Rosario Piedra Ibarra, entre el activismo y la pol¨¦mica permanente
La reelegida presidenta de la CNDH, hija de una prestigiosa defensora de los derechos humanos y cercana al expresidente L¨®pez Obrador, acumula acusaciones de corrupci¨®n, falsificaci¨®n documental y parcialidad durante su primer mandato
Nadie en M¨¦xico se atreve a poner en duda el linaje de Rosario Piedra Ibarra. Su madre, Rosario Ibarra de Piedra, fue una de las pioneras en la lucha de derechos humanos en el pa¨ªs. Reconocida figura de la izquierda, primera mujer en ser candidata a la presidencia y fundadora de una de las primeras organizaciones de buscadores de desaparecidos, Ibarra de Piedra construy¨® un indudable legado en el universo de los derechos humanos. La actual titular de la Comisi¨®n Nacional de derechos Humanos (CNDH) absorbi¨® eso desde la infancia y form¨® parte incluso de la asociaci¨®n creada por su madre, el Com...
Nadie en M¨¦xico se atreve a poner en duda el linaje de Rosario Piedra Ibarra. Su madre, Rosario Ibarra de Piedra, fue una de las pioneras en la lucha de derechos humanos en el pa¨ªs. Reconocida figura de la izquierda, primera mujer en ser candidata a la presidencia y fundadora de una de las primeras organizaciones de buscadores de desaparecidos, Ibarra de Piedra construy¨® un indudable legado en el universo de los derechos humanos. La actual titular de la Comisi¨®n Nacional de derechos Humanos (CNDH) absorbi¨® eso desde la infancia y form¨® parte incluso de la asociaci¨®n creada por su madre, el Comit¨¦ Eureka. Nadie duda del prestigio de su ascendencia, pero muchos han cuestionado su desempe?o como ombudsperson. En el camino hacia su reelecci¨®n, Piedra Ibarra enfrent¨® acusaciones de corrupci¨®n, falsificaci¨®n de documentos, parcialidad y omisiones a las violaciones de los derechos humanos.
Licenciada en Psicolog¨ªa y con una maestr¨ªa en Psicopedagog¨ªa, Piedra Ibarra entr¨® al activismo de la mano de la madre. La matriarca se lanz¨® a las calles en 1974 a buscar a su hijo, Jes¨²s Piedra, miembro de la Liga Comunista 23 de Septiembre y v¨ªctima de desaparici¨®n forzosa de la represi¨®n del Estado durante los a?os de la Guerra Sucia, un periodo de m¨¢s de cuatro d¨¦cadas de persecuci¨®n a los movimientos pol¨ªticos. En 1977, su Ibarra de Piedra reuni¨® a familiares de desaparecidos en las Administraciones de Gustavo D¨ªaz Ordaz (1964-1970) y Luis Echeverr¨ªa (1970-1976) y fund¨® el Comit¨¦ Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Pol¨ªticos.
Esa organizaci¨®n acabar¨ªa haci¨¦ndose conocida con los a?os como Comit¨¦ Eureka. La asociaci¨®n impuls¨® huelgas de hambre para pedir la amnist¨ªa de los presos pol¨ªticos y la presentaci¨®n con vida de los desaparecidos, y en 1978, consigui¨® que el presidente Jos¨¦ L¨®pez Portillo promulgara la Ley de Amnist¨ªa, que dio la libertad a 1.500 presos pol¨ªticos y a 2.000 personas m¨¢s que eran buscadas por las autoridades. Durante m¨¢s de 40 a?os, su hija le acompa?¨® en esa lucha. De manera paralela al activismo, Piedra Ibarra ejerci¨® como profesora de educaci¨®n especial por tres d¨¦cadas, hasta que finalmente se sumergi¨® en la pol¨ªtica.
