Los l¨ªmites al poder presidencial
M¨¦xico est¨¢ a la mitad de la campa?a electoral. Y, sin embargo, el presidente anunciar¨¢ una agenda de reformas que ser¨¢ transexenal
Adolfo Ruiz Cortines ten¨ªa claro que en el ejercicio del mandato presidencial hab¨ªa solo dos contenciones, una temporal ¡ªel periodo para el cual fue elegido¡ª y una que depend¨ªa estrictamente de su fuero interno. Y nada m¨¢s.
¡°El presidente de la Rep¨²blica¡±, dijo alguna vez quien fuera titular del Ejecutivo de 1952 a 1958, ¡°solo tiene dos l¨ªmites a su poder: el t¨¦rmino sexenal y su sentido de responsabilidad¡±*.
Sesenta a?os despu¨¦s de que terminara la presidencia de Ruiz Cortines, en las elecciones de 2018 result¨® ganador alguien que tiene una muy particular concepci¨®n del ¡°sentido de responsabilidad¡±¡ y tambi¨¦n de lo que limita y no limita un sexenio.
En sus m¨¢s de cinco a?os de periodo, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador ha sido consistente en su visi¨®n del ¡°sentido de responsabilidad¡± que la investidura presidencial le da. Para el tabasque?o, se trata sobre todo de una misi¨®n hist¨®rica, de instalar un nuevo modelo de gobierno, de refundar M¨¦xico.
L¨®pez Obrador siente una responsabilidad con el pasado, no con el presente y menos con el futuro. Es lo m¨¢s parecido a pagar una deuda. A ofrecer una disculpa a la Revoluci¨®n Mexicana, antes que nada (de ah¨ª la dedicatoria de los a?os a Zapata, a Villa¡) Y lo mismo con la Reforma. Quiere corregir las desviaciones.
Asume, pues, que estaba llamado a reconectar el hoy con esas revoluciones, a resanar pesarosos baches ¡ªel porfirismo y el llamado periodo neoliberal¡ª, a poner al d¨ªa la ruta que trazaron los liberales en el siglo XIX y el cardenismo (sin dejar atr¨¢s el lopezmate¨ªsmo estatismo el¨¦ctrico) en el XX.
Supedita toda circunstancia a acometer esa monumental tarea. Y ning¨²n costo ser¨¢ demasiado si a final de cuentas lo logra. Reinstaurar la Rep¨²blica bien vale deso¨ªr alertas propias y ajenas de excesos, corrupci¨®n o negligencia oficial porque le desviar¨ªan de la meta. Y ni siquiera los riesgos le amilanan.
La manera en que asumi¨® esa responsabilidad no admit¨ªa di¨¢logo. Para qu¨¦ sumar al proceso restauratorio a herederos del descarrilamiento de la grandeza mexicana. La v¨ªa para arrancar la p¨¢gina del pasado inmediato, cree ¨¦l, es sin miramientos en las formas o de las eventuales consecuencias.
Con esa divisa, cancel¨® toda b¨²squeda de consensos o negociaci¨®n en el Congreso. Y lo mismo con los gobernadores de oposici¨®n. Y, si acaso cometi¨® un error, ese fue subestimar el rechazo en las urnas de la elecci¨®n parlamentaria de 2021, cuyo resultado le complic¨® algunas reformas.
Lejos de interpretarlo como un llamado a la contenci¨®n o a atender el pluralismo, L¨®pez Obrador concluy¨® que el resultado electoral del 2021 implicaba que la resistencia a su revolucionario intento tendr¨ªa que ser enfrentada con m¨¢s vigor, tes¨®n y, hay que subrayarlo, temeridad.
Aunque muchas veces ha dicho que su movimiento es pac¨ªfico, que nunca incit¨®, ni en la crisis postelectoral del 2006, a protestas violentas (¡°no se ha roto ni un vidrio¡±), cabe explorar si su ¡°estilo personal de gobernar¡±, para citar a otro cl¨¢sico, no terminar¨¢ por provocar lamentables tormentas.
El estilo de L¨®pez Obrador no es bronco ni su temperamento es mercurial. Aunque, como todos, en su larga carrera de vez en vez se le va la lengua o arenga cosas que luego ha de lamentar, vale la pena poner en la balanza la hip¨®tesis de que esa rijosidad de atril es parte de un m¨¦todo dise?ado.
Las ma?aneras, y no pocas de sus expresiones al calor de m¨ªtines electorales y ya en el ejercicio del poder, son un montaje propagand¨ªstico, de guion harto predecible, con ¨¦xito demostrado e histrionismo en dosis cuasi perfectas para alebrestar a sus huestes, bots incluidos, y encandilar a sus adversarios.
El truco lleva m¨¢s de cinco a?os y funciona casi tan bien como al principio. Ya ni vale la pena reiterar que en su momento se advirti¨® de los riesgos de seguirle el juego, de lo mucho que ¨¦l y los suyos, y nadie m¨¢s, ganaban con esa atenci¨®n permanente de medios y adversarios. Es demasiado tarde.
Pero, con todo, la ma?anera era un instrumento, no un fin. El objetivo de L¨®pez Obrador era desmontar en tiempo real todo cuestionamiento a su desempe?o, a su proceder, desbastar los filos de reportajes, se?alamientos y reportes que le restaran ¨ªmpetu, a ¨¦l, a su Gobierno y a sus promesas.
