Las elecciones visibilizan a actores radicales, pero las posibilidades de la ultraderecha son remotas
El movimiento de Eduardo Ver¨¢stegui destapa su cara m¨¢s violenta en un M¨¦xico donde estas opciones no encuentran gran hueco entre el electorado
Las im¨¢genes aparecieron sin previo aviso ni filtros ni contexto. Eduardo Ver¨¢stegui, un antiguo actor de telenovelas devenido en l¨ªder ultraconservador, empu?a un rifle de asalto de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, apunta a una diana y dispara m¨¢s de una decena de veces en un campo de tiro. ¡°Miren lo que les vamos a hacer a los terroristas de la agenda 2030, del cambio clim¨¢tico y de la ideolog¨ªa de g¨¦nero¡±, escribi¨® el influencer de 49 a?os. Ver¨¢stegui aspira a una candidatura independiente en las elecciones presidenciales de 2024 y est¨¢ volcado en conseguir poco menos de un mill¨®n de firmas para ganarse el registro, bajo el lema ¡°Dios, patria y familia¡±. Las cr¨ªticas y las burlas no se hicieron esperar. Tampoco las muestras de apoyo para ¡°quien se atreve a decir, lo que los dem¨¢s no¡± y ¡°quien salvar¨¢ a M¨¦xico del comunismo¡±. El video se esfum¨® de sus redes sociales y, aunque despu¨¦s recul¨® y dijo que las amenazas eran una s¨¢tira, el da?o ya estaba hecho. Al final, obtuvo lo que quer¨ªa. Todos estaban hablando de ¨¦l.
Lo que fue uno de los mayores mensajes de odio que ha habido contra la comunidad LGBT y el movimiento feminista en M¨¦xico en tiempos recientes se olvid¨® con el paso de los d¨ªas. Sin dar m¨¢s explicaciones, Ver¨¢stegui sigui¨® con su vida. Esta misma semana present¨® en Espa?a Sonido de libertad, una pel¨ªcula propagand¨ªstica producida por ¨¦l, y se tom¨® una foto con Santiago Abascal, l¨ªder de Vox y el rostro m¨¢s visible de la ultraderecha en ese pa¨ªs. Antes se le ha visto cenando con Donald Trump, estrechando la mano del salvadore?o Nayib Bukele o recibiendo elogios del expresidente brasile?o Jair Bolsonaro.
¡°Creo que Ver¨¢stegui por fin dijo fuera m¨¢scaras y empez¨® a mostrar cu¨¢l es su verdadera agenda, ya sin fachadas como su pel¨ªcula¡±, se?ala el escritor y periodista Ricardo Raphael. M¨¢s all¨¢ de los esfuerzos burdos por llamar la atenci¨®n, el episodio deja preguntas sobre la penetraci¨®n de este tipo discursos en los votantes, sobre los poderes f¨¢cticos que los promueven y sobre las posibilidades reales de ganarse un espacio en la pol¨ªtica de M¨¦xico, un pa¨ªs que hasta ahora ha estado al margen del viraje ultraconservador que se ha visto en Am¨¦rica y Europa. ¡°No es un fen¨®meno mexicano. En otros pa¨ªses se ha visto que todos estos movimientos traen much¨ªsimos recursos detr¨¢s, una operaci¨®n electoral y la capacidad de construir bases estables de apoyo¡±, se?ala Raphael, que ha seguido durante meses la apuesta pol¨ªtica de Ver¨¢stegui. ¡°Y, a nivel internacional, nunca los hab¨ªa visto tan animados a conseguir el poder¡±, agrega.
¡°Estamos cansados de lo mismo¡±, dice una seguidora en un video promocional de Ver¨¢stegui de principios de este mes. ¡°Estoy a favor de Eduardo Ver¨¢stegui porque es importante que los derechos fundamentales, como el derecho a la vida y el derecho a nacer, se defiendan¡±, comenta otra. Entre ambos testimonios suena m¨²sica de mariachi, con letras que combinan el orgullo de ser mexicano con consignas como la defensa de la familia tradicional.
El historiador Mario Santiago, especialista en movimientos de derecha del Instituto Mora, afirma que hace falta ir m¨¢s all¨¢ de Ver¨¢stegui para entender la nueva visibilidad que han adquirido los grupos de derecha radical en M¨¦xico. ¡°Una de las principales lecciones que nos dej¨® el estudio sobre el nazismo y fascismo es que no hay que centrarse tanto en personajes como Hitler y Mussolini, hay que pensar m¨¢s en la gente que los sigui¨® hasta morir¡±, afirma el investigador. A bote pronto, el acad¨¦mico hace un retrato robot del grueso de los simpatizantes ultraconservadores en M¨¦xico: generalmente hombres j¨®venes de menos de 35 a?os; cat¨®licos radicalizados o, en algunos casos, evang¨¦licos; con escolaridad hasta el nivel medio superior, concentrados en zonas del pa¨ªs tradicionalmente conservadoras como el norte y el Baj¨ªo.
