Activismo y cultura en la 4T
El Gobierno mexicano ha desarrollado tres efectivas herramientas propagand¨ªsticas para esconder los evidentes retrocesos de su gesti¨®n cultural. Muchos artistas han ca¨ªdo en ellas
No es normal que el Gobierno de M¨¦xico invierta tan poco en la cultura. M¨¦xico invierte menos en sus creadores y sus p¨²blicos que muchos pa¨ªses latinoamericanos, incluyendo los Estados m¨¢s pobres. Con un gasto p¨²blico de apenas 0,12% del producto interno bruto (PIB) en cultura, M¨¦xico tiene menor inversi¨®n en este sector que Colombia, Chile y Guatemala y un presupuesto de pr¨¢cticamente la mitad que Panam¨¢ y Paraguay, de acuerdo con los datos m¨¢s recientes de la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe (CEPAL).
L¨®pez Obrador prometi¨® revertir esta tendencia. No cumpli¨®. De hecho, hizo lo opuesto. En 2021 su Gobierno otorg¨® un presupuesto de apenas 18.400 millones de pesos para las funciones de cultura, esto es un 5% menor al del ¨²ltimo a?o de Enrique Pe?a Nieto y 35% menor al de Felipe Calder¨®n. El bajo gasto no se debe a la pandemia. Desde su primer a?o de Gobierno, L¨®pez Obrador recort¨® el gasto de cultura.
As¨ª, el gremio cultural mexicano ha quedado pol¨ªticamente hu¨¦rfano. Muchos creadores le dieron su voto a L¨®pez Obrador en rechazo al brutal recorte presupuestario que sucedi¨® en 2017 cuando, debido a la ca¨ªda de los precios y la producci¨®n petrolera, el Gobierno de Pe?a Nieto redujo en 21% el presupuesto para las funciones de cultura en tan solo un a?o. Ir¨®nicamente, hoy L¨®pez Obrador gasta menos en cultura que en 2017 y lo mismo se planea para el 2022. El pr¨®ximo a?o se gastar¨¢n 123 millones de pesos menos que en 2017.
Aun as¨ª, persiste al interior de las comunidades culturales cierta resignaci¨®n ante la ca¨ªda constante del presupuesto en cultura, o peor a¨²n, una abierta justificaci¨®n al recorte presupuestal con base en una eficiente campa?a de propaganda del obradorismo.
Esta propaganda, como toda propaganda efectiva, mezcla verdades con mentiras. Dice que el gasto en cultura era corrupto, ineficiente y solo llegaba a las ¨¦lites. Y que por ello, a pesar de los recortes, la comunidad art¨ªstica recibe m¨¢s que antes porque ahora se gasta mejor. El primer dicho es una verdad a medias; el segundo, una abierta mentira.
En este ensayo desmiento la propaganda obradorista. Para ello, disecciono cada uno de sus pilares por medio de datos presupuestales, an¨¢lisis cuantitativo e informaci¨®n. Tambi¨¦n propongo demandas concretas que la comunidad art¨ªstica podr¨ªa usar como herramientas para empoderarse y demandar un Estado que otorgue lo justo para que el acceso a la cultura sea una realidad.
La propaganda
Cada a?o, al discutir el presupuesto de cultura, las autoridades mexicanas activan a sus voceros, y a los contados artistas entusiasmados del Gobierno y cercanos al poder, para acallar las voces que denuncian las reducciones del presupuesto en las redes y la prensa.
La estrategia consiste en promover tres l¨ªneas discursivas que confunden, enredan y desarman a quien critique la pol¨ªtica cultural de L¨®pez Obrador. Argumentos que, desde la desinformaci¨®n o el an¨¢lisis a modo, nulifican la cr¨ªtica.
El primero es que el presupuesto de cultura no se ha reducido, sino que ha aumentado cada a?o desde 2019. Esto es falso. El presupuesto funcional de cultura se ha reducido cada a?o desde que L¨®pez Obrador lleg¨® al poder con excepci¨®n de 2022 en el que se propone incrementarlo en 695 millones. Aun con el incremento L¨®pez Obrador gasta menos en cultura que Pe?a Nieto.
