M¨¦xico en dos mitades
Tras dos a?os de la victoria de L¨®pez Obrador, la opini¨®n p¨²blica mexicana se divide en dos mitades casi iguales: una, marcada por el optimismo econ¨®mico y la valoraci¨®n positiva de su gesti¨®n. La otra, m¨¢s esc¨¦ptica
Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador cabalg¨® una ola de descontento hasta la presidencia de la M¨¦xico. Ese descontento ten¨ªa, principalmente, tres fuentes: inseguridad, corrupci¨®n (asociada a un creciente sentimiento anti¨¦lite alimentado por el propio, eterno candidato) y, rode¨¢ndolo todo, el estancamiento econ¨®mico que sufr¨ªan con particular intensidad las capas m¨¢s modestas de la poblaci¨®n. La plataforma del candidato promet¨ªa un pack todo en uno: el fin de la ¨¦lite y su sustituci¨®n por un grupo de servidores virtuosos finiquitar¨ªa la nueva era de violencia y producir¨ªa rebrotes en los bolsillos de los m¨¢s necesitados.
La mitad del pa¨ªs que vot¨® (un 53,2%) le otorg¨® su confianza a esta propuesta hace dos a?os. Hoy, una porci¨®n exactamente id¨¦ntica de la poblaci¨®n mantiene una opini¨®n favorable del presidente, seg¨²n la reciente encuesta de SIMO Consulting para EL PA?S. El patr¨®n se repite a la hora de opinar sobre el pilar del discurso cl¨¢sico de L¨®pez Obrador (corrupci¨®n), el problema m¨¢s acuciante del pa¨ªs (la crisis provocada por la epidemia) y la visi¨®n de futuro.
Lo que es m¨¢s: el optimismo (particularmente el econ¨®mico) coincide con la visi¨®n positiva sobre L¨®pez Obrador. Es m¨¢s probable que quien aprueba su gesti¨®n considere que le va a ir un poco o mucho mejor en los pr¨®ximos dos a?os. Tambi¨¦n funciona hacia el pasado: los mexicanos y mexicanas que perciben una mejora en la situaci¨®n de su hogar son m¨¢s abundantes entre los partidarios del presidente.
En estos casos, siempre es dif¨ªcil distinguir la direcci¨®n de la causa y del efecto. ?Est¨¢n m¨¢s positivos quienes creen en L¨®pez Obrador (y viceversa) por un sesgo partidista, o es al rev¨¦s: quienes prosperan atribuyen su mejora vital al presidente? Normalmente hay un poco de ambas cosas, y para M¨¦xico no ser¨¢ una excepci¨®n: a una base de creyentes en el mandatario se suman algunos conversos y se restan otros descre¨ªdos. Por ahora, el resultado aritm¨¦tico equivale al de las elecciones federales, pero estas transferencias por motivaciones aparentemente econ¨®micas indican algunos de los posibles puntos d¨¦biles de la coalici¨®n de Morena a futuro.
Este resquebrajamiento, a¨²n leve pero n¨ªtido, se aprecia con particular claridad en la opini¨®n de la poblaci¨®n mexicana sobre los grandes proyectos de infraestructura de este gobierno. La concreci¨®n del ariete electoral de L¨®pez Obrador para revitalizar la econom¨ªa se ha transformado, m¨¢s que en programas de expansi¨®n de los mecanismos de bienestar y protecci¨®n de rentas (hist¨®ricamente d¨¦biles en M¨¦xico), en estas obras que conectan con la tradici¨®n desarrollista del M¨¦xico de la primera mitad del siglo XX: se priorizan los proyectos productivos sobre las transferencias de renta, esperando construir tanto riqueza como clientelas electorales. Sin embargo, en 2020 esta aproximaci¨®n no parece encontrar una audiencia muy favorable entre los votantes. No s¨®lo la mayor¨ªa de ellos preferir¨ªa invertir estos recursos en otros aspectos: la proporci¨®n crece (y lo hace enormemente) sobre todo entre aquellas personas que perciben una p¨¦rdida de renta en los ¨²ltimos a?os, desde la victoria del candidato de Morena.
El escepticismo sobre la mejora en cuestiones de seguridad documentadas en esta misma encuesta, y particularmente el halo de negatividad que rodea al presidente en la cuesti¨®n de los feminicidios, se unen a estas fisuras para delimitar los frentes clave de batalla pol¨ªtica de los pr¨®ximos cuatro a?os. Falta, eso s¨ª, un rival capaz de situarse al otro lado de la trinchera. Entretanto, M¨¦xico sigue dividido en dos mitades de precario equilibrio que siguen girando en torno a la figura magn¨¦tica de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador.
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