La oposici¨®n y ¡®El juego del calamar¡¯
El bloque opositor no ha logrado un mensaje de unidad sobre la propuesta de reforma energ¨¦tica de L¨®pez Obrador, ya no digamos una postura que se haga viral
Espero de verdad no spoilear a nadie con algunas comparaciones entre la popular serie coreana de Netflix El juego del calamar y lo que ocurre con los partidos opositores y Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. El marco de ese paralelismo es la propuesta de reforma el¨¦ctrica del presidente, enviada al Congreso de la Uni¨®n.
En los cap¨ªtulos de la serie, es conocido, un grupo de individuos movidos por una avaricia a prueba de balas, literalmente, compiten para tratar de ganar un sustancioso premio en efectivo. Al principio de las din¨¢micas desconocen que su supervivencia es el precio a pagar si no descifran r¨¢pida ¨Ctodo es a contra reloj-- y efectivamente cada prueba. Pero lo que m¨¢s ignoran es que la solidaridad entre ellos es, adem¨¢s de transitoria, una ilusi¨®n.
AMLO ha echado a andar el juego de la aprobaci¨®n de la primera de las tres iniciativas que ha anunciado para la segunda parte de su sexenio. De lograr esa triada de leyes, la econom¨ªa, la seguridad y la pol¨ªtica podr¨ªan ser muy distintas en el futuro inmediato. Y no necesariamente mejores. La oposici¨®n deber¨¢ descifrar c¨®mo sortear cada una de esas discusiones para, eventualmente, seguir siendo relevantes al final de la legislatura.
En la ma?anera del 1 de octubre se anunci¨® que la iniciativa para reformar el mercado el¨¦ctrico --y, aunque no se dice mucho, tambi¨¦n parte del sector energ¨¦tico -- hab¨ªa sido enviada al Congreso. No hab¨ªa tanta sorpresa en la noticia, pero desde ese instante empezaron a conocerse, por voz ni m¨¢s ni menos que del secretario de Gobernaci¨®n, que la propuesta de ley constitu¨ªa un nuevo paradigma: para unos una total regresi¨®n al estatismo y la dependencia de f¨®siles, para el Gobierno un patri¨®tico acto de soberan¨ªa.
Ese d¨ªa el reloj comenz¨® a correr en contra de la oposici¨®n. Conviene aqu¨ª separar a esos jugadores llamados opositores. El oficialismo no cuenta con las mayor¨ªas legislativas necesarias para los cambios constitucionales que pretende. De los opositores, con sus 77 asientos en la C¨¢mara baja y sus 13 en el Senado el PRI podr¨ªa completar los votos para aprobar esa ley. El PAN vale m¨¢s en el Congreso, pero tiene escasos incentivos para apoyar al presidente. Mientras que a Movimiento Ciudadano y PRD no les alcanza para ser factor por s¨ª solos, pero podr¨ªan convertirse en dique o esquirol: la posici¨®n que asuman repercutir¨¢ en sus colegas.
El Gobierno expondr¨¢ largamente este lunes en Palacio Nacional sus argumentos para desmontar 30 a?os de apertura el¨¦ctrica. La sesi¨®n, es f¨¢cil preverlo, ser¨¢ una reiteraci¨®n del paradigma favorito de la Administraci¨®n AMLO: la ley supone una recuperaci¨®n de la rector¨ªa del Estado en el sector, la cancelaci¨®n de abusivos beneficios otorgados a empresas privadas y para nada la cancelaci¨®n de la competencia en ese mercado.
L¨®pez Obrador dejar¨¢ hablar a sus colaboradores, desde el secretario de Gobernaci¨®n hasta los m¨¢s especializados en el sector. Este viernes reiter¨® que por ¨¦l que se debatan las implicaciones de su ley en cuanto foro se quiera. El truco es que el presidente sabe que la materia reviste aspectos t¨¦cnicos de alta complejidad, pero ¨¦l los reducir¨¢ a un dilema entre patriotismo y entreguismo. De ah¨ª que emplazara al PRI a definir si en esta materia se decantar¨¢n por seguir a L¨¢zaro C¨¢rdenas o a Carlos Salinas.
Esa declaraci¨®n de inicios de la semana pasada colaps¨® a la oposici¨®n. Como todo mastermind cl¨¢sico, L¨®pez Obrador quiere dividir a sus adversarios. Los pri¨ªstas resintieron la pulla. Pero el dardo provoc¨® m¨¢s da?o en los panistas. En apenas el primer lance, los de Acci¨®n Nacional entraron en algo parecido al p¨¢nico. Llevan m¨¢s de un a?o de aliados del PRI, su adversario hist¨®rico, pero mostraron que tantos meses de caminar juntos, con moderados pero notables resultados en las elecciones, sirven de muy poco al sentir la presi¨®n que denota que ha comenzado la verdadera batalla legislativa.
