Dahlia de la Cerda: ¡°Ahora cuando me critican y me quiero pelear, pienso: tienes una reputaci¨®n que cuidar¡±
La escritora mexicana publica ¡®Medea me cant¨® un corrido¡¯, un libro de cuentos cuyos protagonistas, en su mayor¨ªa mujeres, enfrentan el asedio del narco y del Ej¨¦rcito
Su reputaci¨®n de mujer combativa e implacable la precede. Las redes arden cada vez que Dahlia de la Cerda (Aguascalientes, 39 a?os) publica un mensaje o decide enfrentarse a alguien: otro escritor, un editor, da igual qui¨¦n. Su imagen agresiva, en cambio, se desvanece en el trato personal: la escritora mexicana responde risue?a y generosa las preguntas que se le plantean. Despu¨¦s del superventas Perras de reserva (Sexto Piso, 2022), que ya va por su und¨¦cima reimpresi¨®n, vuelve a la narrativa ¡ªtras recalar en el ensayo¡ª con otro libro de cuentos interconectados, Medea me cant¨® un corrido, publicado en la misma editorial.
En apenas dos a?os, su vida ha cambiado bastante, o al menos la percepci¨®n que su entorno tiene de ella. ¡°Antes transitaba lugares muy precarios en los que me sent¨ªa muy c¨®moda, pero ahora siento que la gente no se siente c¨®moda conmigo¡±, reconoce: ¡°Mis amigas ya no me invitan a sus fiestas¡±. Ha sido muy complicado ir adapt¨¢ndose a los cambios, ha implicado ¡°muchos duelos¡± y ¡°mucha autocr¨ªtica¡±, dice, pero ahora est¨¢ tratando de disfrutar.
Cuando plane¨® este libro ¨Dplagado de referencias pop y escrito en un estilo directo, sin florituras y en primera persona¨D, quer¨ªa escribir historias que hablaran sobre el aborto, un tema que ha ocupado siempre un lugar prioritario en su vida. De la Cerda fund¨® y codirige la colectiva Morras Help Morras, una de las primeras organizaciones en M¨¦xico dedicadas a informar y acompa?ar a mujeres en el proceso de interrupci¨®n del embarazo. ¡°Hemos avanzado bastante desde que yo empec¨¦¡±, explica: ¡°Estaba superestigmatizado. A los pol¨ªticos se lo mencionabas y te cerraban la puerta en la cara¡±. Aunque ese fue su foco inicial, en el proceso ¡°fueron pasando cosas¡±. La m¨¢s importante, que comenz¨® a interesarse por los chicos que son reclutados por el crimen organizado. Esos dos temas son, finalmente, los que atraviesan hoy a los protagonistas, en su mayor¨ªa mujeres que se enfrentan a una vida asediada por la violencia con la ayuda de una misteriosa Medea.
Pregunta. Adem¨¢s de este personaje de la mitolog¨ªa griega, ha elegido el m¨ªtico Aztl¨¢n para situar la trama, aunque menciona expl¨ªcitamente algunas cosas del M¨¦xico actual, como la guerra contra el narco de Felipe Calder¨®n. ?Por qu¨¦ ese juego?
Respuesta. Me interesaba construir un universo narrativo que no fuera espec¨ªficamente M¨¦xico para darme m¨¢s licencias po¨¦ticas, para tener m¨¢s libertad de ficcionar. Por ejemplo, cuando en Perras de reserva menciono Guadalajara o algunos territorios espec¨ªficos, se me pide m¨¢s rigor. Como que [a la gente] se le olvida que es ficci¨®n y que lo que est¨¢ en el libro no tiene por qu¨¦ retratar la realidad tal como es. Yo quer¨ªa tener m¨¢s libertad creativa, por eso decid¨ª crear un mundo que, aunque se sobreentiende que podr¨ªa ser M¨¦xico, no lo es.
P. La m¨²sica ocupa un lugar muy importante en las historias, ya sea para vertebrarlas o como murmullo de fondo. ?Qu¨¦ papel ha jugado en su vida a la hora de desarrollar su imaginario pol¨ªtico?
R. Ha jugado un papel muy importante. Constantemente estoy en la b¨²squeda de nuevos referentes musicales, porque creo que la m¨²sica nos ayuda a entender contextos complejos de forma sencilla. Tambi¨¦n creo que ha sido una herramienta pol¨ªtica, aunque no sea abiertamente m¨²sica de protesta, pero de alguna u otra forma tiene posturas pol¨ªticas. La m¨²sica es capaz de conectar a un nivel muy profundo con las personas.
