Nas¡¯uuk. Comerse el mundo
Pocas cosas nos dicen tanto de la diversidad cultural como el complejo entramado que se ha construido en torno de comer
Nos incorporamos el mundo. Los vegetales, los animales, las algas, los hongos, las bacterias y los minerales entran a nuestro cuerpo al comer y, en algunos casos, mediante la respiraci¨®n tambi¨¦n; de alg¨²n modo, todo eso se transforma en lo que somos. Nuestra vida se convierte en un continuo proceso de ingesti¨®n del mundo que nos rodea. Este acto de ingerir elementos del medio ambiente del cual tambi¨¦n somos parte est¨¢ mediado por una amplia gama de rituales culturales y tambi¨¦n, espec¨ªficamente, de rituales ling¨¹¨ªsticos. Uno de mis pasatiempos favoritos, cuando tengo oportunidad de viajar a otras geograf¨ªas, es observar con atenci¨®n todo lo que se construye alrededor del acto de ingerir los alimentos; pocas cosas nos dicen tanto de la diversidad cultural como el complejo entramado que se ha construido en torno de comer.
El verbo mismo que describe el acto de ingerir alimentos se va transformando en las distintas lenguas del mundo. Existen verbos espec¨ªficos seg¨²n el momento en el que se toman los alimentos: desayunar, almorzar, comer, merendar y cenar se ordenan, por ejemplo, de manera cronol¨®gica a lo largo del d¨ªa. Pero esto tambi¨¦n va variando aunque se trate del mismo idioma, supe en Colombia que almorzar all¨¢ corresponde al acto que en la Ciudad de M¨¦xico corresponder¨ªa a la comida m¨¢s copiosa del d¨ªa. Cuando me mud¨¦ a esa misma ciudad me di cuenta que comer huevos es propio del desayuno y que las personas se sorprenden si los comes como cena, cosa que para m¨ª era algo posible y cotidiano.
En mixe, mi lengua materna, los verbos cambian seg¨²n el tipo de comida que se ingiere, adem¨¢s de uuk que se usa para ingerir bebidas, tenemos kay que se utiliza si los alimentos a ingerir son tortillas o pan, j?'kx se usa para comer frutas y verduras, tsu¡¯uts para comer carne, tojkx para alimentos caldosos y pajkx para alimentos que son crujientes. El acto de comer se clasifica seg¨²n el tipo de alimentos a ingerir y hay que elegir el verbo adecuado en cada situaci¨®n, los ni?os peque?os que comienzan a hablar se equivocan a menudo de verbo provocando situaciones hilarantes. Existen tambi¨¦n en cada cultura, f¨®rmulas ling¨¹¨ªsticas y frases espec¨ªficas para marcar el inicio y el t¨¦rmino del acto de comer. El ¡°provecho¡± del espa?ol mexicano es uno de los m¨¢s ic¨®nicos y tal vez de mis preferidos. Hace algunos a?os me aconsejaron en cierta ocasi¨®n que decirlo en diminutivo, provechito, era un marcador de clase y que deb¨ªa evitarlo porque se consideraba de mal gusto por lo que decid¨ª usarlo a la menor provocaci¨®n.
Adem¨¢s de la mediaci¨®n ling¨¹¨ªstica, el ordenamiento de los platillos es un elemento importante a considerar. El hecho de que la comida se sirviera por tiempos fue una de las sorpresas iniciales que m¨¢s recuerdo en mis primeras experiencias en la vida urbana, pens¨¦ que la sopa era el ¨²nico plato que se servir¨ªa as¨ª que trat¨¦ de comer m¨¢s pan para no quedarme con hambre aunque despu¨¦s qued¨¦ m¨¢s que satisfecha cuando fueron apareciendo la ensalada, el arroz y un plato, que despu¨¦s me explicaron que era el principal, seguido del postre y el caf¨¦.
Seg¨²n la tradici¨®n culinaria de mi comunidad, tambi¨¦n se sirve un plato principal pero los alimentos que lo acompa?an no van apareciendo en secuencia sino se colocan al mismo tiempo al alcance del comensal, a estos platos sat¨¦lites se les llama tak?'?ny. Cuando le¨ª la descripci¨®n de Bernal D¨ªaz del Castillo sobre los h¨¢bitos alimenticios de Moctezuma me sent¨ª identificada, platillos principales rodeados de otros alimentos que acompa?an en un mismo momento al principal y que se van tomando seg¨²n la voluntad de cada persona; claro est¨¢ que la cantidad de platillos sat¨¦lite de mi casa en nada se pod¨ªa comparar con la impresionante variedad de los tak?'?ny que serv¨ªan a Moctezuma seg¨²n la versi¨®n de D¨ªaz del Castillo.