Para ese prop¨®sito, instal¨® turbinas de difusi¨®n abusando de medios p¨²blicos, que se volvieron descaradamente oficialistas, inventando una recua de replicadores disfrazados de periodistas, y con bots de no tan ignota financiaci¨®n, ahora que se conocen denuncias de la exdirectora de Notimex.
El meg¨¢fono es ensordecedor, pero el tinnitus no es el peor de los males que podr¨ªan derivarse del proceder de L¨®pez Obrador. El ruido puede aturdir, pero el mensaje descalificador, que siembra polarizaci¨®n y ciza?a, divisorio e injuriador podr¨ªa hacer que las cosas eventualmente se salgan de madre.
Se sabe y se ha repetido que mandatarios como Ruiz Cortines sab¨ªan que cualquier descalificaci¨®n presidencial podr¨ªa ser interpretada como deseo de obligada satisfacci¨®n. Sobraban entonces los quedabien que, gustosos y espont¨¢neamente, actuar¨ªan motu proprio para agraciarse con la Aguilita.
Dado que L¨®pez Obrador solo obedece a la misi¨®n que se cree predestinado a cumplir, su interpretaci¨®n del ¡°sentido de la responsabilidad¡± pasa por alto incluso las consecuencias de los actos de miembros del oficialismo que se sienten autorizados a replicar sus modos a la hora de denigrar a los otros.
No es necesario incluir los nombres aqu¨ª de gobernadores que emulan a Palacio Nacional cuando tienen encuentros con la prensa. Y de ah¨ª para abajo. Presidentas y presidentes municipales con altaneras formas, desd¨¦n a los cuestionamientos de otras fuerzas pol¨ªticas, ciudadanos y periodistas.
Esos ¨¦mulos peque?os creen que su deber no es con la contenci¨®n y la civilidad, ni que el di¨¢logo es herramienta indispensable para gobernar. Y creen, lamentablemente, que los riesgos no importan, que solo han de quedar bien con su hist¨®rico l¨ªder no con su comunidad.
No ser¨ªan los ¨²nicos gravemente extraviados. Lo peor vendr¨ªa cuando alg¨²n quedabien atente contra una persona que una autoridad surgida de Morena descalifica, sinti¨¦ndose con permiso para atacar a quienes piensan distinto, que no importan porque solo importa la transformaci¨®n. ?O ya est¨¢ ocurriendo?
Conjugado en este sexenio, el sentido de la responsabilidad nunca signific¨® para el presidente el calcular que todo discurso y expresi¨®n tiene que llegar solo hasta el punto en que no haya que lamentar situaciones sin retorno.
Las campa?as no ser¨¢n el tiempo del cambio de actitud o de perspectiva para L¨®pez Obrador en este rengl¨®n. Ojal¨¢ lo comprendiera. Ojal¨¢ viera que la discusi¨®n de poner a los pobres en el centro del debate ya la gan¨®. Y las pensiones para ese sector tambi¨¦n. Y que toca cuidar la elecci¨®n.
Que entendiera que lo que toca es la responsabilidad de entregar en paz al pa¨ªs a quien resulte presidenta. Y que promover la concordia nacional, para conjurar ingobernabilidad, es tambi¨¦n una de las cosas inherentes a su encargo.
De su comprensi¨®n de c¨®mo el sexenio no es un l¨ªmite infranqueable tendremos el lunes ilustrativa noticia. Sobra decir que, aunque la ley diga lo contrario, M¨¦xico est¨¢ a la mitad de la campa?a electoral. Y, sin embargo, L¨®pez Obrador anunciar¨¢ una agenda de reformas que ser¨¢ transexenal.
Empez¨® a gobernar cuando Pe?a Nieto baj¨® los brazos apenas se supo el resultado electoral de hace seis a?os, y prueba de ese poder inmediato fue la cancelaci¨®n del aeropuerto de Texcoco, desenchufado semanas antes de jurar el puesto.
Y, si Morena gana mayor¨ªas constitucionales, impondr¨¢ en septiembre todo lo que el lunes desvele como nuevo marco legal para el Poder Judicial, ¨®rganos aut¨®nomos y reguladores y, por supuesto, sistema electoral y de representaci¨®n en el Congreso, entre otros.
Todo eso a condici¨®n de que una cosa no le complique la otra. Que su ol¨ªmpico desd¨¦n por construir gobernabilidad con otros poderes ¡ªEstados y municipios, polic¨ªas locales, l¨ªderes comunitarios¡ª no termine por engullir a regiones enteras en la violencia en parte provocada por la disfuncionalidad institucional.
El tigre que hace seis a?os ¨¦l advirti¨® que se podr¨ªa soltar si no ganaba, en una de esas queda suelto no porque ¨¦l se va, sino porque lo aliment¨®, desde el poder y no sin cierta irresponsabilidad, con una dieta de resentimiento que buena parte de sus seguidores creen que debe seguir siendo administrada.
*Recomiendo El Poder Presidencial. Adolfo Ruiz Cortines (Porr¨²a), de Juan Jos¨¦ Rodr¨ªguez Prats, de donde tom¨¦ la cita.
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