Su primer paso fueron las elecciones de 2018. En los comicios en los que Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador gan¨® la presidencia, Piedra Ibarra fue candidata a diputada federal por Nuevo Le¨®n. Contend¨ªa en Morena, el partido creado por el expresidente, con quien manten¨ªa una relaci¨®n de amistad. Perdi¨® en las urnas y fue nombrada, como una especie de premio consolaci¨®n, secretaria de Derechos Humanos del Comit¨¦ Ejecutivo Nacional de la formaci¨®n guinda. De acuerdo a una denuncia presentada en su contra en las ¨²ltimas semanas, segu¨ªa ocupando el cargo directivo en Morena hasta su elecci¨®n en 2019 como presidenta de la CNDH.
Su primera designaci¨®n al frente del organismo, como todo lo que vino luego, estuvo marcada por la pol¨¦mica. Ah¨ª empezaron a verse los grises en la vida de Piedra Ibarra. El Senado la nombr¨® ombudsperson despu¨¦s de una cuestionada votaci¨®n, que sigue siendo motivo de pelea hoy en la esfera pol¨ªtica. El problema estuvo en el c¨¢lculo de votos emitidos y votos contabilizados, que no coincid¨ªan entre s¨ª. A pesar de eso, el partido guinda le alz¨® la mano, le tom¨® protesta y sigui¨® adelante con o¨ªdos sordos hacia las cr¨ªticas. Las irregularidades de ese primer proceso siguieron saliendo a la luz, incluso estos d¨ªas, cuando se le denunci¨® por haber tenido un cargo de dirigencia en un partido, algo que estaba prohibido.
Las inconsistencias no fueron cosa de una sola vez. Una rama del Comit¨¦ Eureka, que se dividi¨® entre quienes apoyaban su reelecci¨®n y quienes la rechazaban, difundi¨® cartas de personalidades que supuestamente respaldaban a la titular de la CNDH para que se quedara en el cargo otros cinco a?os m¨¢s. Entre las misivas publicadas, hab¨ªa una que ten¨ªa el nombre del obispo Ra¨²l Vera, un reconocido defensor de los derechos humanos. El religioso desminti¨® su apoyo y pidi¨® que se investigara la usurpaci¨®n de su nombre. Piedra Ibarra se vio forzada a explicar que hab¨ªa entregado al Senado ¡°sin malicia ni mala fe¡± un documento que cre¨ªa leg¨ªtimo.
Los cinco a?os de gesti¨®n al frente de la CNDH, que no acostumbraba a ver reelecciones de sus titulares, estuvieron cargados tambi¨¦n de cr¨ªticas. A mitad de su mandato, activistas y defensores de derechos humanos ya cuestionaban la falta de resultados. Esa idea tom¨® contundencia en las ¨²ltimas semanas, cuando un colectivo de organizaciones civiles difundi¨® un an¨¢lisis de la gesti¨®n y acus¨® ¡°omisiones graves¡± ante reiteradas violaciones a los derechos humanos. Apuntaban a la ra¨ªz de todo, el temor que ten¨ªan en 2019, su cercan¨ªa con el partido en el gobierno y el poco margen de autonom¨ªa que eso le daba.
Lo que Piedra Ibarra vend¨ªa como ¡°transformaci¨®n de la CNDH¡±, el activismo lo entendi¨® como debilitamiento institucional. Ella misma propuso en enero disolver a la comisi¨®n porque, seg¨²n dijo, ya no representaba a los intereses del pueblo. La relaci¨®n con Ibarra de Piedra fue el argumento m¨¢s usado, por unos y por otros, en el extenso debate de este martes. Quienes estaban a favor, defend¨ªan la trayectoria de la titular y su madre, como si fuera un salvavidas que lo justificara todo. Quienes estaban en contra, marcan la distancia entre las dos. ¡°Es un orgullo¡±, comentaban de un lado. ¡°Qu¨¦ verg¨¹enza¡±, del otro. Murmullos que se apagaron cuando entr¨® al pleno la presidenta de la CNDH. Vestida de rojo, con una sonrisa que tapada su rostro, levant¨® su mano derecha y tom¨® protesta por los pr¨®ximos cinco a?os.