El sexenio de solo tres a?os y la sucesi¨®n
La consagraci¨®n de la ideolog¨ªa lopezobradorista solo ocurrir¨¢ si quien le sucede en la presidencia es quien ¨¦l decida
¡°Yo ya termin¨¦¡±. De varias formas, en distintos momentos de los ¨²ltimos meses, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador ha enviado el mensaje de que su obra est¨¢ concluida. El presidente mexicano quiere fijar la noci¨®n de que a la mitad de su mandato ha sido capaz de instalar algo tan vigoroso como duradero, de sentenciar la historia de forma tan profunda que ya incluso se debe hablar de la sucesi¨®n. Es su intento por adelantar los tiempos para que hoy el futuro se conjugue solo en la clave que conviene a las corcholatas de Morena.
L¨®pez Obrador hace cada tres meses el recuento de sus victorias. El mi¨¦rcoles pr¨®ximo es la siguiente de esas citas. Medidas b¨¢sicamente contra su palabra, en esos informes trimestrales nos ha dicho que la casi totalidad de las 100 promesas del arranque del sexenio est¨¢n cumplidas. Los pr¨®ximos 35 meses toca administrar los cierres de ese programa: de las obras, de los padrones, de la ideolog¨ªa.
Cada lunes transmite en Palacio Nacional videos con los avances de las obras. Una es emblem¨¢tica del orgulloso hijo del sur que es: el tren Maya. Otra es su acento nacionalista: la refiner¨ªa Dos Bocas. La otra es aleccionadora: el aeropuerto de Santa Luc¨ªa. En su obsesi¨®n por concluirlas, ha comprometido a sus secretarios a no entorpecerlas con el cumplimiento de la ley. Porque AMLO, el gran hacedor, no puede quedar mal. Que de lo que luego ocurra se har¨¢n responsables otros, pero ¨¦l tiene que inaugurar.
En cuanto a los padrones, como dice la canci¨®n, unos corren mucho y los de atr¨¢s se quedar¨¢n. La pensi¨®n universal para adultos mayores es este a?o para m¨¢s adultos menos mayores, y el monto de la mesada solo crecer¨¢ de aqu¨ª al 2024. Otras becas seguir¨¢n la misma ruta ¨Clas Benito Ju¨¢rez para j¨®venes estudiantes y Sembrando Vida¡ª, pero hay apoyos en la vera del camino, entre que no cuajaron ¡ªTandas del Bienestar¡ª o no fueron lo que iban a ser ¨CJ¨®venes Construyendo el Futuro¡ª. De cualquier manera, check. Cumplido.
Con eso en las espaldas todo iba a ser coser y cantar. Ma?anera contra la prensa los mi¨¦rcoles, ataque a los conservadores los martes, denostaci¨®n a los Oxxo los lunes, jueves y viernes, y el fin de semana agarramos carretera para llevar la buena nueva a los pueblos, para de viva voz galvanizar el mensaje de la renovaci¨®n. As¨ª se abonar¨ªa al rubro de la ideolog¨ªa: que todos repitan conmigo lo de la minor¨ªa rapaz, lo de la corrupci¨®n de antes, lo de la austeridad de ahora. Y ganara o perdiera la reforma el¨¦ctrica, por meses alumbrar¨ªa con ella profundos resentimientos. Pero en mayo se atraves¨® el destino.
El juego de la sucesi¨®n se adelant¨® por necesidad. Con la ca¨ªda de la L¨ªnea 12 del Metro capitalino en mayo pasado, y sus 26 v¨ªctimas mortales, L¨®pez Obrador estuvo en riesgo de perder a sus dos alfiles. Para salvar las aspiraciones de Marcelo Ebrard y de Claudia Sheinbaum, constructor y responsable, respectivamente, de esa obra, decidi¨® comerse el costo de la cat¨¢strofe. La jugada de sacrificio result¨® exitosa, pero el presidente se ha puesto a s¨ª mismo a merced de los apetitos adelantados, de las ambiciones prematuras.
