Las voces de la tragedia en San Pedro Garza Garc¨ªa: ¡°Se movi¨® todo como un terremoto. Pens¨¦ que me iba a morir¡±

Nuevo Le¨®n est¨¢ de luto. El colapso del escenario durante un mitin de Jorge ?lvarez M¨¢ynez, el candidato de Movimiento Ciudadano (MC), en San Pedro Garza Garc¨ªa ha llenado de consternaci¨®n la recta final de la campa?a por la presidencia, a 10 d¨ªas de las votaciones en M¨¦xico. La tragedia ha dejado al menos nueve muertos y 189 heridos, de acuerdo con el gobernador Samuel Garc¨ªa. A menos de 24 horas de los hechos, los ecos del derrumbe todav¨ªa retumban afuera de la sala de urgencias de la Cl¨ªnica 21 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde decenas de personas han pasado la noche en vela a la espera de tener noticias de sus familiares, las v¨ªctimas del campo de b¨¦isbol de El Obispo, la zona del desastre, que este jueves luce acordonada, desierta y fuertemente resguardada por la Guardia Nacional. Mientras en el escenario nacional las condolencias se desvanecen y ya se piensa en el respaldo de responsabilidades, entre las v¨ªctimas y quienes lo vivieron hay un dolor profundo y una incredulidad lacerante: pas¨® lo que nadie imaginaba que pod¨ªa pasar.

¡°Todo pas¨® en minutos, se ve¨ªa algo nublado cuando subimos¡±, recuerda V¨ªctor Mart¨ªnez, candidato de MC a la diputaci¨®n local del distrito 18, en San Pedro. Mart¨ªnez era una de las personas que estaba en el centro del templete al momento del colapso. A su izquierda estaban la aspirante a senadora Martha Herrera, M¨¢ynez y Lorenia Canavati, que celebraba su cierre de campa?a por la presidencia municipal en El Obispo. ¡°Se movi¨® todo, como si fuera un terremoto y se oy¨® como si cayera un trueno, pero yo creo que fue el propio escenario lo que tron¨®¡±, relata. En las im¨¢genes que captaron el momento, M¨¢ynez y Canavati corrieron en direcciones opuestas cuando la pantalla se movi¨® hacia adelante y se venci¨® la estructura tras una fuerte r¨¢faga de viento, pero Mart¨ªnez se resbal¨®, cay¨® de espaldas y qued¨® atrapado. ¡°Estaba enterrado en el escenario, me cubr¨ª la cara para que no me cayera ning¨²n fierro, vi cables y l¨¢mparas volando por todas partes y en ese momento pens¨¦ que me iba a morir, que hasta ah¨ª hab¨ªa llegado¡±.

Todo se puso en silencio por un momento. Mart¨ªnez, de pronto, empez¨® a escuchar voces otra vez. Estaba vivo, pero dice que no lograba ver a nadie. Recuerda que gate¨® hacia la superficie y vio el caos. ¡°Cuando sal¨ª, empec¨¦ a gritar el nombre de mi esposa y me acuerdo que todo mundo estaba gritando nombres, los nombres de las personas que buscaban, eso nunca se me va a olvidar, fue terrible¡±, relata el candidato. Cuando encontr¨® a su mujer y a su hijo, trat¨® de ayudar. Hab¨ªa personas debajo del equipo de sonido, much¨ªsima gente corriendo e intentando encontrar a sus familiares. ¡°Hice todo lo que pude, pero en un punto sent¨ª que no estaba en mis manos, que todo estaba dado¡±, comenta. ¡°Hace 12 horas est¨¢bamos pensando en el cierre, era el evento m¨¢s importante para nosotros y de repente, la narrativa cambi¨® por completo, somos una campa?a con un mensaje de alegr¨ªa, hoy no nos sentimos con ¨¢nimo para seguir¡±, afirma. ¡°Ah¨ª mismo entendimos que era una tragedia may¨²scula¡±, declar¨® M¨¢ynez un d¨ªa despu¨¦s del incidente. ¡°Tuvimos unos 15 segundos para reaccionar¡±, agreg¨®.

¡°Estaba con mi nieta de cinco a?os, pegada al escenario, hasta el frente¡±, cuenta una vecina de la colonia El Obispo, que pide el anonimato. La mujer, que tiene un peque?o bazar de ropa a dos calles del campo de b¨¦isbol, dice que no es mucho de ir a ese tipo de eventos. El barrio estaba entusiasmado, sobre todo, porque iba a tocar Bronco, un banda con estatus de leyenda en el g¨¦nero regional mexicano, que deb¨ªa empezar cuando acabara el mitin. Como cada a?o, el calor ha sido asfixiante en los ¨²ltimos d¨ªas y, al ver que la tarde del mi¨¦rcoles no era tan calurosa como otras, se anim¨® a ver de qu¨¦ se trataba. ¡°Se viene la ag¨¹ita, ?qu¨¦ mami, nos vamos?¡±, le dijo a la ni?a. La abuela y su nieta ni siquiera esperaron a que sonara la m¨²sica, se quedaron unos momentos para ver a los candidatos, que ya estaban en la tarima, y trataron de buscar huecos entre el p¨²blico para irse a casa. ¡°Estaba as¨ª de gente¡±, dice mientras gesticula con ambas manos.

