Estados Unidos y la c¨²pula militar mexicana
La detenci¨®n de Cienfuegos ha quebrado la impunidad de los generales mexicanos
La detenci¨®n del general Salvador Cienfuegos Zepeda en un aeropuerto de Estados Unidos y el arraigo posterior en una corte federal estadounidense, es un hito hist¨®rico pues representa nada menos que el sometimiento de un exsecretario de la Defensa Nacional de M¨¦xico, presuntamente responsable de colusi¨®n con narcotraficantes, a la justicia estadounidense.
Hasta el jueves pasado, un patr¨®n consistente parec¨ªa inalterable en las relaciones M¨¦xico- Estados Unidos: las agencias de seguridad estadounidenses reportaban que la c¨²pula militar mexicana estaba infectada con el dinero del narcotr¨¢fico, mientras el Gobierno mexicano negaba las acusaciones, sosten¨ªa un intercambio breve de declaraciones semi hostiles, pero luego regresaba a la impunidad tradicional de los generales se?alados.
Ese patr¨®n ten¨ªa d¨¦cadas. En 1988, tres a?os despu¨¦s de que el narcotraficante Rafael Caro Quintero fue se?alado como responsable de asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar, otro agente, Leonard Williams, present¨® un affidavit ante la corte federal de Arizona con informaci¨®n de que el entonces secretario de la Defensa Nacional de M¨¦xico Juan Ar¨¦valo Gardoqui hab¨ªa recibido 10 millones de d¨®lares de Caro Quintero para proteger sus cultivos de marihuana y amapola en Chihuahua. El mismo affidavit dec¨ªa que esa organizaci¨®n criminal tambi¨¦n ten¨ªa en su n¨®mina a Samuel Oca?a Garc¨ªa, entonces gobernador del Estado de Sonora.
La agencia Associated Press registr¨® en ese momento la respuesta cl¨¢sica de los funcionarios p¨²blicos mexicanos se?alados por la DEA: declararse inocentes, hacer caso omiso de las versiones estadounidenses, ampararse en el hermetismo del Ej¨¦rcito y, sobre todo, nunca atreverse a cruzar la frontera con Estados Unidos. Eso hizo el general Ar¨¦valo Gardoqui y tambi¨¦n por su parte el entonces gobernador Oca?a Garc¨ªa.
Ese patr¨®n de acusaci¨®n-negaci¨®n entre Estados Unidos y M¨¦xico se reprodujo en 1997 cuando un reporte de la DEA, entregado a la procuradora estadounidense Janet Reno, narraba la reuni¨®n de jefes del Ej¨¦rcito mexicano con el narcotraficante Amado Carrillo Fuentes, seg¨²n public¨® una nota de Tim Golden, entonces corresponsal del New York Times en M¨¦xico. El general Tom¨¢s ?ngeles Dauahare, entonces ayudante particular del general secretario Enrique Cervantes Aguirre, dijo al New York Times que la versi¨®n publicada era ¡°falsa¡±. El Departamento de Justicia no hizo nada m¨¢s, los nombres en la lista siguieron en secreto, y ning¨²n militar involucrado en la reuni¨®n fue destituido o investigado.
La situaci¨®n para los generales mexicanos empez¨® a cambiar cuando otra publicaci¨®n del New York Times en 2012 alter¨® el proceso de transici¨®n del Gobierno saliente de Felipe Calder¨®n Hinojosa al entrante de Enrique Pe?a Nieto. Seg¨²n una nota de Ginger Thompson, entonces reportera de ese diario, uno de los jefes militares que hab¨ªan participado en la reuni¨®n con Amado Carrillo Fuentes, el jefe del C¨¢rtel de Ju¨¢rez, en 1997, se llamaba Mois¨¦s Augusto Garc¨ªa Ochoa, m¨¢s tarde general de divisi¨®n y aspirante a convertirse en el nuevo secretario de la Defensa Nacional con Pe?a Nieto.
Seg¨²n la nota de Thompson, el entonces embajador estadounidense Anthony Wayne extern¨® su preocupaci¨®n al equipo de transici¨®n del presidente electo Pe?a Nieto. La embajada estadounidense desminti¨® al New York Times, Garc¨ªa Ochoa no fue arrestado ni pasado a retiro, pero tampoco cumpli¨® con su aspiraci¨®n de convertirse en el l¨ªder m¨¢ximo de la c¨²pula militar. Fue el general de divisi¨®n Salvador Cienfuegos Zepeda quien recibi¨® el cargo de secretario de la Defensa Nacional y jefe de las Fuerzas Armadas.
En un mensaje impl¨ªcito al Gobierno estadounidense, el general Cienfuegos, lejos de pasar a retiro o investigar al general Garc¨ªa Ochoa, lo nombr¨® comandante de la XI Regi¨®n Militar en Torre¨®n, Coahuila, una zona afectada por la confrontaci¨®n entre dos organizaciones criminales: Los Zetas y el C¨¢rtel de Sinaloa. Cienfuegos tambi¨¦n recuper¨® al general Dauahare, acusado de narcotr¨¢fico en mayo de 2012 y liberado sin cargos en abril de 2013, cuando se convirti¨® en asesor del nuevo secretario de la Defensa.
Vista la impunidad o la omisi¨®n de los gobernantes mexicanos, la ¨²nica opci¨®n viable para la DEA, era esperar a que uno de los generales que investigaba secretamente cruzara la frontera y, entonces s¨ª, detenerlo, acusarlo de narcotr¨¢fico y ponerlo ante una corte federal.
Entonces ocurri¨® lo inesperado. El general Cienfuegos, ya en retiro, arrib¨® al aeropuerto internacional de Los ?ngeles, en un vuelo procedente de la ciudad de M¨¦xico el jueves pasado. Ah¨ª mismo fue arrestado. Ginger Thompson, ahora reportera de Investigaci¨®n de Propublica, una organizaci¨®n sin fines de lucro estadounidense, dio la primicia en su cuenta de Twitter, antes de que el actual embajador Christopher Landau le anunciara p¨²blicamente al secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.
El patr¨®n ha cambiado porque el actual Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador no ha salido en defensa de la presunta inocencia del general Cienfuegos. La c¨²pula militar ha guardado silencio y todo apunta a que el exsecretario de la Defensa Nacional escuchar¨¢ los cargos y ser¨¢ llevado a un centro de detenci¨®n federal en Nueva York.
Jorge Luis Sierra es un periodista especializado en temas de seguridad y Fuerzas Armadas.
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