Contactos de alto nivel entre M¨¦xico y Washington para superar la tensi¨®n creada por el asesinato de Camarena
La entrevista que sostendr¨¢n hoy en Washington los fiscales generales de M¨¦xico y de EEUU, Sergio Garc¨ªa Ram¨ªrez y Edwin Meese, servir¨¢ para que las relaciones bilaterales recuperen el paso hacia la normalidad, despu¨¦s de las estridencias que origin¨® el asesinato del agente norteamericano de la lucha antidroga Enrique Camarena. Tras 40 d¨ªas de acusaciones y medidas unilaterales de la Administraci¨®n Reagan, que sustituy¨® la discreci¨®n diplom¨¢tica por declaraciones airadas, los contactos de alto nivel se convierten de nuevo en el cauce para superar diferencias a todas luces profundas.
, M¨¦xicoLa interpretaci¨®n del caso Camarena, que se inici¨® el 7 de febrero con su secuestro y concluy¨® el 6 de marzo con el hallazgo de su cad¨¢ver en M¨¦xico, ha sido bien distinta a ambos lados de la frontera. Para el embajador norteamericano, John Gavin, fue "la gota de agua que hizo rebosar el vaso", sobre todo por la pasividad policial durante los primeros d¨ªas. La canciller¨ªa mexicana opina que se trata de un asunto judicial lamentable que es preciso perseguir conforme a derecho, pero sin que deba alterar el pulso de unas relaciones siempre complejas y dif¨ªciles.Para activar las pesquisas de la polic¨ªa de Guadalajara en pos de la captura de los secuestradores, entre los que supuestamente hab¨ªa al menos tres polic¨ªas, habr¨ªa bastado, opina un pol¨ªtico mexicano alejado de estos problemas, una gesti¨®n diplom¨¢tica de alto nivel o, si se prefiere, una conversaci¨®n telef¨®nica entre los dos presidentes, como la que sostuvieron dos semanas despu¨¦s.
?Por qu¨¦ la operaci¨®n de celo estadounidense en la frontera? Diplom¨¢ticos de EE UU han admitido que la eficacia de ¨¦sta en la lucha contra los narc¨®ticos, fin que sirvi¨® como excusa oficial, ha sido nula. De hecho, fue un toque de atenci¨®n al vecino del Sur, no s¨®lo por el asunto Camarena, sino por toda una cadena de hechos que Washington califica como agravios.
En ese paquete de diferencias est¨¢ Centroam¨¦rica, los intentos mexicanos de crear en Latinoam¨¦rica un contrapeso a la hegemon¨ªa que EE UU sustenta en el continente, el eterno problema de los braceros ilegales y las repetidas votaciones en la ONU contra las propuestas norteamericanas, por citar s¨®lo unos casos. La ex embajadora estadounidense ante la ONU, Jeanne Kirkpatrick, hizo un an¨¢lisis de c¨®mo votaban los vecinos americanos, y la conclusi¨®n fue que la delegaci¨®n mexicana se colocaba con demasiada frecuencia en el bando opuesto, igual que Cuba y Nicaragua. A todo esto se suma una abierta hostilidad en la Prensa y un discurso pol¨ªtico que para ser nacionalista necesita vestirse a menudo de antiyanqui.
El caso Camarena ha servido tambi¨¦n para desvelar la corrupci¨®n de la polic¨ªa mexicana y debilitar de paso el programa de renovaci¨®n moral del presidente Miguel de la Madrid.
Probar la fuerza
Pero por encima de todo ha permitido a Washington mostrar a M¨¦xico toda su fuerza, en una l¨ªnea que el presidente Reagan ha adoptado no s¨®lo con sus enemigos, sino con algunos aliados d¨ªscolos. No hac¨ªan falta presiones en la frontera para demostrar una corrupci¨®n policial que el presidente De la Madrid ha sido el primero en denunciar. El encarcelamiento de siete polic¨ªas implicados en este caso revela que est¨¢ dispuesto a combatirla. Pero Estados Unidos tiene en este campo su propio techo de cristal, porque sin complicidades de alto nivel no podr¨ªa sostenerse un negocio que genera ganancias anuales superiores a los 110.000 millones de d¨®lares (unos 20 billones de pesetas).
Los mexicanos, que por razones de historia se mueven con recelo ante EE UU, sospechan conspiraciones de mayor alcance en la operaci¨®n fronteriza. Diplom¨¢ticos estadounidenses tratan de reducir el tema al estricto ¨¢mbito de la droga. "No quer¨ªan meterse en el asunto Camarena. Las advertencias diplom¨¢ticas se perd¨ªan. Por eso tuvimos que llamar la atenci¨®n con un en¨¦rgico golpe de fusta".
Washington ha cruzado una barrera peligrosa al apuntar que a la corrupci¨®n policial, conocida de sobra, pueden sumarse complicidades en la esfera pol¨ªtica y aun militar. El secretario de Defensa, general Juan Ar¨¦valo Gardoqui, niega tajantemente la acusaci¨®n, aunque admite eventuales casos aislados.
La eventual corrupci¨®n en la esfera pol¨ªtica es algo que preocupa tambi¨¦n al Gobierno mexicano, aunque resulte sumamente dificil de combatir (EE UU tiene sus propios ejemplos bochornosos), por las enormes sumas que maneja el tr¨¢fico de narc¨®ticos. En cualquier caso, la Administraci¨®n mexicana ha mostrado su prop¨®sito de combatir el mercado de la droga. La destrucci¨®n de plantaciones de amapola por el Ej¨¦rcito ha logrado que la cuota de hero¨ªna mexicana en el mercado de EE UU descienda en nueve a?os del 91% al 38%, algo que los propios norteamericanos reconocen.
Por encima de toda esta campa?a de EE UU, que silencia sus propias culpas para engrandecer las ajenas, ha habido argumentos razonables, compartidos por M¨¦xico, sobre la necesidad com¨²n de luchar contra la droga -motivo principal del encuentro de hoy entre los fiscales generales de ambos pa¨ªses-; pero la raz¨®n ¨²ltima de todo el esc¨¢ndalo, concluye un pol¨ªtico mexicano, ha sido mostrar sin ning¨²n pudor todo el poder de Washington. Y eso se puede extender del asunto Camarena a la pol¨ªtica en Centroam¨¦rica.
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