El nubarr¨®n que amenaza las ¡°elecciones m¨¢s limpias y libres de la historia¡±
El peligro es que el crimen organizado ponga y quite candidatos a su antojo y termine determinando el futuro de comunidades enteras. L¨®pez Obrador ha optado por no reconocer el problema
En menos de 24 horas el crimen organizado asesin¨® a dos aspirantes a candidato a la alcald¨ªa de Maravat¨ªo, Michoac¨¢n. Uno de ellos era de Morena, otro del Partido Acci¨®n Nacional (PAN), ambos personajes conocidos en un municipio peque?o de unos 100.000 habitantes gobernados actualmente por el Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica (PRD). Apenas tres meses atr¨¢s, en ese mismo municipio, fue asesinado otro pol¨ªtico morenista que aspiraba tambi¨¦n a la presidencia municipal.
En Taxco, Guerrero, municipio que en semanas pasadas estuvo virtualmente paralizado por amenazas de crimen organizado, fue atacado hace unos d¨ªas el aspirante pri¨ªsta a sustituir al actual alcalde, Mario Figueroa, quien a su vez sufri¨® un atentado el 15 de febrero pasado. En estos casos, ambos pol¨ªticos corrieron con suerte y hoy viven para contarlo.
En lo que va del proceso electoral van 19 candidatos, precandidatos o excandidatos que han sido asesinados en el pa¨ªs de acuerdo con el m¨¢s reciente reporte de la organizaci¨®n Data C¨ªvica. Otras organizaciones, como Laboratorio Electoral, ponen la cifra en 33. La diferencia tiene que ver con metodolog¨ªas y periodos de estudio (Laboratorio Electoral inici¨® el conteo en junio de 2023, cuando arrancaron las muy adelantadas precampa?as). Ambos conteos ilustran una realidad aterradora, pero que no sorprende a nadie: si en muchos lugares del pa¨ªs el crimen determina el precio de los productos b¨¢sicos, si los ni?os pueden o no ir a la escuela, los transportistas hacer su trabajo, las amas de casa comprar tortillas donde mejor les parezca o los empresarios expandir su peque?o negocio, ?por qu¨¦ no decidir¨ªan qui¨¦n debe gobernar un municipio y qui¨¦n no? En muchos lugares, como Maravat¨ªo, por ejemplo, el crimen ya vot¨®.
Adem¨¢s de las cifras, cuando uno hace zoom a los n¨²meros de la violencia pol¨ªtica en M¨¦xico sale a la luz un dato que prev¨¦ tiempos dif¨ªciles por venir en la campa?a electoral que arranca en unas horas. La mayor parte de los casos de violencia pol¨ªtica documentada suceden a nivel municipal. Es ah¨ª en d¨®nde est¨¢ el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil y en donde el brazo del crimen es infinitamente m¨¢s potente y determinante que la ley o cualquier noci¨®n de Estado de Derecho.
El peligro es, evidentemente, que el crimen organizado, v¨ªa ataques a candidatos o a liderazgos pol¨ªticos, ponga y quite a su antojo y termine determinando el futuro de comunidades enteras, dej¨¢ndolas enteramente a la ¡°buena voluntad¡± del grupo criminal que venza en la batalla. Organizaciones advierten de que podr¨ªa darse el caso, incluso, de que ni siquiera se ejerza una violencia pol¨ªtica visible (balas, granadazos, atentados) sino que, como sucede con el tema de la extorsi¨®n, la sola amenaza o presencia intimidante del crimen determine el resultado de la contienda sin la necesidad de que haya una bala de por medio.
Como no tiene intenci¨®n de invertir su tiempo o recursos p¨²blicos en buscar soluciones para tratar de proteger a las personas que estar¨¢n aspirando a un cargo de elecci¨®n, el presidente L¨®pez Obrador ha optado por no reconocer p¨²blicamente el problema. Tramposamente ¨Dno hay otra forma de decirlo¨D, cuestionado sobre el tema hace unos d¨ªas, dijo que los homicidios en el pa¨ªs van a la baja y que eso demuestra que no hay tema ni motivo de preocupaci¨®n. No importa si un municipio se queda sin candidatos ¨Dcomo Maravat¨ªo, en el que solo queda un aspirante visible por el PRD¨D, o si hay algunas comunidades en las que los partidos pol¨ªticos no encuentran ciudadanos que se quieran postular. En la visi¨®n alegre del presidente, las cosas van bien y en 2024 habr¨¢ ¡°elecciones limpias y libres como nunca en la historia de M¨¦xico¡±.
A estas alturas a pocos sorprende todav¨ªa el empecinamiento de L¨®pez Obrador por negar lo que los propios datos oficiales revelan, y francamente estas alturas del proceso hay ya muy poco que ¨¦l pueda hacer por garantizar que los n¨²meros de la violencia electoral no sigan creciendo. Otra historia ser¨ªa, quiz¨¢, si en vez de lanzar bravuconadas todas las ma?anas desde Palacio Nacional hubiera decidido gobernar y atender la infiltraci¨®n perversa del crimen organizado en los espacios de poder. En tres meses veremos los saldos que dejan las ¡°elecciones m¨¢s limpias y libres de la historia¡±.
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