Santiago explica que la diferencia fundamental entre la derecha y la extrema derecha es la noci¨®n del otro. Mientras que la derecha sin apellidos reconoce al otro como un oponente y entra a la disputa del campo pol¨ªtico, las derechas radicales tienen la noci¨®n de que es necesario exterminar a los rivales porque son enemigos e hist¨®ricamente se han mantenido al margen de la lucha institucional por el poder.
En otros pa¨ªses, los grupos ultraconservadores han puesto en el centro de su agenda el combate a lo que ellos llaman la ¡°ideolog¨ªa de g¨¦nero¡±, una respuesta directa a las consignas igualitarias y de expansi¨®n de derechos del feminismo y de movimientos de la diversidad sexual. Tambi¨¦n defienden el nacionalismo y reaccionan contra la migraci¨®n, ya sea por racismo o por temor al globalismo, y ponen en la mira el papel del Estado en la econom¨ªa, promoviendo visiones con tintes conspirativos, como grandes conjuras comunistas, mas¨®nicas o del ¡°lobby gay¡±. Otros acad¨¦micos suman el factor del punitivismo y la idea de que solo la mano dura es garant¨ªa de seguridad y estabilidad.
En M¨¦xico estas agendas se replican, al menos parcialmente. El Frente Nacional por la Familia, como la cara visible del Yunque, retom¨® consignas contra la ¡°ideolog¨ªa de g¨¦nero¡± y las mezcl¨® con la pelea hist¨®rica de grupos cat¨®licos conservadores por la defensa de la familia tradicional y la educaci¨®n. La organizaci¨®n fue notoria por oponerse al matrimonio y la adopci¨®n de parejas homoparentales, por presionar para lograr leyes que frenaran esos derechos o que impidieran la impartici¨®n de educaci¨®n sexual en las escuelas. Recientemente, hubo voces que tacharon los nuevos libros de texto de ¡°comunistas¡±. El rechazo a la migraci¨®n, en cambio, solo ha tenido chispazos, como cuando cientos de personas se manifestaron en Tijuana por el paso de la caravana migrante.
Ernesto Bohoslavsky, autor de Historia m¨ªnima de las derechas latinoamericanas, subraya que las crisis son un campo de cultivo para que discursos radicalizados se extiendan y se vuelvan m¨¢s aceptados. ¡°Esa gente tiene ¨¦xito cuando fracasa el Estado y fracasa la pol¨ªtica, son ¡®hijos de la crisis¡¯ por lo general y es ah¨ª cuando tiene escucha masiva¡±, se?ala el investigador argentino. ¡°Los mismos de siempre ya te fregaron. Es hora de reaccionar¡±, public¨® el equipo de Ver¨¢stegui el viernes.
En 2018, el hartazgo con el ¡°viejo r¨¦gimen¡± se tradujo en m¨¢s de 30 millones de votos para Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, m¨¢s del 53% de la votaci¨®n efectiva y m¨¢s del doble que el panista Ricardo Anaya, su m¨¢s cercano competidor. ¡°El triunfo de L¨®pez Obrador fue un punto de inflexi¨®n¡±, se?ala Santiago. La hegemon¨ªa pol¨ªtica del presidente y su omnipresencia se convirtieron en ingredientes clave para la movilizaci¨®n de grupos conservadores, aunque el especialista matiza que ¡°ni toda la oposici¨®n es de derecha ni toda la derecha est¨¢ fuera de la Cuarta Transformaci¨®n o del Gobierno¡±. El caso m¨¢s notable es el Partido Encuentro Social, aliado de Morena y rese?ado como una formaci¨®n ultraconservadora y ligada a las iglesias evang¨¦licas.
La llegada al poder de L¨®pez Obrador marc¨® tambi¨¦n el surgimiento del Frente Nacional Anti AMLO (Frenaa), una apuesta del empresario Gilberto Lozano que fracas¨® por la falta de habilidades de su dirigente y porque no pudo plantear un proyecto alternativo, apunta Santiago. Implic¨® tambi¨¦n el surgimiento en 2020 de la llamada Carta de Madrid, una alianza de partidos de derecha y ultraderecha impulsada por Vox. Varios senadores panistas fueron cuestionados por su propio partido por respaldar el documento fundacional, que tambi¨¦n fue firmado por Ver¨¢stegui. ¡°Fue una muestra, por un lado, de las fracturas y las disputas internas en el PAN y del otro, de un intento de internacionalizaci¨®n para tender puentes con Vox y otras derechas radicales europeas y latinoamericanas¡±, apunta el especialista.