La primera semana de la contienda por una nueva realidad para el mercado el¨¦ctrico se ha saldado con la marcada divisi¨®n de los opositores, con un PRI que es presionado lo mismo desde Palacio Nacional que por sus supuestos aliados, que temen que el tricolor se raje y deje en pura palabrer¨ªa la oferta de campa?a de constituirse en las c¨¢maras como un firme contrapeso al presidente.
Mas lo que verdaderamente complica las posibilidades de la oposici¨®n es que, una vez m¨¢s, AMLO tiene un discurso claro y ellos no. El presidente no quiere una empresa productiva del Estado, como era definida la Comisi¨®n Federal de Electricidad; en vez de eso propone a la ciudadan¨ªa una compa?¨ªa estatal que vea por el ¡°bienestar¡± de la poblaci¨®n. Apela a esa f¨®rmula que ha repetido, esa que llevada al extremo reza ¡°para qu¨¦ queremos ley, si no hay justicia¡±. Queremos soberan¨ªa, no productividad, podr¨ªa ser el nuevo lema.
Reformular la electricidad, otorgando a una entidad gubernamental y no del Estado (esta administraci¨®n a menudo asume e incluso presume al Ejecutivo como el Estado) todas las facilidades para regir sobre ese mercado, sin contrapesos ni garantes de ninguna naturaleza que no dependan del propio gobierno, que ser¨¢ siempre juez y parte, es para L¨®pez Obrador algo tan bueno como obvio. Pero esa propuesta ?qu¨¦ es para la oposici¨®n?
Que Andr¨¦s Manuel pretend¨ªa reformar el sector el¨¦ctrico se sabe desde el inicio del sexenio. Que L¨®pez Obrador ser¨ªa un presidente radical antes que moderado, qued¨® claro incluso desde antes incluso del sexenio con la cancelaci¨®n del aeropuerto de Texcoco. Entonces, que la iniciativa no resultara en absoluto light o moderada no deber¨ªa ser realmente una sorpresa para la oposici¨®n. Pero por lo visto s¨ª.
Porque la oposici¨®n no tiene contraoferta. No al menos conjunta, y menos p¨²blica. El bloque PAN-PRI-PRD dej¨® pasar la primera semana completa de este debate sin lograr siquiera un mensaje de unidad cre¨ªble, ya no digamos una postura al menos discursiva mediante la que manifiesten qu¨¦ quieren, qu¨¦ proponen. Una idea que quepa en un tuit, una arenga que se pueda repetir, una propuesta que logre hacerse viral. Nada de eso tienen.
En El juego del calamar los contendientes tardaron d¨ªas en entender que los resultados de la cooperaci¨®n y la solidaridad ser¨ªan ef¨ªmeros. Pero en los primeros momentos mostr¨® su virtud, no pocos fueron los que avanzaron al siguiente nivel gracias al esp¨ªritu colaborativo. Para decirlo en pocas palabras, de haber sido nuestros opositores los encerrados a estas iniciales alturas del embate lopezobradorista estar¨ªan casi todos muertos.
El PRI termin¨® por ganar en su petici¨®n de que les den tiempo, es cierto. Haberse quitado de encima algo de presi¨®n es un m¨¦rito, sin duda, pero no sin costos. Porque el presidente apela sin rubor al monol¨ªtico patriotismo de p¨¢rvulos donde varias generaciones de mexicanos fueron educados en el culto a t¨®tems como C¨¢rdenas. No tanto a L¨®pez Mateos, un presidente represor y hasta fr¨ªvolo, pero que nacionaliz¨® (otro t¨®tem) la producci¨®n el¨¦ctrica. Esas son las balas que dispara AMLO. Pap¨¢ gobierno regresar¨¢, promete el presidente, y t¨² nunca m¨¢s estar¨¢s a oscuras, la CFE velar¨¢ por ti y adem¨¢s te saldr¨¢ barato.
En lugar de concentrarse en acu?ar r¨¢pidamente un mensaje que resista el poderoso ob¨²s de falsa pero efectiva nostalgia lanzado por L¨®pez Obrador, la oposici¨®n decidi¨® gastar la semana en pelearse. El marcador favorece al presidente, que d¨ªa tras d¨ªa comunica sus propuestas y se mofa de sus desarticulados opositores.