En el nuevo contexto al que me mud¨¦ despu¨¦s de salir de mi comunidad, fui aprendiendo que el n¨²mero de tiempos que tiene una comida puede ser le¨ªdo como un signo de elegancia. No soy de las personas que rechaza una buena comida pero saber que se servir¨ªan muchos tiempos (qu¨¦ genial que cada platillo en secuencia se llame as¨ª) se fue volviendo un motivo de angustia porque eso significaba tambi¨¦n la presencia de un gran n¨²mero de cubiertos que, confieso, aun no termino de entender c¨®mo usar, as¨ª que en estas situaciones siempre he tratado de imitar a mis vecinos en la mesa. En este punto, se vuelve tambi¨¦n muy relevante el tipo de instrumentos que se utiliza en cada cultura para mediar entre los recipientes y las personas. Algunas semanas atr¨¢s le¨ª, en alg¨²n espacio que no puedo recordar, que el uso de objetos de fierro para meterse comida a la boca era una costumbre m¨¢s bien extra?a si nos deten¨ªamos a pensarlo un poco. Sufr¨ª tambi¨¦n cuando Naomi, una amiga de ascendencia japonesa que conoc¨ª en la universidad, intent¨®, con relativo pero tard¨ªo ¨¦xito, ense?arme a usar palillos para comer deliciosa comida de Jap¨®n. Promet¨ª, a cambio, ense?arle a comer mole oaxaque?o usando peque?os trozos de tortilla como intermediarios entre el plato y la boca o comer m?'?tsy usando solamente los dedos sin quemarse.
En la comida tradicional mixe hay tambi¨¦n algunos alimentos que precisan el uso de un palito, se busca que sea de ¨¢rboles y arbustos que no amarguen la comida, y se usa para ingerir guisos que contengan bolitas de masa cocida; son m¨¢s gruesos y cortos que los palillos orientales as¨ª que haberlos utilizado en mi comunidad no me sirvi¨® en absoluto en mis intentos por tomar lonjas de pescado crudo con palillos para remojarlas despu¨¦s en esa deliciosa salsa de soya propia de la comida oriental y luego llevarlas de ah¨ª a mi ansiosa boca. Tiempo despu¨¦s, en un viaje a un pueblo mixteco descubr¨ª con asombro que, para comer, se utiliza una parte espec¨ªfica de una planta que yo conoc¨ªa como p??t, Dasylirion acrotrichum, en su nombre cient¨ªfico.
Adem¨¢s de las secuencias en las que se sirven los alimentos, los espacios tambi¨¦n son distintos. Antes de la popularidad de las mesas, anta?o us¨¢bamos tejidos de palma (petates) para sentarnos en el suelo en donde los platillos se serv¨ªan sobre piedras o tejas exclusivas para ello. Aun ahora, en platillos rituales mixes, la comida no se sirve en la altura de una mesa, m¨¢s bien hay que colocar el cuerpo cerca del suelo para tomar de ah¨ª los alimentos colocados sobre el fuego que los mantiene muy calientes.
La secuencia de los alimentos, el lugar y la disposici¨®n en donde se les coloca y el mundo de los objetos que median entre los recipientes y nuestras bocas ¡ª metales, palillos, plantas o las propias manos¡ª evidencian la diversidad cultural que atraviesa esa actividad vital que transforma cotidianamente elementos del mundo en cuerpo humano: comer. Sin embargo, adem¨¢s del asombroso despliegue ritual que acompa?a esta actividad, se atraviesan otros sistemas, como el racismo, que jerarquizan los h¨¢bitos culinarios en deseables, elegantes o despreciables.
No niego que usar adecuadamente una gran cantidad de cubiertos de metal sea signo de distinci¨®n en algunos c¨ªrculos sociales pero nadie puede negar tampoco la extrema elegancia y el gran refinamiento de una persona que puede comer mole con las manos sin mancharse la boca, ni la ropa ni las orillas del plato. Yo, por lo pronto, confieso mi incapacidad para ser elegante en ninguna de las tradiciones culinarias que conozco, aunque sigo intent¨¢ndolo en todas. Mientras lo logro, provechito.
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