Aunado a episodios como la celebraci¨®n de una boda con tem¨¢tica nazi en Tlaxcala, a ¨²ltimas fechas tambi¨¦n se organiz¨® la Conferencia Pol¨ªtica de Acci¨®n Conservadora (CPAC), un acto importado por Ver¨¢stegui de Estados Unidos. Las cabezas del cartel del evento, celebrado en noviembre pasado, incluyeron al chileno Jos¨¦ Antonio Kast; a Steve Bannon, estratega de Trump; a Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente, y a un hasta entonces menos conocido Javier Milei. Tambi¨¦n hubo mensajes del presidente guatemalteco Alejandro Giammattei, de Trump o del senador estadounidense Ted Cruz y se celebr¨® misa. Ver¨¢stegui dio las palabras de clausura.
¡°La intenci¨®n de CPAC no era impulsar candidaturas, sino construir redes pol¨ªticas y asesorarlas para conseguir recursos¡±, afirma Santiago. ¡°Tambi¨¦n es una especie de experimento de grupos ultraconservadores de EE UU, bajo la idea de qu¨¦ pasar¨ªa si tuvi¨¦ramos un personaje como Ver¨¢stegui en M¨¦xico, quieren ver qu¨¦ pasa, a pesar de que saben que no van a ganar¡±, agrega. La alcaldesa de Cuauht¨¦moc, Sandra Cuevas, se reuni¨® con miembros de CPAC en su viaje a Washington en agosto pasado. Ese mismo mes se destap¨® para competir por la Jefatura de Gobierno de Ciudad de M¨¦xico.
Raphael coincide en que uno de los efectos de la victoria de L¨®pez Obrador fue una reconfiguraci¨®n del sistema de partidos tradicional y la puesta en marcha de un cambio de r¨¦gimen con nuevas reglas para el juego pol¨ªtico en M¨¦xico: la Cuarta Transformaci¨®n. El analista dice que el colapso de los viejos actores abre puertas a nuevos participantes m¨¢s all¨¢ del corto plazo. ¡°Claramente, hay una batalla por el poder, si en 2024 tienen ¨¦xito, probablemente les d¨¦ para conseguir entre un 3% y un 6% de los votos y sentar las bases para construir un espacio pol¨ªtico en las elecciones de 2030¡å, asegura.
La propagaci¨®n de los discursos antiderechos, sin embargo, no solo se da en la b¨²squeda de votos, sino tambi¨¦n de clicks y ¡°me gusta¡±. Y no solo como para capitalizar el descontento con L¨®pez Obrador, sino con el movimiento feminista. Aim¨¦e Vega Montiel, experta de la UNAM sobre comunicaci¨®n y derechos humanos de las mujeres, se?ala que ha habido una lucha por apropiar mensajes y discursos del feminismo de todos los grupos pol¨ªticos, incluso los que son nominalmente de izquierdas. Es una disputa tambi¨¦n por empujar los l¨ªmites de lo que es aceptado y lo que no en el debate p¨²blico. ¡°No se trata de individuos, el poder de la campa?a de Ver¨¢stegui y lo que ¨¦l pueda obtener en t¨¦rminos de representaci¨®n no es individual, obedece a intereses de sectores m¨¢s amplios y a estrategias s¨²per bien vertebradas¡±, apunta la acad¨¦mica.
Los grupos ultra apelan cada vez m¨¢s a personas j¨®venes. Ese es un punto en el que coinciden todos los especialistas consultados y es un fen¨®meno acelerado por la precariedad, el aislamiento durante la pandemia y las promesas rotas de Gobiernos progresistas y liberales. ¡°No culpo a los j¨®venes, el futuro tiene m¨¢s cara de preocupaci¨®n que de esperanza. Las extremas derechas expresan una reacci¨®n de miedo al futuro y el anhelo de un regreso a un pasado seguro¡±, afirma Bohoslavsky. ¡°Son m¨¢s valores asociados al ego¨ªsmo y a salidas individuales, que a la solidaridad o a salidas colectivas¡±, argumenta. ¡°Nada de esto es casual. Ha sido una puesta estrat¨¦gica por aprovechar y crear un tipo de p¨²blico que consume pol¨ªtica en grageas de segundos, que no chequea la informaci¨®n y que consume lo que le aparece en la pantalla¡±, zanja.
