L¨®pez Obrador y los de abajo
La oposici¨®n partidista y las ¨¦lites econ¨®micas de M¨¦xico no comprenden por qu¨¦ un presidente ¡°sin resultados tangibles¡± contin¨²a siendo la carta electoral m¨¢s fuerte para 2021
La oposici¨®n partidista y las ¨¦lites econ¨®micas de este pa¨ªs comparten una absoluta perplejidad ante el fen¨®meno Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. No comprenden por qu¨¦ un presidente ¡°sin resultados tangibles¡± contin¨²a siendo la carta electoral m¨¢s fuerte para 2021. Se preguntan por qu¨¦ su partido, uno que enfrenta la crisis m¨¢s fuerte desde los a?os treinta y que contabiliza 203.000 muertes en exceso, pueda ser el puntero en 14 de 15 Estados.
En este texto nombro a esta perplejidad por lo que es: sesgo de ¨¦lite.
Llamo ¡°sesgo de ¨¦lite¡± al conjunto de errores sistem¨¢ticos que cometen los de arriba, es decir, los estratos altos y medio altos de la sociedad mexicana, para interpretar la realidad de los de abajo.
Esta predisposici¨®n, presente en conocidos intelectuales y su estirpe, se caracteriza por concebir a las preferencias de ellos, las de una minor¨ªa educada y pudiente, como si fueran verdades indiscutibles y cient¨ªficas. Su componente principal yace en interpretar la realidad de acuerdo con la visi¨®n de los privilegiados y a no concebir como interlocutor sim¨¦trico a aquellos que vocalizan la visi¨®n de los vencidos.
En este texto describo este sesgo por medio de un ejemplo concreto: las fuentes y razones del crecimiento econ¨®mico en M¨¦xico. Con este ejemplo, muestro por qu¨¦ la popularidad de L¨®pez Obrador contin¨²a imbatible frente a las elecciones del 2021 y planteo acciones concretas para revivir una democracia de alta temperatura, es decir, donde haya competencia real y constante, entre distintas opciones pol¨ªticas.
[Sesgo de ¨¦lite]
El sesgo de ¨¦lite mexicano ha nacido de d¨¦cadas de desigualdad y segregaci¨®n territorial. En M¨¦xico, las personas de altos ingresos viven segregadas en vecindarios, escuelas y hospitales que el resto desconoce.
Esto no es reciente. La independencia mexicana fue dirigida por una ¨¦lite criolla que era racista, la revoluci¨®n fue ganada por la ¨¦lite del norte que detestaba la idea de redistribuir la tierra, y el movimiento del 68 fue organizado por una clase media urbana sin conexi¨®n con el obrero.
M¨¦xico es un pa¨ªs que ha llamado independencia, revoluci¨®n y revuelta a una rotaci¨®n de ¨¦lites.
As¨ª, nuestro pa¨ªs ha adolecido por d¨¦cadas de una ciudadan¨ªa de abaja intensidad, es decir, carecemos de personas que arranquen con arrojo el poder de manos de unos pocos. Por el contrario, la historia de M¨¦xico es la de un pa¨ªs donde las ¨¦lites, no importa de d¨®nde vengan, acuerdan de manera t¨¢cita que todo puede cambiar, pero los de abajo ah¨ª se quedan.
Los de arriba, sin embargo, perciben otra cosa. Ven al pa¨ªs colapsarse al momento en que cualquier privilegio les es disminuido. En su profundo sesgo de ¨¦lite se han acostumbrado a tener gobiernos que les piden permiso, burocracias que comparten sus preferencias, y un pa¨ªs donde ninguna reforma se propon¨ªa sin su benepl¨¢cito.
Una de las principales quejas de los de arriba al Gobierno de L¨®pez Obrador, por ejemplo, es que este est¨¢ destruyendo el crecimiento econ¨®mico al subir los salarios y crear programas de transferencia de efectivo.
Hoy quiero retar esta idea porque es un sesgo de ¨¦lite.
[Crecimiento econ¨®mico]
El sesgo de ¨¦lite impide a muchos ver que lo que llamamos ¡°crecimiento econ¨®mico¡± est¨¢ determinado por (a) el modelo de crecimiento econ¨®mico que escogimos, (b) la forma en la que decidimos medirlo, y (c) el estrato econ¨®mico de las personas. Ninguno de los dos determinantes es independiente del sesgo de ¨¦lite.
Primero, el modelo de crecimiento econ¨®mico que escogimos no es aleatorio. Por el contrario, debido a nuestra propia historia, escogimos un tipo de econom¨ªa que privilegia a las empresas exportadoras, dirigidas por los de arriba, a costa de los salarios, ganados por los de abajo.
Los de arriba dicen que no hab¨ªa opci¨®n. Que solo ese modelo ser¨ªa efectivo para M¨¦xico.
Es falso. La alternativa era demandar que las empresas exportadoras capacitaran a sus empleados y que pagaran impuestos para financiar pol¨ªtica industrial que permitiera integrar a empresas peque?as y medianas en las cadenas de valor. No lo hicieron. Decidieron apostarle a la mano de obra barata y a la econom¨ªa concentrada en pocas manos.
Quienes negociaron el NAFTA ven en su modelo ¡°un ¨¦xito¡±, acusan de ignorantes a quien no lo ve como tal, y en su profundo sesgo de ¨¦lite, incluso se atreven a decir que en M¨¦xico el campo es un ¨¦xito. Ignoran que, en el pa¨ªs del resto, donde ellos no viven y nunca vivir¨¢n, el 55% de las personas en las zonas rurales son pobres.
