Del ¡°?B¨¢jate, M¨¢ynez!¡± a ¡°?presidenta!¡±
Las horas de espera en el Z¨®calo, escenario del triunfo morenista, dejaron estampas curiosas, una larga sesi¨®n de mariachi y un recatado grito de victoria
Entonaban los mariachis el Cielito Lindo, himno emocional de la mexicanidad, cuando la presidenta del INE, Guadalupe Taddei, le¨ªa los resultados del conteo r¨¢pido. Protestaban los m¨²sicos con su ¡°?ay, ay, ay, ay!¡±, mientras Taddei, los papeles doblados, suger¨ªa que Morena podr¨ªa alcanzar mayor¨ªas calificadas en el Congreso. Era casi medianoche. En la plaza del Z¨®calo, en el coraz¨®n de Ciudad de M¨¦xico, todo era una mezcla de jolgorio y tedio. Nadie dudaba all¨ª de la victoria, pero tantas horas de espera, sin una taquer¨ªa abierta a mano, empezaban a pesar.
La fiesta hab¨ªa empezado temprano. A eso de las seis de la tarde ya hab¨ªa seguidores de Claudia Sheinbaum en la peatonalizada plancha del Z¨®calo. Los mariachis estaban por empezar, pero antes, varios hombres se acercaron al templete a probar los micr¨®fonos. Uno guardaba cierto parecido con Jorge ?lvarez M¨¢ynez, candidato de Movimiento Ciudadano. Aburrido, ajeno a¨²n al empacho posterior de rancheras y boleros, el respetable chifl¨® al pobre t¨¦cnico. ¡°?B¨¢jate, M¨¢ynez, culero!¡± Era divertido y hasta tierno. Unos metros atr¨¢s, ni?os y ni?as volaban aviones de pl¨¢stico y papalotes. Mientras, el cielo se pintaba de un naranja radioactivo.
En la espera, cada uno hac¨ªa lo que pod¨ªa. En la esquina sureste de la plaza, cerca del lugar donde 234 a?os antes unos alba?iles encontraron la enorme mole de la Coatlicue, diosa tutelar azteca, este domingo en la tarde, una mujer vend¨ªa mu?ecos, tazas, llaveros y playeras de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, presidente de la Rep¨²blica y dios tutelar del movimiento que ha llevado a Sheinbaum a la victoria. ¡°Mire¡±, dec¨ªa la vendedora, ¡°de Claudia no he estado vendiendo estos d¨ªas por la veda electoral. Pero ahora los voy a sacar¡±. Preguntada por qui¨¦n vend¨ªa m¨¢s, si ella o el jefe, no dudo: ¡°De Andr¨¦s vend¨® m¨¢s de 10 al d¨ªa¡±.
Es un paralelismo hist¨®rico interesante, el de la Coatlicue, Faldas de Serpiente, madre del dios guerrero Huitzilopochtli. El monolito emergi¨® del subsuelo de la vieja Plaza de Armas de la capital novohispana cuando aquello era un muladar. El escritor Francisco Sedano escribi¨®: ¡°Hab¨ªa un beque ¨Cun orinal comunitario¨C que desped¨ªa un intolerable hedor que, por lo sucio de los tablones de su asiento, hombres y mujeres hac¨ªan su necesidad trepados en cuclillas con la ropa levantada, a la vista de las dem¨¢s gentes, sin pudor ni verg¨¹enza (...) Cerca del beque se vend¨ªa en puestos carne cocida, y de ellos al beque andaban las moscas¡±.
Las obras de remodelaci¨®n de la plaza sacaron de all¨ª el mercado y tambi¨¦n el beque. El mercado se instal¨® donde hoy est¨¢ la Suprema Corte de Justicia de la Naci¨®n ¨Cno est¨¢ claro si el orinal tambi¨¦n¨C y el segundo conde de Revillagigedo, virrey entonces, orden¨® rebajar la plaza metro y medio, igualarla y sanearla. As¨ª, un d¨ªa de agosto de 1790 emergi¨® la piedra de 24 toneladas de la Coatlicue, que luego mandaron a la vieja sede de la universidad, que con el paso de las d¨¦cadas se convirti¨® en un McDonalds, como explicaba hace un par de a?os el arque¨®logo Leonardo L¨®pez Luj¨¢n, en una divertida conferencia que puede encontrarse en Youtube.
Emerg¨ªa Sheinbaum este domingo en la noche del Z¨®calo, dos siglos y un pu?ado de a?os m¨¢s tarde, de las tripas de un carro sed¨¢n, en la misma l¨ªnea austera que el dios tutelar de Morena. Llegaba a una plaza remodelada por empuje del Gobierno de Ciudad de M¨¦xico, que ella misma dirigi¨® de 2018 a 2023. La plaza se adapta a los nuevos tiempos, lo ha hecho siempre. Antes quitaron el beque, ahora patearon el tr¨¢fico. El mercado es un flujo cambiante de puestos ambulantes, rendido este domingo a los h¨¦roes de Morena. Moscas no hab¨ªa ni una.
No se llen¨® el Z¨®calo, nada que ver con el d¨ªa de la victoria de L¨®pez Obrador en 2018, que algunos locales emparejaban a la algarab¨ªa de la fiesta patria, el 15 de septiembre. Era la gran paradoja: la primera presidenta de la historia de M¨¦xico, que seguramente alcanzar¨¢ la cifra r¨¦cord de 35 millones de votos, cinco m¨¢s que el carism¨¢tico mandatario, apenas consigui¨® juntar a unos pocos miles para celebrar la victoria. Escuchado, sentido su discurso, no parec¨ªa importarle demasiado. ¡°?S¨ª se pudo, s¨ª se pudo!¡±, gritaba Sheinbaum. Abajo, las mujeres contestaban, ¡°?presidenta, presidenta!¡±.
Entre el p¨²blico hab¨ªa un se?or que parec¨ªa minero, con su casco retocado con unas lucecitas, la cara pintada de rojo y negro, y una gran pancarta en las manos. De un lado del cartel figuraba la propia Sheinbaum. Del otro, la leyenda ¡°al fin se van¡±, las palabras ¡°fin¡± y ¡°van¡± emulando los logotipos de PRI y PAN, respectivamente. El se?or, que repart¨ªa monedas y billetes a quien pensaba que lo necesitaba, dec¨ªa que ¡°Sheinbaum no es como L¨®pez Obrador, es m¨¢s centro-izquierda¡±. Y a?ad¨ªa: ¡°Pero dentro de lo malo, es lo mejor¡±.
El se?or no era minero y tampoco quiso decir su nombre. Dijo que hab¨ªa sido trabajador de Luz y Fuerza del Centro, vieja compa?¨ªa el¨¦ctrica que, por cierto, estuvo detr¨¢s del rescate del otro gran monolito azteca recuperado de las fauces de la tierra del centro, la Coyolxauhqui, esto hace poco m¨¢s de medio siglo. Preguntado por qu¨¦ hab¨ªa venido, si Sheinbaum solo le parec¨ªa lo mejor de lo malo, dec¨ªa que, al fin y al cabo, era su opci¨®n. Luego se puso a gritar eso de ¡°es un honor estar con Claudia hoy¡±.
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