaci¨®n distante con el grupo principal. Quien no estuvo fue la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum, cuyo papel en el futuro del caso resulta una inc¨®gnita.
El Gobierno ha cambiado el relato respecto al entuerto del archivo militar. Los documentos requeridos por las familias s¨ª existen, negando as¨ª las l¨ªneas discursivas de meses anteriores, que se?alaban que no exist¨ªan. Buena parte de las esperanzas de las familias para destrabar las investigaciones del caso pasaban por ah¨ª. Un par de documentos del archivo castrense, divulgados hace casi cuatro a?os, mostraban conversaciones de integrantes de la red criminal que atac¨® a los estudiantes, hace casi ya 10 a?os, en el municipio de Iguala, en Guerrero. El Ej¨¦rcito hab¨ªa monitoreado esas conversaciones con software esp¨ªa. En las conversaciones, los criminales hablaban del traslado de un grupo de normalistas durante el ataque.
En los a?os de mandato de L¨®pez Obrador, el GIEI, grupo de investigadores independientes que la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos mand¨® a M¨¦xico a seguir el caso, se zambull¨® en el archivo militar. Tambi¨¦n lo hizo la comisi¨®n especial de la Secretar¨ªa de Gobernaci¨®n. Entre ambos equipos encontraron esos y otros papeles. Antes de su salida el a?o pasado, el GIEI se?al¨® que la Secretar¨ªa de la Defensa Nacional (Sedena) a¨²n deb¨ªa entregar 800 documentos de su archivo, en que podr¨ªa haber informaci¨®n parecida a la encontrada en los dos documentos divulgados a?os atr¨¢s.
El Gobierno siempre dijo que la Sedena hab¨ªa entregado todo y que esos archivos no exist¨ªan. Ahora han matizado el asunto: si existen, estaban en el acervo construido estos a?os y no los hab¨ªan encontrado. Pero ya lo hicieron. Entregados el lunes en la noche a las familias, la mala noticia es que estos nuevos papeles apenas aportan informaci¨®n sobre el ataque contra los estudiantes normalistas. La esperanza era que abundaran en el monitoreo a los criminales vigilados entonces, pero al parecer no es as¨ª. La duda, claro, es si los documentos entregados corresponden a lo exigido por el GIEI estos a?os. Ausente el grupo de investigadores independientes, no hay forma de verificar los dichos del Ejecutivo.
Con la entrega, el Gobierno trata de cerrar uno de los reclamos principales de las familias y desactivar sus cr¨ªticas. Pero m¨¢s all¨¢ de los documentos militares, la falta de novedades se impone en el caso, alimentando la sensaci¨®n de par¨¢lisis en las investigaciones. L¨®pez Obrador siempre dijo que las pesquisas quedar¨ªan resueltas antes de acabar su mandato, pero las posibilidades de que eso ocurra son m¨ªnimas. Muchos procesos est¨¢n atorados en los juzgados, como los del exprocurador Jes¨²s Murillo Karam, o el de los militares implicados; otros sospechosos, caso del brazo derecho de Murillo, Tom¨¢s Zer¨®n, siguen huidos. Y no hay forma de encontrar restos de ninguno de los 43 desde hace ya tres a?os.
El encuentro inici¨® con las intervenciones del fiscal especial, Rosendo G¨®mez, que enumer¨® las b¨²squedas recientes de su equipo en terreno. En los ¨²ltimos a?os, su unidad y la comisi¨®n de Gobernaci¨®n han devenido casi exclusivamente en un grupo de buscadores sobre el terreno, agotando cada peque?a pista que llega a sus o¨ªdos, sobre el posible emplazamiento de restos de alguno de los 43. De momento, no han tenido ¨¦xito. G¨®mez inform¨® de las b¨²squedas y tambi¨¦n del estado de los procesos judiciales. No dijo una palabra de las l¨ªneas de investigaci¨®n que maneja su unidad sobre el caso, dando la sensaci¨®n de que el Estado asume que no hay forma de saber mucho m¨¢s de lo que ya se sabe.