Los habitantes de El Obispo no recuerdan un acto tan grande en esa zona. El lugar del mitin es una explanada amplia y ¨¢rida, con muy pocos ¨¢rboles. Es m¨¢s terreno bald¨ªo que campo de b¨¦isbol. No es el San Pedro Garza Garc¨ªa de los edificios altos, los fraccionamientos caros y los coches caros, el municipio m¨¢s rico de Latinoam¨¦rica. Sus habitantes dicen que es otro San Pedro: de parques industriales, tiendas de abarrotes y tortiller¨ªas. Est¨¢, sin embargo, tanto o m¨¢s tapizado de propaganda electoral que la zona sampetrina m¨¢s publicitada. En el descampado quedan letreros de la campa?a de Lorenia Canavati, vallas met¨¢licas desperdigadas, la estructura de metal colapsada o, incluso, los autobuses que transportaban a la banda que iba a presentarse. Est¨¢ previsto que la escena sea analizada por la Fiscal¨ªa estatal, que ha abierto una carpeta de investigaci¨®n para aclarar los hechos.

¡°Y luego vino el ventarr¨®n y ese ruidazo... cuando vi a toda la gente, lo primero que me pas¨® por la cabeza fue que era una balacera, no sab¨ªamos qu¨¦ pasaba¡±, comenta. ¡°Nos volaron las patas, todo mundo empez¨® a correr, hubo gente que fue aplastada¡±, cuenta la mujer con el semblante r¨ªgido y tono recio. ¡°No sab¨ªa ni d¨®nde estaba, yo s¨®lo pensaba en mi ni?a, no quer¨ªa que se me muriera¡±, dice sin poder contener las l¨¢grimas. ¡°Me tuvo que encontrar mi hija, yo acab¨¦ como a dos cuadras de mi casa, no s¨¦ c¨®mo¡±. La mujer toma un respiro y mira por la ventana, antes de despedirse. Dice que m¨¢s tarde va a acompa?ar a una vecina que tiene a su hija internada.

Afuera de la Cl¨ªnica 21 del IMSS, en el centro de Monterrey, Icela Carolina lleva 18 horas esperando saber c¨®mo sigue su mam¨¢. ¡°Me mand¨® unos mensajes como a las cinco de la tarde, me dijo que ten¨ªa muchas ganas de ir a ver a Bronco y que iba a ver a una amiga¡±, cuenta la joven de 17 a?os, sentada en un catre que comparte con tres personas de su familia. Lo ¨²ltimo que le dijeron es que ten¨ªa roto el pie derecho, el brazo y que en unas horas le iban a hacer la primera de tres cirug¨ªas, por un golpe en la cabeza. ¡°La encontraron en el suelo, se qued¨® atrapada debajo de una estructura, pero ya est¨¢ consciente y va a evolucionando¡±, cuenta Susana Hern¨¢ndez, su t¨ªa.

S¨®lo un familiar puede acompa?ar a los internos y varias familias han formado un peque?o campamento de sillas de pl¨¢stico a pie de calle, en la entrada de urgencias del hospital. ¡°Familiares de...¡±, grita una enfermera desde la puerta para dar el ¨²ltimo parte m¨¦dico. Justo en la entrada, Ang¨¦lica Gonz¨¢lez, ?ngeles Tob¨ªas y Blanca Montejano se resignan hasta tener noticias de sus tres amigas: una ha muerto y dos est¨¢n hospitalizadas. ¡°No me anim¨¦ a ir, pero se ve¨ªa todo desde mi casa: empez¨® a hacer un aironazo, luego se fue la luz y se escuchaban muchos gritos, muchos llantos, muchas sirenas como las de la polic¨ªa¡±, cuenta Tob¨ªas de 62 a?os. ¡°Toda la colonia est¨¢ muy triste, muchos vecinos conocemos a alguien que perdi¨® a un familiar, que tiene un herido¡±, cuenta Gonz¨¢lez, de 51.

¡°Est¨¢n adentro mi cu?ada y mi suegra, la verdad tengo muchos sentimientos encontrados, no le dan ganas a uno de dormir, de comer, no puede uno hacer nada¡±, confiesa Armando Jim¨¦nez, de 55 a?os, parte de otro grupo de 15 personas que esperan que den de alta a sus seres queridos. Junto a ¨¦l, est¨¢ Francisca Vargas, de 66, que reza por su hermana. M¨¢s atr¨¢s se encuentra Priscila Ortiz, de 24, que hace guardia para saber de su madrina. Todos son un manojo de nervios: se llevan las manos a la cabeza, arquean la espalda, sacuden las piernas y buscan refugio del sol cuando el term¨®metro marca 37 grados. Bajo un toldo blanco, trabajadores del Gobierno del Estado hacen un censo de las necesidades de las familias afectadas y admiten que, adem¨¢s de muletas y sillas de ruedas, una de las principales preocupaciones es la salud mental. La gente est¨¢ muy angustiada. Al menos una docena de personas siguen hospitalizadas.

¡°Fue una tragedia, todos tenemos que aprender de esto para que no vuelva a pasar¡±, asegura Mart¨ªnez, aunque insiste en que r¨¢fagas de viento como las del mi¨¦rcoles son muy poco comunes y que el accidente fue provocado por condiciones meteorol¨®gicas an¨®malas. ¡°Todos los partidos hemos dejado de lado la contienda y la grilla que se maneja en las campa?as, creo que ahora la prioridad son los afectados¡±, comenta sobre la elecci¨®n local. A menos de una semana de que acaben las campa?as, nadie quiere hablar de pol¨ªtica en Nuevo Le¨®n. El golpe an¨ªmico ha sido particularmente duro tambi¨¦n para la estructura partidista de MC, el Gobierno estatal, la campa?a presidencial y el candidato. M¨¢ynez calific¨® el incidente como ¡°la situaci¨®n m¨¢s dolorosa¡± de su vida. ¡°Seguiremos pendientes de la evoluci¨®n de cada persona lesionada y sus familias¡±, ha insistido.

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