P. Ha puesto mucho ¨¦nfasis en contextualizar el surgimiento de los narcocorridos, m¨¢s all¨¢ de su contenido o sus consecuencias. Al mismo tiempo, en una de las historias, los corridos s¨ª cuentan con cierto poder de persuasi¨®n. ?C¨®mo convive una cosa con la otra?
R. Es que los seres humanos somos complejos y diversos, asimilamos la informaci¨®n de forma distinta. As¨ª como hay chicos que escuchan los corridos y no quieren ser maleantes, simplemente les sirven de motivaci¨®n, de que ya call¨¦ boca, de que soy de familia pobre, alguien ten¨ªa que chingarle, y que lo ven como m¨²sica de motivaci¨®n para ser mejores en sus vidas personales y laborales; hay chicos que, con o sin corridos, se quieren meter en las organizaciones multicrimen.
P. ?C¨®mo deber¨ªamos abordar socialmente ese perfil, que en el libro califica como ¡°el hijo m¨¢s complejo de la guerra¡±? Un ni?o que es v¨ªctima y victimario, atrapado entre la violencia del narco y la del Estado.
R. Es algo muy complejo que a m¨ª me vol¨® un mont¨®n la cabeza. Me interes¨¦ en este tema porque un d¨ªa andaba en el Tiktok y me encontr¨¦ uno de unos chicos que estaban dentro de una organizaci¨®n, eran claramente sicarios. Eran muy j¨®venes, la mayor¨ªa ni?os y adolescentes, iban en una camioneta con sus armas. Y llevaban sus m¨¢scaras de calavera con luces led. Entonces yo dije, estos chiquillos que est¨¢n bien chiquitos y ya andan ac¨¢ de malandros, no puedo creer. Y me met¨ª a los comentarios y hab¨ªa varios perfiles de miembros del Ej¨¦rcito, y eran: tres d¨ªas y son abono, pollitos de colores, luego los topamos y andan llorando.
Cuando dicen tres d¨ªas y son abono, dices, wey, est¨¢s hablando de matarlos. Independientemente de que sean sicarios, ?s¨ª est¨¢s consciente de que son ni?os? Esto me radicaliz¨®, porque me empec¨¦ a meter a esos perfiles, y te das cuenta de que piensan igual [que los sicarios]. Usan los mismos corridos, traen las mismas armas, a veces andan igual de uniformados: lo que los diferencia son solo los logos. Esta l¨ªnea de qui¨¦nes son los buenos y qui¨¦nes son los malos se convierte en algo difuso.
Tambi¨¦n es que estos ni?os no son santos. Muchos de ellos ya llevan varios asesinatos, tienen aterrorizados a pueblos enteros. Entonces, como sociedad, la verdad, a lo que invitar¨ªa es a que complejicemos. Y que veamos que detr¨¢s de un ni?o sicario hay un ser humano al que le hemos fallado y al que le ha fallado el Estado en m¨²ltiples niveles. Y, por otro lado, est¨¢ el Ej¨¦rcito, que yo no soy para nada fan, pero que la mayor¨ªa son hombres que vienen de un contexto bien precarizado, bien marginal, donde a veces la ¨²nica oportunidad de vida que tienen es esa. Tenemos que tratar de ver la pintura completa.
P. A lo largo de los cuentos dibuja un paisaje desolador en cuanto a la violencia, pero tambi¨¦n deja cierto margen a la resistencia, siempre desde la sociedad civil. ?No hay esperanza en una justicia de Estado?
R. No, la verdad, no. Es muy complicado, sobre todo en M¨¦xico, con los niveles en que las organizaciones multicrimen se han infiltrado o el Estado ha pactado con ellas. Tendr¨ªa que cambiar completamente la pol¨ªtica de drogas y la pol¨ªtica de seguridad p¨²blica, para empezar, y buscar alternativas para combatir al crimen organizado que no sea cortando las cabezas m¨¢s grandes. No tardan en agarrar a los Chapitos, ?y para qu¨¦? ?Para que el C¨¢rtel Jalisco Nueva Generaci¨®n se fortalezca m¨¢s? Es como cortarle la cabeza a un monstruo y que le salgan 100.
