De aqu¨ª no se va nadie
El Gobierno federal y los estatales que pertenecen al entorno de L¨®pez Obrador han decidido hacerse los locos ante los esc¨¢ndalos, las burradas, las pifias y los malos resultados de sus subordinados
Un pol¨ªtico encumbrado, es decir, que ejerce un alto cargo p¨²blico, sabe que uno de sus mecanismos de defensa ante las crisis de confianza por las que, de forma inevitable, atravesar¨¢ en su periodo en el poder, es desprenderse de algunos subalternos y dejarlos caer como un se?uelo que distraiga y hasta apacig¨¹e a las jaur¨ªas de detractores. Buena o malamente, los colaboradores principales de un presidente, gobernador o secretario de Estado suelen operar tal y como los fusibles de las instalaciones el¨¦ctricas, que se queman para evitar que todo el sistema se sobrecargue y estalle o arda.
Por eso, aquellos que cotidianamente miramos hacia la arena pol¨ªtica estamos conscientes de que una parte central de las destituciones fulminantes y de las bien conocidas renuncias ¡°por motivos personales¡± o de ¡°salud¡± de los funcionarios se producen para proteger a sus superiores. Justos o no, esos ceses y salidas juegan un papel. Porque la erosi¨®n y el desgaste del poder son inevitables y es de sentido com¨²n pensar que ser¨¢ mejor que los carguen en el lomo los secundarios que el protagonista¡
Pero el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador considera que seguir esa ley no escrita equivale a una muestra de debilidad ante esos adversarios que lo obsesionan tanto que su sexenio ha estado dedicado a llevarles la contraria (hace tiempo que, ante la escasez de propuestas viables y la inexistencia de ¨¦xitos que presumir, no hay otro mensaje oficial que no sea algo parecido a: ¡°Ni crean que vamos a hacer lo que nuestros cr¨ªticos quisieran¡±).
Impulsados por esta actitud suficiente y tozuda, as¨ª han dado por actuar tambi¨¦n los alfiles del mandatario. El Gobierno federal y los estatales que pertenecen al entorno de L¨®pez Obrador han decidido hacerse los locos ante los esc¨¢ndalos, las burradas, las pifias y los nulos o malos resultados de sus subordinados. Y los platos rotos se han ido sumando a la ya muy abultada cuenta del presidente o de personajes de su primera l¨ªnea de confianza, como la jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum, o el canciller Marcelo Ebrard.
El modo fundamental de irse de las administraciones morenistas, ya se ha visto, es caer de la gracia del jefe m¨¢ximo o interponerse, activa o pasivamente, en sus planes. Ese delito se castiga con el despido, el traslado o la invitaci¨®n a renunciar. As¨ª le sucedi¨® a la exsecretaria de la Funci¨®n P¨²blica, Irma Er¨¦ndira Sandoval, o a los exsecretarios de Hacienda Carlos Urz¨²a y Arturo Herrera (muy sintom¨¢tico que los encargados de manejar el presupuesto choquen con un presidente que quiere prescindir de todo gasto que no sean sus campa?as y su propaganda). Quiz¨¢ el ¨²nico matiz aqu¨ª sea el de la salida de la exsecretaria de Gobernaci¨®n, Olga S¨¢nchez Cordero, a quien el presidente hizo regresar al Legislativo para colocar en su lugar a un operador mucho m¨¢s cercano a ¨¦l, Ad¨¢n Augusto L¨®pez, sin que hubiera de por medio un desencuentro pronunciado (pero tampoco, claro, presi¨®n pol¨ªtica alguna).
Por todo esto, es claro que el presidente y la jefa de Gobierno Sheinbaum saldr¨¢n a la defensa de los funcionarios involucrados en el reparto de ivermectina y azitromicina, medicinas contraindicadas para el tratamiento de la covid-19, que se proporcion¨® a miles de personas en Ciudad de M¨¦xico (medida que intent¨® defenderse con un an¨¢lisis autodenominado ¡°cuasi experimental¡± sin protocolos apropiados, ni consentimiento de los participantes, elaborado por funcionarios de la propia administraci¨®n, y que ya fue retirado del sitio web de publicaciones cient¨ªficas en donde estuvo alojado). Para ellos, cualquier correctivo en su propio equipo es rendirse ante lo que consideran simples ataques pol¨ªticos. Y as¨ª, el Gobierno acumula fracasos y desatinos sin que la presi¨®n escape por ninguna parte. Un Gobierno, pues, exactamente igual de inepto que los anteriores pero que, adem¨¢s, se empe?a en tragarse su propio v¨®mito, porque si es suyo debe ser bueno¡
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