La resultante es que las corcholatas traen su propio juego, su propio reflector. La suma cero en su m¨¢xima expresi¨®n. Todo avance de la jefa de Gobierno es merma en la Alameda, todo brillo internacional del canciller es un nuevo handicap para la doctora, con esfera eminentemente local. Y en medio de ambos, como sandwich, cada d¨ªa m¨¢s el presidente.
Los anteriores sexenios duraban cuatro, a lo sumo, cinco a?os. Eso que se llamaba las fuerzas vivas del partido intu¨ªan las posibilidades de este o aquel candidato, y el eclipse del poder supremo iniciaba. Incluso antes de que el tapado fuera ungido, las capacidades de control del presidente comenzaban a disminuir. La estrella en ascenso provocaba que los planetas se alinearan en la ¨®rbita de quien iba a ser, no de quien todav¨ªa era. Es la regla.
L¨®pez Obrador est¨¢ a punto de tener m¨¢s gente cercana trabajando para sus candidatos que para ¨¦l. Es una exageraci¨®n, pero no es mentira, dir¨ªan los mi¨¦rcoles. La estatura de su gabinete ¡ªque nunca fue muy alta¡ª va a la baja. Y algunas de esas fichas laboran hoy para mejorar las posibilidades de Claudia, por ejemplo.
El ciclo ha dado una vuelta demasiado pronto. El presidente quedar¨¢ expuesto al vaiv¨¦n de apoyos que vayan concitando quienes despunten en la carrera presidencial. Las ¨®rdenes e instrucciones que d¨¦ comenzar¨¢n a ser valoradas en funci¨®n de la repercusi¨®n que tambi¨¦n podr¨ªan tener en la cancha de esta o aquel, en si abona o erosiona las posibilidades de aquella o este. Es como si hubi¨¦ramos pasado de un r¨¦gimen presidencial de mando ¨²nico a uno de sant¨ªsima trinidad. O eso ser¨ªa en el mejor de los escenarios.
Porque los tres candidatos del presidente son dos: Claudia Sheinbaum. Si hoy no se deshace de Marcelo Ebrard es porque puede ser el eventual recambio. Los presidentes no se deben quedar sin fichas. Y el canciller, labrado como pocos para ser n¨²mero dos, es un buen acicate para Claudia, pero sobre todo un gran recurso de ¨²ltimo momento. Al tenerlo cerca, adem¨¢s, lo aleja de quienes podr¨ªan coquetearle. Ese, sin embargo, es un temor infundado. Marcelo no sabe decirle que no a sus jefes. Es una virtud, y una limitante. No por nada en las reuniones de gabinete le responde a AMLO con un ¡°se hace¡±.
As¨ª que hay sucesi¨®n y hay favorita. Esta ha quedado demasiado expuesta luego de la generosa portada de El Pa¨ªs Semanal. Sali¨® bien. De hecho, sali¨® muy bien. Sobria, elegante, sin excesos. Ella en versi¨®n mejorada. Ahora la ¨²nica pregunta es si Claudia tendr¨¢ la coraza para aguantar los ataques y el desgaste por los pr¨®ximos dos a?os, tiempo en que deber¨ªa estarse formalizando la candidatura presidencial.
El temple para gobernar una ciudad ingobernable y para resistir no solo las grillas de los ebrardistas sino el activismo pluripartidista de Ricardo Monreal, el aspirante transversal de este sexenio.
Marcelo tendr¨¢ qui¨¦n le ordene si entra o no a la cancha, el zacatecano, en cambio, sabe que no est¨¢ contemplado en la alineaci¨®n, y por eso mismo har¨¢ lo que mejor sabe: crear situaciones ¡ªpara no llamarles problemas¡ª en los que luego se presentar¨¢ como el jugador ideal para solucionar tales coyunturas. Si por un momento fuera cierto que AMLO, Marcelo y Claudia podr¨ªan ser tres y uno mismo, Ricardo es el ¨¢ngel ca¨ªdo: de los regulares desayunos con tamales de chipil¨ªn a si te conozco ni te menciono. Pero ¨¦l no dejar¨¢ de hacer su cabildeo, ni de ganar protagonismo, ni de meter ruido, ni de jugar al yo-yo. As¨ª era Ricardo cuando en los noventa lo sumaron al equipo, as¨ª es hoy.
