Veo vados
S¨®lo pas¨¦ de visita por el hospital y mi reposo se centra al lado de mi escritorio y sus libreros, aunque por ahora s¨®lo se abran la mitad de sus p¨¢ginas
Veo violeta tirando a morado en las mitades de las caras y veo rostros esfumados en una ligera bruma como polvo de jacaranda. Soy afortunado: al Otro le toc¨® recibir a un mismo tiempo el don de los libros con la noche y se qued¨® mirando sombras y el color amarillo. A m¨ª se me ha ido disipando la ceguera inicial del ojo derecho y se aclara todo lo borroso que me qued¨® el ojo izquierdo por un co¨¢gulo que se ha ido drenando conforme pasan los d¨ªas, anidado tras el ojo izquierdo y ¡ªpor todo se cruza en el cerebro¡ªcegando el ojo derecho.
Por un raro azar inexplicable, ahora que hice p¨²blico en novela narrando la trombosis de mi madre como un error de costura en la sin¨¢psis milim¨¦trica de su bosque cerebral, a m¨ª me lleg¨® un microinfarto en la corteza anteroposterior del cerebro, justo en el p¨¢ramo donde se define la visi¨®n. El habitante de mi cuerpo suma ya dos infartos al miocardio, un c¨¢ncer maligno que fue extra¨ªdo y qued¨® en remisi¨®n, la hepatitis del horror, una operaci¨®n de ri?¨®n abierto por c¨¢lculos que se volvieron piedras, una larga navegaci¨®n por el mar de la neuralgia del trig¨¦mino y las cataratas en ambos ojos que se sumaron la semana pasada a eso que tambi¨¦n llaman ictus o embolia cerebrovascular y as¨ª m¨¢s o menos queda mi media filiaci¨®n que yo cre¨ª que era una errata en la jerga burocr¨¢tica y que ahora confirmo como minuciosa descripci¨®n del individuo porque por estos d¨ªas me he quedado con media vista.
Por prudencia y pavor a la Peste s¨®lo pas¨¦ de visita por el hospital y mi reposo se centra al lado de mi escritorio y sus libreros, aunque por ahora s¨®lo se abran la mitad de sus p¨¢ginas y p¨¢rrafos, poco a poco han de volver a hincharse las velas con sus palabras. Por partida doble, la luz que se filtra en las retinas ha de volver a conjugarse en la inmensa selva del cerebro hasta volver proyectar invertida la silueta estilogr¨¢fica, el contorno de las guitarras, la majestad de la letra F o la comisura de unos labios como en una c¨¢mara oscura donde la mente asigna los nombres y todos los dem¨¢s sentidos, la degustaci¨®n de la realidad. Mi madre perdi¨® habla y memoria y poco a poco fue recuperando todos los senderos en el bosque de su mente, por lo menos en uno de los tres idiomas que hablaba antes de la trombosis. Yo fui testigo de ni?o de todos sus milagros con los que sali¨® intacta de ese bosque flotante como el de mi infancia que ha ido de nube en nube sigui¨¦ndome por todos los climas, hasta nevarme con canas el milim¨¦trico instante en que un rayo imperceptible ¡ªall¨ª donde se cruzan las calles del siglo de Oro que llaman Cava Alta y Cava Baja¡ª me cort¨® la mitad de la vista y arc¨¢ngeles vuelven a salvarme en el tr¨¢nsito al remanso donde ahora parece que se van disipando los vados que veo como violetas de neblumo que borran las caras.
Veo vados entre las cejas de los moribundos y los altaneros que rampan campantes y vados en las verdades que violan los mentirosos. Veo vados en las distancias que nos separan y en la ¨ªntima cercan¨ªa que sostengo con mis muertos y vados en las p¨¢ginas de ciertos c¨®digos y en la necia avaricia de quienes atesroan los c¨®dices compartidos y veo vados en quienes presumen de soberbia y altaner¨ªa y vados en las bocas de quienes neciamente niegan la mascarilla con la que podr¨ªamos evitar tantos vados a?adidos y vados de espacios libres de todo ruido y poluci¨®n en los vados que veo en videos que veo a medias.
Ni media palabra dicen los que no se pronuncian por algo o nada y medias palabras son tambi¨¦n los murmullos de los enamorados. A medias se enteran los que no terminan de leer los expedientes y con medias palabras tuve que dejar de leer unos d¨ªas hasta hoy que he le¨ªdo ya a tientas y con mayor lentitud las medias palabras de los libros que dej¨¦ a medias y las palabras con las que he ido formando esta p¨¢gina. Que todo esto sirva para abonar mi fervor ¨ªntimo en abono de la salud de todos aquellos enfermos que est¨¢n graves y los hospitalizados que luchan palmo a palmo contra todos los dem¨¢s males y la Peste de esta negra ¨¦poca; que todo esto sirva para aquilatar debidamente el milagro de la lectura y la contemplaci¨®n plena de la belleza en un solo p¨¦talo o p¨¢rpado y que todo esto sirva para fertilizar una vida m¨¢s sana en medio de tantos miedos y maldades. Sobre todo que esta pasajera condici¨®n ¨®ptica me permita apuntalar que en toda discusi¨®n y contra todo conflicto debe mediar la palabra.
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