Segundo, muchos conciben la medici¨®n del crecimiento econ¨®mico (el cambio del Producto Interno Bruto, PIB) como un dogma, una suerte de medida que nace madura y acertada en los ¨¢rboles de los libros de econom¨ªa. No es as¨ª. Debido a nuestra propia historia, y al sesgo de nuestras ¨¦lites, M¨¦xico mide el PIB con base en producci¨®n y gasto, y no como hacen otros pa¨ªses, con base en ingreso y gasto.
El resultado es un enfoque en la empresa (productora) y no en los trabajadores (ingresos). As¨ª, M¨¦xico no puede determinar con certeza aspectos b¨¢sicos que nos ayudar¨ªan a entender las injusticias del modelo econ¨®mico que escogimos. Por ejemplo, la proporci¨®n de la producci¨®n que se dedica a remuneraciones es, de facto, inmedible con suficiente certeza. Los ingresos se calculan con encuestas sesgadas. El SAT no da datos.
As¨ª, muchas de las medidas de desigualdad y captura de ingreso que son comunes en otros pa¨ªses no existen en M¨¦xico. No es normal que la quinceava econom¨ªa m¨¢s grande del mundo sea tan discreta respecto al ingreso de su poblaci¨®n.
Tercero, el aspecto m¨¢s grave del sesgo de ¨¦lite, sin embargo, se evidencia cuando se proponen las formas de crear desarrollo econ¨®mico. Y cuando se juzga a L¨®pez Obrador por las que propone.
Para los de arriba y las clases medias, el crecimiento econ¨®mico ha venido de la econom¨ªa de exportaci¨®n. Por eso El Baj¨ªo ha crecido con tasas de tigre asi¨¢tico.
Para los de abajo, la cuesti¨®n ha sido distinta. Los estudios de Campos-V¨¢zquez, Lustig y Scott, han mostrado que la principal fuerza detr¨¢s de la movilidad social que ha existido en en M¨¦xico ha sido la labor del Estado. Es decir, los principales reductores de la pobreza y la desigualdad en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas no han sido los salarios de la manufactura (como los de arriba creen), sino los programas de transferencia directa de efectivo (como los de abajo saben). De hecho, los bajos ingresos son la principal raz¨®n por la que el 48% de la poblaci¨®n en M¨¦xico es pobre.
Por eso, cuando L¨®pez Obrador propone aumentar el gasto p¨²blico en transferencias directas, los de abajo celebran. La celebraci¨®n no se debe al ¡°clientelismo¡± o a que ¡°no quieran trabajar¡±. Se debe a que, para los de abajo, la ¨²nica forma probada, evidente y concreta de mejorar su situaci¨®n ha sido las transferencias en efectivo.
As¨ª, lo que los de arriba ven una ocurrencia electoral. Los de abajo lo ven como una soluci¨®n efectiva. Los de arriba quisieran subsidios a la actividad exportadora. Los de abajo ven en dichos subsidios un ejemplo m¨¢s de un Gobierno que gobierna para un comit¨¦ de ricos.
Algunos podr¨¢n decir que es mejor para la econom¨ªa subsidiar la exportaci¨®n que aumentar la demanda agregada por medio de transferencias. La cruda realidad es que eso depende mucho de d¨®nde uno se encuentre en la distribuci¨®n de ingreso.
Si los de arriba quieren que los de abajo dejen de valorar m¨¢s los programas sociales que sus sueldos, deben pagar mejor.
De hecho, la popularidad de L¨®pez Obrador se debe a que ¨¦l le est¨¢ apostando m¨¢s que otros a la econom¨ªa de los de abajo. Por ejemplo, los subsidios, subvenciones, ayudas sociales y donativos han aumentado en 6% durante el sexenio de L¨®pez Obrador. Esto significa que hay 38.000 millones de pesos m¨¢s para los m¨¢s pobres. Por el contrario, durante todo el sexenio de Enrique Pe?a Nieto, ese tipo de gasto se redujo en 4%.
A pesar de ello, no considero que el modelo de crecimiento econ¨®mico de L¨®pez Obrador vaya a ser suficiente porque no se est¨¢ gastando lo suficiente. El incremento del 6% es menos de lo necesario y otras medidas no han sido implementadas. Los ultrarricos contin¨²an pagando los mismos impuestos que las clases medias altas, el Estado se ha convertido en un administrador de la escasez, y el capitalismo sigue siendo un fest¨ªn de monopolios.
[Construir democracia]
Hay una gran oportunidad para nuevos liderazgos. La tarea m¨¢s importante de los de arriba es comprender que L¨®pez Obrador es popular porque ofrece un diagn¨®stico que es correcto. Un diagn¨®stico que, para quien no tiene sesgo de ¨¦lite, es sentido com¨²n: M¨¦xico es pobre porque sus pol¨ªticas p¨²blicas han favorecido, sobre todo, a quienes m¨¢s tienen.
La oposici¨®n tiene una oportunidad hist¨®rica para abrazar esta interpretaci¨®n en vez de rechazarla. Hacerlo implicar¨¢ que pisen callos de sus aliados de ¨¦lite y propongan una manera efectiva de hacer realidad un pa¨ªs que funcione para todos. Es decir, dejar a un lado la ret¨®rica puramente populista que emplea L¨®pez Obrador y darle un sentido eficaz de pol¨ªtica p¨²blica.
Las mejores mentes de este pa¨ªs deben avocarse a crear un M¨¦xico radicalmente justo para los de abajo, y por ¨²nica vez, no considerar como prioridad los intereses de los de arriba.
En el coraz¨®n de la oposici¨®n debe haber un clamor sincero y ambicioso por atender primero y ante todo a los de abajo. No es momento para que los de arriba ganen m¨¢s. Retomar las ideas centrales que le dieron coraz¨®n a la plataforma de L¨®pez Obrador, es una buena idea, darles pies y cabeza, es una idea excelente.
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