Mujeres al poder ?hasta cu¨¢ndo?
Gobernadoras, gabinete paritario, titulares de las instituciones claves de la vida p¨²blica, presidentas en las dos c¨¢maras y a partir del pr¨®ximo a?o, el cetro m¨¢ximo: la Presidencia
Omar Garc¨ªa Harfuch tendr¨¢ el apoyo adicional de muchos votantes que comienzan a cansarse de que todos los puestos se entreguen a mujeres. Si va a haber una presidenta en Palacio Nacional, tener un hombre en la capital ser¨ªa percibido como una especie de balance. Palabras m¨¢s palabras menos se lo escuch¨¦ en una charla de sobremesa no a un macho ofendido, sino a una perspicaz intelectual y activista insigne en M¨¦xico en materia de temas de g¨¦nero. Ella no hablaba de sus gustos personales o de lo que desear¨ªa, obviamente, sino de las percepciones del M¨¦xico en el que vivimos y sus secuelas pol¨ªticas.
El tema es relevante en m¨¢s de un sentido: ?est¨¢ por surgir una contra tendencia a la refrescante ola que llev¨® a incorporar a las mujeres en tareas de responsabilidad p¨²blica de manera tan contundente? Gobernadoras en ascenso, gabinete paritario, titulares en buena parte de las instituciones claves de la vida p¨²blica (Suprema Corte, INE, INAI, Tribunal Federal Electoral, Banco de M¨¦xico, INEGI, etc.), presidentas en las dos c¨¢maras y a partir del pr¨®ximo a?o el cetro m¨¢ximo, la presidencia del pa¨ªs.
Todo esto no se dio como resultado de una graciosa concesi¨®n de la clase pol¨ªtica, sino como efecto de la presi¨®n de una atm¨®sfera favorable a ese cambio. No es casual que los candidatos de las dos principales fuerzas pol¨ªticas del pa¨ªs sean mujeres y que esas candidaturas hayan sido producto de encuestas de popularidad. Claudia Sheinbaum super¨® a cinco varones finalistas (Marcelo Ebrard, Ad¨¢n Augusto L¨®pez, Fernandez Noro?a, Ricardo Monreal y Manuel Velasco) y encabez¨® los sondeos durante el a?o y medio previo. Algo similar sucede en el caso de X¨®chitl G¨¢lvez, quien dej¨® atr¨¢s a aspirantes como Santiago Creel, Enrique de la Madrid, Miguel ?ngel Mancera o Silvano Aureoles, entre otros. Es significativo que las dos finalistas hayan sido la propia X¨®chitl y Beatriz Paredes, ninguna de las cuales al inicio era particularmente cercana a la dirigencia de sus respectivos partidos, PAN y PRI. Y habr¨ªa que recordar que antes de que surgiera el golpe medi¨¢tico ¡°X¨®chitl¡±, las listas de popularidad en intenci¨®n de voto colocaban a Lilly T¨¦llez a la cabeza. Al margen de ideolog¨ªas de izquierda, centro o derecha, est¨¢ claro que los ciudadanos favorecen una nueva alternancia en el poder y esta vez es de g¨¦nero.
Y sin embargo, el comentario a prop¨®sito de Garc¨ªa Harfuch asume que este impulso pendular que est¨¢ poblando de mujeres a los puestos decisivos, tarde o temprano podr¨ªa provocar una reacci¨®n tambi¨¦n pendular. Vale la pena explorarlo. La popularidad del exjefe de la polic¨ªa de la ciudad se origina en buena medida en la percepci¨®n de efectividad y profesionalismo tras un desempe?o de cuatro a?os. No es de extra?ar que los ciudadanos se inclinen por una figura que, presumiblemente, garantizar¨ªa mayores niveles de seguridad. Se dir¨¢, con cierta l¨®gica, que su ¨¦xito no deriva del hecho de ser hombre, sino de su prestigio en un terreno que tanto preocupa a los votantes. Si solo fuera por su g¨¦nero, Hugo L¨®pez-Gatell, el exzar del combate contra la covid-19 y tambi¨¦n aspirante a gobernar la ciudad, ser¨ªa m¨¢s popular en las encuestas, pero se encuentra en tercer sitio, detr¨¢s de Harfuch y de Clara Brugada.