Todo eso pasar¨¢ factura no al Gobierno (que en los hechos no existe) sino al presidente. Porque a pesar de la sucesi¨®n adelantada para nada se puede declarar que el rey ha muerto, pero s¨ª que su margen de acci¨®n se ir¨¢ limitando. Tendremos desde ya un sexenio suspendido, un aparato solo dedicado a las obras, los padrones y la candidata. Acaso haya un esfuerzo para corregir algo del desastre que provocaron en el abasto de medicamentos, pero fuera de eso, la Administraci¨®n entrar¨¢ en el pasmo del futurismo electoral.
L¨®pez Obrador cuenta las horas para tomar la decisi¨®n m¨¢s importante. Hoy es Claudia, dicen por todos los corrillos del poder. Pero la pregunta que el presidente se formular¨¢ cada d¨ªa no es qui¨¦n conviene m¨¢s al pa¨ªs o al momento, sino qui¨¦n estar¨¢ en la mayor capacidad no de compensar o enderezar, sino de fraguar lo que se ha mezclado en estos a?os, qui¨¦n garantiza la irreversibilidad de sus obras, sus padrones y su ideolog¨ªa: qui¨¦n lo defender¨¢ a ¨¦l incluso ante las desviaciones en que podr¨ªan incurrir los suyos. En ese rengl¨®n, hoy es Claudia, pero ma?ana hasta Ad¨¢n Augusto L¨®pez tiene posibilidades. La historia de las sucesiones est¨¢ repleta de favoritos que al final no se sentaron en la silla del ¨¢guila.
La consagraci¨®n de la ideolog¨ªa lopezobradorista solo ocurrir¨¢ si quien le sucede en la presidencia es quien ¨¦l decida. Porque no importar¨¢ si deja un Banco de M¨¦xico a cargo de su leal escudera, ni si despu¨¦s de 2024 en 20 o m¨¢s Estados gobierna Morena, ni si las bancadas guindas tendr¨¢n en la siguiente legislatura el tama?o ¡ªincluso en escenario de cat¨¢strofe electoral¡ª para bloquear toda regresi¨®n, no: nada de eso parecer¨¢ suficiente si la corcholata destapada no resulta coronada. De eso, y solo de eso, se trata esta partida.
En realidad, la sucesi¨®n no ha comenzado. Falta mucho para que AMLO tome la decisi¨®n. M¨¦xico estar¨¢ a?os en el limbo de esa indecisi¨®n. El pa¨ªs, apenas cuando apenas se cruza el ecuador del tiempo sexenal, contiene el aliento a la espera del dedazo. El sexenio ha concluido anticipadamente. Dos a?os de desperdicio por adelantado. Alguien salga a decirle al mundo que si nos aguantan tantito que ac¨¢ estamos ocupados con un ritual presidencialista, que ah¨ª luego los buscamos para ver en qu¨¦ avanzaron mientras nosotros jug¨¢bamos por meses a las corcholatas.
Quiz¨¢ por eso no faltan quienes, dentro y fuera del Gobierno, creen que lo ¨²nico que resta es nadar de muertito, t¨¦cnica infalible para ahorrar energ¨ªas que, sin embargo, tiene dos defectos no menores: la corriente te lleva a donde se le antoje, as¨ª que garant¨ªa de evadir peligros no hay, y sirve solo en tanto no llegan las olas de verdad, esas a las que les tiene sin cuidado que no quieras emplearte a fondo en lo que esperas a que el presidente decida si es Claudia o no.
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