Para ser justos, quiz¨¢ haya que reconocer que el presidente act¨²a a partir de una ventaja. Siempre se supo que cuando se emprenden reformas estructurales, como las anunciadas en 2012, el primer momento es el m¨¢s sencillo. El trazo de un plan convertido en ley puede costar negociaciones, pero son solo palabras, pasar a los hechos tomar¨¢ m¨¢s tiempo y en el camino se tendr¨¢n que vencer tanto resistencias previstas como escollos inesperados. El proceso de culminaci¨®n de las reformas de Pe?a Nieto qued¨® trunco incluso antes de finalizar ese sexenio, lastrado como estaba el mexiquense por sus esc¨¢ndalos de corrupci¨®n, frivolidad e ineptitud.
La oposici¨®n est¨¢ en la inc¨®moda posici¨®n de defender unas reformas que no cuajaron, es verdad. Y a las que se les ha restado impulso desde el d¨ªa uno de la Administraci¨®n lopezobradorista mediante el aniquilamiento de ¨®rganos reguladores y al ahuyentar la inversi¨®n privada.
A pesar de ello, PAN, PRI y PRD ten¨ªan claro hace nueve a?os que M¨¦xico requer¨ªa mercados m¨¢s competitivos, con reglas modernas cuya aplicaci¨®n no fuera ni discrecional ni sujeta a corrupci¨®n. Y transparencia en la gesti¨®n de los recursos, as¨ª fueran por entes privados, en donde estuvieran involucrados presupuesto o bienes p¨²blicos. Ten¨ªan claro que PEMEX y CFE nunca hab¨ªan podido lograr ser eficientes, sino ejemplo de todo lo contrario. ?La oposici¨®n de hoy seguir¨¢ creyendo eso?
La pregunta no es ret¨®rica. Con sus discursos en contra del PRI, Andr¨¦s Manuel ha pinchado el nervio nacionalista de ese partido. Con ello ha provocado la divisi¨®n que aleja a los opositores de la posibilidad de armar una explicaci¨®n alternativa, una escapatoria no solo elegante sino efectiva del callej¨®n en donde los ha puesto L¨®pez Obrador.
Comprar tiempo es una reacci¨®n inteligente pero no dura m¨¢s all¨¢ de unos d¨ªas. Y esos ya pasaron. Hoy se discute hora por hora y en fin de semana. AMLO les lleva m¨¢s mucha ventaja y la oposici¨®n que gan¨® peso en el Congreso de la Uni¨®n no se ha articulado ni siquiera a partir de un concepto b¨¢sico que le permita ampliar la arena y los tiempos del debate.
El PAN le rezonga al PRI, de nueva cuenta equivocando el objetivo. Aprieta a su aliado haciendo fuerte el argumento de AMLO de que los priistas no podr¨¢n librarse del chantaje al azuzarlos con los t¨®tems de su pasado.
Ya se sab¨ªa que este Acci¨®n Nacional es de pocas luces, pero qu¨¦ chata su estrategia de resistir a partir de solo aumentar la presi¨®n al PRI, partido que debe encontrar el canal que les transporte a las pr¨®ximas elecciones como una opci¨®n que ha demostrado que puso por encima de todo a los ciudadanos y a su pa¨ªs, que no act¨²an por miedo o conveniencia.
El juego, pues, ha iniciado. Pero lo que se juega es mucho m¨¢s que la supervivencia de actores pol¨ªticos. Hay quien piensa que la iniciativa de reforma es solo o sobre todo un poderoso ardid pol¨ªtico (leer a Carlos Puig el lunes pasado en Milenio). En lo que dilucidamos si L¨®pez Obrador permitir¨¢ cambiarle cosas sustanciales a la iniciativa o pasarla sin moverle una coma, M¨¦xico experimentar¨¢ incertidumbre, esa cosa a la que son al¨¦rgicas las inversiones.
Si no fue demasiado spoiler hasta aqu¨ª, abuso por ¨²ltimo de la serie de Netflix. Al final alguien gana en El juego del calamar. Pero ?es realmente ganador? Se juega la vida mientras otros disfrutan de su calvario. Sobrevive pero a qu¨¦ precio, dejando qu¨¦ valores en el camino, para disfrutar qu¨¦. Son preguntas que aplican no solo para la oposici¨®n, sino incluso para otros actores de la sociedad, dispuestos siempre a quedar bien con quien organiza el juego a pesar de lo gravemente lastimados que resulten otros.
En los d¨ªas y semanas que vienen convendr¨ªa que hubiera un debate, pero sobre todo di¨¢logo y negociaci¨®n sustanciales en el Congreso y entre Legislativo y Ejecutivo. Mirar c¨®mo se despedazan los opositores ante la maquiav¨¦lica habilidad de un poderoso puede ser entretenido, pero resultar¨¢ muy costoso.
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