Peor a¨²n, cerca del 25% del presupuesto en cultura para 2022 est¨¢ destinado a la ampliaci¨®n del bosque de Chapultepec, un programa que en realidad deber¨ªa ser parte del presupuesto del programa de mejoramiento urbano. Considerando esto, L¨®pez Obrador est¨¢ gastando 29% menos en cultura que cualquier presidente desde 2008.
El segundo argumento de propaganda es un poco m¨¢s realista pero infinitamente m¨¢s derrotista. Se acepta que el presupuesto de cultura se ha reducido, pero se argumenta que ha sido as¨ª para darle prioridad a los pobres. Por ejemplo, el actor Dami¨¢n Alc¨¢zar famosamente ha declarado que prefiere que los ni?os desnutridos de la sierra de Tabasco coman a que haya m¨¢s presupuesto para los Premios Ariel.
Esto suena sensato, pero es falso. El Gobierno de L¨®pez Obrador no gasta m¨¢s en los pobres que administraciones anteriores. Su Administraci¨®n tiene un gasto social inferior al de 2016 y los programas sociales que transfieren dinero en efectivo a las personas tienen hoy en d¨ªa un presupuesto de solo 476.000 millones de pesos, es decir 28% menos del que ten¨ªan en 2014 seg¨²n ha reportado el Consejo Nacional de Evaluaci¨®n de la Pol¨ªtica de Desarrollo Social (Coneval).
M¨¢s a¨²n, la cultura no debe permitir que se le descobije para cobijar a los m¨¢s pobres porque esa no fue la promesa de campa?a de L¨®pez Obrador. La promesa fue crear un Estado s¨®lido y capaz de darle a todos a partir de redistribuir de los que m¨¢s tienen, no a partir de quitarle a la cultura para darle a los dem¨¢s.
No es verdad que la cobija que se le ha quitado a la cultura ha ido a los m¨¢s pobres. Debido a que los programas sociales de L¨®pez Obrador est¨¢n dise?ados para ser universales y no enfocados en las familias de menos recursos, los recortes de cultura no est¨¢n necesariamente llegando a la sierra de Tabasco, sino a los vecindarios de clase alta y media alta de M¨¦xico. De hecho, como se puede observar en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, a diferencia de administraciones anteriores, hoy en d¨ªa el 10% de los hogares m¨¢s ricos de M¨¦xico reciben el 8% del monto total de los programas sociales, una cantidad que estar¨ªa mucho mejor invertida en los de abajo.
Finalmente, un tercer argumento esgrimido para justificar la poca atenci¨®n a la cultura es uno de eficiencia. Se dice que L¨®pez Obrador gasta menos, pero debido a que no hay corrupci¨®n, se ha logrado un aumento del 14% en el presupuesto cultural ¨C seg¨²n report¨® la senadora Jesusa Rodr¨ªguez de Morena, quien tambi¨¦n es directora de teatro. Es verdad que exist¨ªa corrupci¨®n, nepotismo y privilegios en los apoyos a las artes. Sin embargo, los recortes han sido tan brutales que la cultura ha perdido m¨¢s del supuesto ahorro.
Consideremos el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) analizado por el Centro de An¨¢lisis e Investigaci¨®n FUNDAR. Durante el sexenio anterior se dieron 10% m¨¢s becas por un monto promedio 30% superior que con L¨®pez Obrador. En total, esto significa que el FONCA entregaba un total de apoyos que era 36% superior al que otorga ahora el Gobierno. La p¨¦rdida es de m¨¢s del doble del supuesto ahorro del 14%.
Ello sin contar que, en realidad, no existe fundamento para el porcentaje esgrimido porque de acuerdo con la Auditor¨ªa Superior de la Federaci¨®n (ASF) estima que de 2003 a 2018 solo existieron irregularidades por 1.400 millones de pesos en el uso de los recursos de cultura.
Peor a¨²n, nada indica que la corrupci¨®n se haya terminado con este sexenio. Tan solo en 2019 y 2020, la ASF reporta irregularidades en el uso de 1.700 millones de pesos destinados a la Secretar¨ªa de Cultura. Destacan casos como cuando, en 2019, le pag¨® 207 millones de pesos a las empresas Viajes Premier y Artmex al amparo del contrato SC/DRMSG/PS/03199/18 sin que se haya acreditado si se prest¨® el servicio. O el pago de otros 190 millones de pesos a las empresas Visi¨®n y Estrategia de Negocios y Lore Soluciones Integrales Empresariales de Sinaloa como parte del contrato SC/DGVC/PS/01111/19 para, entre otras cosas, el pago a promotores y facilitadores culturales, sin que haya registro pleno de la existencia de estos trabajadores.