Vega Montiel explica que las estrategias de comunicaci¨®n se han adaptado. El video de Ver¨¢stegui con el rifle dura 12 segundos. La duraci¨®n ideal para un video de TikTok est¨¢ entre los siete y los quince segundos, seg¨²n portales especializados. ¡°TikTok constituye la primera fuente de informaci¨®n de la poblaci¨®n adolescente y joven en el mundo, y la extrema derecha ha encontrado ah¨ª un asidero fundamental¡±, refiere la especialista.
La investigadora se?ala que las redes sociales no han sido lo suficientemente asertivas contra la diseminaci¨®n de mensajes de odio o de informaci¨®n falsa y hace alusi¨®n a esc¨¢ndalos pasados como el de Cambridge Analytica, Facebook y la campa?a de Trump sobre la explotaci¨®n de los datos personales de los usuarios. ¡°Las poblaciones adultas y adultas mayores ya tienen afianzadas sus preferencias, por eso buscan m¨¢s a los j¨®venes¡±, dice Vega Montiel.
Pero no es solo una b¨²squeda de simpat¨ªas en la red. Raphael ha documentado que grupos detr¨¢s de Ver¨¢stegui buscan a j¨®venes desencantados o que no encontraron cabida en el PAN y les han ofrecido sueldos mensuales de 120.000 pesos (unos 6.600 d¨®lares) para trabajar como operadores pol¨ªticos. ¡°Tras el fracaso de Ricardo Anaya en 2018, como candidato y como l¨ªder del PAN, hubo un descuido enorme por las generaciones m¨¢s j¨®venes que lo ven¨ªan acompa?ando y quedaron hu¨¦rfanas¡±, apunta. El columnista subraya los recursos econ¨®micos detr¨¢s de la operaci¨®n pol¨ªtica de la ultraderecha y Ver¨¢stegui: ¡°Algunos pol¨ªticos compran portadas de revista para promocionarse, ¨¦l produce pel¨ªculas¡±.
Estos sectores tambi¨¦n han puesto la mira en pesos pesados del PAN como la senadora Lilly T¨¦llez, que recibi¨® una invitaci¨®n en julio despu¨¦s de bajarse de la contienda por la candidatura de la oposici¨®n. ¡°Agradezco la invitaci¨®n de mi querido amigo Eduardo Ver¨¢stegui. Comprendo la decepci¨®n de la mayor¨ªa de las familias mexicanas ante lo que sucede en el escenario pol¨ªtico¡±, dijo T¨¦llez, aunque no se supo mucho m¨¢s del ofrecimiento.
Pese a todos los reflectores medi¨¢ticos, las posibilidades de Ver¨¢stegui parecen todav¨ªa remotas y solo ha reunido poco m¨¢s de 25.000 firmas de las m¨¢s de 960.000 que necesitan antes de principios de enero. Una encuesta de El Universal, sin embargo, le dio un 4% de intenci¨®n de voto a principios de este mes, un porcentaje similar a formaciones como el Partido del Trabajo, el Partido Verde o el Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica, seg¨²n otras mediciones.
¡°Los resultados a veces son enga?osos porque suele ser un voto silencioso, que muchas veces se define hasta el d¨ªa de la elecci¨®n¡±, se?ala Santiago. ¡°Mucha gente de su campa?a sabe que no va a ganar, pero es un experimento y un instrumento para ver cu¨¢nta aceptaci¨®n hay, no solo en cuanto votantes sino en donaciones de dinero, pero no lo ver¨ªa como algo m¨¢s¡±, agrega el especialista.
Resultados como los de Trump o como los de Milei en las primarias de Argentina fueron rese?adas como sorpresivas, a pesar de que las se?ales parec¨ªan estar ah¨ª. Bohoslavsky hace autocr¨ªtica en su reflexi¨®n final. ¡°Me parece que las ciencias sociales no han dedicado el esfuerzo suficiente a entender la l¨®gica de estos votantes parece, hemos estado por debajo de las expectativas y, adem¨¢s, creo hay muchas m¨¢s perspectivas m¨¢s condenatorias que interesadas en comprender lo que lo que pasa y eso eso no ayuda¡±, concluye.
Ante el dilema de si se est¨¢ dando reflectores demasiado pronto a los ultraconservadores o si se debe estar alerta antes de que las sorpresas se consumen, Raphael lo tiene claro. ¡°Frente a estos temas no es poco periodismo o nada de periodismo lo que resuelve el problema, sino m¨¢s periodismo. De eso no tengo dudas y es lo que me ha llevado a poner la mirada en estos temas¡±, afirma el periodista.
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