Y lo que se sabe es relativamente poco. En septiembre de 2014, polic¨ªas locales de Iguala y Cocula atacaron un contingente de estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en Iguala, apoyados en el grupo criminal Guerreros Unidos, que usaba el municipio de base para tr¨¢fico de hero¨ªna y otras drogas al norte. El ataque, apoyado en la actitud activa u omisa de otras polic¨ªas y militares, dej¨® seis muertos y 43 estudiantes desaparecidos, de los que solo han aparecido restos de tres. Es una inc¨®gnita por d¨®nde pasaron los estudiantes desaparecidos a partir de cierta hora en la noche del ataque, el 26 de septiembre de 2014. Se ignora d¨®nde los llevaron en las horas siguientes.
A pesar de la cantidad de informaci¨®n recopilada estos a?os, de las declaraciones de decenas de testigos acumuladas en la indagatoria, de las b¨²squedas realizadas en cuevas, pozos, barrancas y campos de cultivo, no hay forma de dar con el paradero de los muchachos. Los restos de dos aparecieron en una barranca entre 2020 y 2021. Huesos de otro lo hicieron en un r¨ªo, en 2014, semanas despu¨¦s de la desaparici¨®n, en circunstancias controvertidas: los investigadores asumen que la ubicaci¨®n de esos huesos fueron parte de un montaje para cerrar el caso r¨¢pido y evitar el desgaste al Gobierno, entonces en manos de Enrique Pe?a Nieto.
Estos a?os, Fiscal¨ªa y Gobernaci¨®n han apuntado diferentes hip¨®tesis de lo ocurrido. Algunas hilan la posibilidad de que criminales ¨Co autoridades¨C hubieran deshecho parte de los cuerpos en alg¨²n rancho cercano a Iguala. Uno de los principales testigos protegidos, alias Juan, cabecilla en realidad de Guerreros Unidos, dijo que a una parte de los muchachos se los hab¨ªan llevado a un batall¨®n del Ej¨¦rcito en Iguala. El mismo L¨®pez Obrador, en su ¨²ltimo libro, incorpor¨® la declaraci¨®n de otro testigo protegido, que aseguraba que hab¨ªa participado en la quema y traslado de parte de los muchachos en dos funerarias, horas despu¨¦s del ataque.
Fiscal¨ªa y Gobernaci¨®n juegan tambi¨¦n con la idea de mandar al laboratorio decenas de fragmentos ¨®seos encontrados en 2014 en el famoso basurero de Cocula, centro gravitatorio de la teor¨ªa del Gobierno de Pe?a Nieto. Esta versi¨®n, obtenida parcialmente con base a declaraciones obtenidas mediante tortura, se?alaba que Guerreros Unidos hab¨ªan llevado los estudiantes, algunos muertos ya, al vertedero, cerca de Iguala. Ah¨ª hab¨ªan matado a los vivos, hab¨ªan arrojado los cuerpos al fondo del paraje y los hab¨ªan quemado en una pira. Luego hab¨ªan arrojado los restos a un r¨ªo. Los investigadores encontraron entonces fragmentos de hueso all¨ª, pero descartaron su an¨¢lisis por su deterioro.
Pero todo son eso, hip¨®tesis, versiones, posibilidades, lo mismo que hace seis a?os, cuando el mandatario lleg¨® al Gobierno y coloc¨® el caso Ayotzinapa en el centro de los problemas que su administraci¨®n resolver¨ªa. En unos meses inicia una nueva. A estas alturas, resulta dif¨ªcil saber c¨®mo abordar¨¢ Claudia Sheinbaum el caso. La virtual presidenta electa jurar¨¢ el cargo el 1 de octubre, cinco d¨ªas despu¨¦s del d¨¦cimo aniversario del ataque contra los normalistas. La nueva mandataria no participar¨¢ en el pr¨®ximo encuentro entre familias y Gobierno, agendado para el 3 de julio. Podr¨ªa hacerlo en el siguiente, seguramente el ¨²ltimo, entre agosto y septiembre.
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