Adem¨¢s, los fideicomisos, supuestamente la principal herramienta de corrupci¨®n utilizada por las mafias art¨ªsticas de sexenios anteriores, siguen teniendo recursos. De acuerdo con los datos del segundo trimestre de 2021 de la Secretar¨ªa de Hacienda recabados por FUNDAR, el FONCA y los dos fideicomisos de cine (FOPROCINE y FIDECINE) tienen todav¨ªa 340 millones de pesos que no le han devuelto a la Tesorer¨ªa de la Federaci¨®n, a pesar de estar t¨¦cnicamente extintos.
La realidad
Si el presupuesto de cultura resulta insuficiente, no es solo porque est¨¦ mal distribuido ni porque algunos artistas hayan extra¨ªdo recursos de forma injusta o mal habida. Es sobre todo porque no hay suficiente dinero para las artes. Como hemos visto, la corrupci¨®n existe pero los recortes presupuestales han sido mayores que incluso los estimados m¨¢s optimistas sobre los beneficios que supuestamente vendr¨ªan con la erradicaci¨®n de la corrupci¨®n.
Sin embargo, la propaganda ha sido muy efectiva en cegar a muchos dentro del gremio art¨ªstico. Debido a que el Gobierno mexicano gasta demasiado poco en cultura y lleva tanto tiempo haci¨¦ndolo, los debates pol¨ªticos entre los artistas ya no abordan el tema presupuestal de manera amplia, sino que se limitan a cuestionar quien recibe ¡°las becas¡±. Se debate qui¨¦n recibe las migajas.
As¨ª, se ha claudicado a demandar un Gobierno justo y ambicioso en el que haya m¨¢s recursos y programas para atender a los p¨²blicos de todas las artes. Por el contrario, se ha abrazado el vilipendio de los artistas de clase media urbana ¨Ca quienes se les acusa de vividores, fif¨ªs y r¨¦moras del Estado por tener acceso a becas que otros no tienen. Cuando en realidad, lo deseable ser¨ªa que todos los artistas tuvieran acceso a buen financiamiento p¨²blico y que los p¨²blicos se beneficiaran con ello.
Es urgente que los artistas se organicen y superen sus divisiones para demandar un Gobierno culturalmente m¨¢s ambicioso. Ello requiere tambi¨¦n mirar hacia adentro. Dentro de las comunidades art¨ªsticas se debe purgar a los personajes corruptos y aislar a quienes se contentan con un Gobierno m¨ªnimo e insuficiente solo por sus afinidades partidistas. Ambos son t¨®xicos para la organizaci¨®n del arte.
El desagravio al sector cultural mexicano no vendr¨¢ de narrativas simb¨®licas que celebren que se les quite a las clases medias para darle a los pobres, sino de aceptar que lo socialmente justo y necesario es que exista dinero para todos. La cultura no es un privilegio, es un derecho constitucional para todos los mexicanos, y los artistas merecen un sector que desarrolle m¨¢s y mejores empleos.
Los artistas deben estar a la vanguardia de demandar un Estado que le cobre m¨¢s impuestos a los m¨¢s ricos, que elimine los monopolios que encarecen el acceso a las artes y al entretenimiento, y que erradique nepotismos y privilegios. Es decir, la lucha debe ser por ampliar los recursos del Estado.
Parte de la batalla debe ser medir mejor el acceso a la cultura en M¨¦xico y as¨ª mostrar con datos contundentes, las carencias que tenemos. Otros pa¨ªses tienen muchos estudios que miden sus necesidades y someten a sus programas de cultura a evaluaciones de terceros. En M¨¦xico tenemos lagunas de medici¨®n que f¨¢cilmente se llenan con posturas ideol¨®gicas, politiquer¨ªa y proyectos modelo que abonan a la ret¨®rica del Gobierno, pero resultan insuficientes.
La propaganda anticultura de L¨®pez Obrador le ha hecho un gran da?o a la comunidad porque le ha dado herramientas para contentarse con demasiado poco. El artista debe desterrar la resignaci¨®n que el obradorismo ha alimentado y volver a demandar un pa¨ªs con cultura para todos.
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