Pero el contra argumento va m¨¢s all¨¢ de eso, pues sugiere que la imagen de ¨¦xito de Harfuch deriva en parte de la sensaci¨®n de seguridad que puede ofrecer una figura masculina en un campo (la inseguridad) que entra?a violencia y enfrenta fuerzas salvajes encabezadas por hombres. ?Ser¨¢? Y sin embargo, no ser¨ªa descabellado pensar que una ¡°dama de hierro¡± podr¨ªa despertar confianza incluso en este terreno. Margaret Thatcher condujo la guerra de las Malvinas, infame como fue, con una severidad aplaudida en su pa¨ªs que envidiar¨ªan sus colegas y Elba Esther Gordillo era temida en el SNTE por razones ganadas a pulso y muchas de ellas autoritarias y verticales. Aunque tambi¨¦n podr¨ªa decirse que ambas lo consiguieron gracias a su conversi¨®n en machos Alfa de la pol¨ªtica.
El tema es complejo y seguramente necesitaremos indagar la raz¨®n del voto una vez que concluyan los procesos. De entrada son hip¨®tesis de trabajo pertinentes: ?Cu¨¢nto del voto en favor de Harfuch ser¨¢ una b¨²squeda consciente o inconsciente de equilibrios de parte de un electorado que desear¨ªa una mujer en la presidencia pero no simult¨¢neamente en la capital? Si el candidato de Movimiento Ciudadano es un hombre, como se prev¨¦, ?Cu¨¢ntos votos obtendr¨¢ de parte de ciudadanos que decidir¨¢n por el simple argumento de no votar por una mujer?
?Y los de arriba?
Est¨¢ claro que contra tendencia o no, el grueso de los ciudadanos desea una mujer en Palacio. El g¨¦nero no ser¨¢ tema en la elecci¨®n, pues se decidir¨¢ entre Claudia y X¨®chitl. Pero habr¨ªa que preguntarse si lo ser¨¢ una vez que la ganadora quiera gobernar. Los poderes f¨¢cticos no son precisamente un dechado en materia de equidad de g¨¦nero. L¨ªderes sindicales caracterizados por sus pr¨¢cticas mis¨®ginas, cuadros castrenses acostumbrados a estructuras, h¨¢bitos y costumbres intensamente ¡°masculinizados¡±, barones de la prensa y de los medios, dirigentes de partido todos ellos hombres, un sector privado en cuyas c¨²pulas no abundan las mujeres y hasta capos de c¨¢rteles y bandas dentro de las cuales las ¡°reinas del sur¡± son excepci¨®n o an¨¦cdota.
En suma, en materia de paridad de g¨¦nero, la vida pol¨ªtica ha avanzado mucho m¨¢s r¨¢pido que el resto de la sociedad, y muy poco o nada entre las ¨¦lites. ?Qu¨¦ impacto puede tener el hecho de que la mayor parte de los miembros de las c¨²pulas sean hombres y est¨¦n acostumbrados a tratar entre ellos? ?Se disciplinar¨¢ un general a su comandante supremo, la presidenta, pero la juzgar¨¢ a sus espaldas? ?El Mencho del CJNG o el Mayo Zambada de Sinaloa juzgar¨¢n, con l¨®gica de macho Alfa, que ha llegado el momento de incursionar en nuevas ¨¢reas ahora que en Palacio Nacional no hay otro macho Alfa? ?Los capitanes del dinero como Slim, Salinas Pliego o Germ¨¢n Larrea tendr¨¢n la tentaci¨®n de ningunear a la presidenta en funciones?
Los poderes f¨¢cticos invariablemente juegan vencidas con el poder Ejecutivo y para tal efecto apelan a todas las cartas que creen operan a su favor. Y sin duda intentar¨¢n convertir el tema de g¨¦nero en factor de debilidad presidencial, a trav¨¦s de campa?as soterradas y otras v¨ªas. Cualquier equ¨ªvoco o desliz ser¨¢ atribuido a su condici¨®n femenina; a pesar de que los errores de Salinas o Fox nunca se remit¨ªan al hecho de ser hombres. Francamente, no preocupa en el caso de Claudia Sheinbaum, de car¨¢cter firme y con la experiencia de cinco a?os en la segunda posici¨®n m¨¢s desafiante en materia de administraci¨®n p¨²blica en el pa¨ªs. Liderazgo y autoridad no ser¨¢n un problema. En el caso de X¨®chitl todo est¨¢ por saberse. Pero en un sentido u otro, mejor estar conscientes y preparados porque este ser¨¢ un tema a trabajar a partir del 1 de octubre del pr¨®ximo a?o.
@jorgezepedap
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