No tengo esperanza, porque veo que el Estado no tiene voluntad para generar herramientas de pacificaci¨®n, que es uno de los temas que m¨¢s importan. Tampoco desesperanza, no digo que no haya que trabajar con el Estado, porque yo trabajo mucho con sus instituciones, pero que yo piense que un d¨ªa el Estado va a ser superbueno y va a cambiar todo, no.
P. Es una persona muy cr¨ªtica con el sistema, pero poco a poco va conquistando espacios de poder e influencia dentro de ¨¦l. ?C¨®mo vive esa dualidad?
R. Eso est¨¢ bien interesante porque, por ejemplo, hay lugares a los que nunca hab¨ªa tenido acceso y ahora, gracias a la literatura, s¨ª. Ten¨ªa a?os tratando de dar clase en las c¨¢rceles y no me hab¨ªan dejado porque no era una persona adecuada, no era la influencia que las chicas que est¨¢n privadas de su libertad necesitaban. Ahorita estoy dando clase en 30 c¨¢rceles. Y yo sigo siendo la misma persona, lo ¨²nico que cambia es que ahora tengo capital pol¨ªtico y cultural.
Entonces s¨ª ha sido bien loco, porque te engolosinas. Cuando me critican en redes y me quiero pelear, o cuando me pasan cosas de discriminaci¨®n en algunos lugares, que todav¨ªa me pasan, y quiero hacer un desmadre, pienso: tienes una reputaci¨®n que cuidar, est¨¢s viajando, los guardias ya no te siguen tanto en el supermercado¡ ?Vas a echar a perder esto? No lo eches a perder, comp¨®rtate, s¨¦ una buena salvaje. Pero luego leo a Virginie Despentes, que dice que el miedo a perder la reputaci¨®n es algo burgu¨¦s, y me siento tan culpable. Digo: ?me estar¨¦ transformando en una burguesa? ?Por qu¨¦ me da miedo perder algo que no ten¨ªa antes?
Y es constantemente eso, pero creo que ver c¨®mo le ha cambiado la vida a mi pareja, que s¨ª era muy discriminado, eso ya es todo. Tambi¨¦n ver c¨®mo mi mam¨¢ est¨¢ tranquila. Mi privilegio se traslada a ellos. Todo el mundo se acostumbra a que le traten bien, porque que te discriminen y te revisen el ticket art¨ªculo por art¨ªculo no se siente chido, y s¨ª ha sido bien dif¨ªcil mantenerme cr¨ªtica ante algo que se siente tan bien.
P. ?Qu¨¦ pens¨® cuando Peso Pluma proyect¨® su columna sobre los narcocorridos en uno de sus conciertos?
R. No tuve tiempo de pensar nada. Al principio me emocion¨¦, dije ¡°¨®rale, qu¨¦ chido¡±, porque es una forma de reconocimiento. Pero luego con toda la pol¨¦mica que se vino ¡ªporque dur¨¦ como una semana siendo trending topic [en X]¡ª, no pod¨ªa creerlo. Me hubiera gustado que me avisaran para estar preparada, pero s¨ª me dio much¨ªsima proyecci¨®n, se nota en c¨®mo se disparan las ventas.
P. Con su nivel de actividad y exposici¨®n en redes, ?le da miedo que la gente hable m¨¢s de usted que de lo que escribe?
R. Pues no tanto, porque pues ayuda a que se venda el libro. Es que de pol¨¦mica en pol¨¦mica se ha ido reimprimiendo [r¨ªe]. Lo que s¨ª me preocupa un poco es que de pronto la aversi¨®n hacia m¨ª hace que la gente no lea mi libro, o que lo lea desde una forma sesgada, o que no considere mis opiniones porque les caigo mal. Porque yo, por ejemplo, leo a colegas que me caen mal y me parece que su literatura es valiosa.
P. ?Por ejemplo, a qui¨¦nes?
R. F¨ªjate que Vargas Llosa me cae mal, pero hay un libro de ¨¦l que me gusta mucho, pero yo creo que es un daddy issue, porque a mi pap¨¢ le gustaba mucho La ciudad y los perros, y yo se lo le¨ªa a mi pap¨¢, entonces como que me qued¨® el gusto porque lo siento cercano a ¨¦l. Ese libro me gusta mucho y me caigo mal porque es insoportable [r¨ªe]. Y, por ejemplo, Ariana Harwicz me cae mal, y su libro Matate amor me pareci¨® que es bueno. No entiendo muchas cosas, pero me pareci¨® que es un libro bueno.
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