Acapulco, con el agua al cuello un a?o despu¨¦s
No es posible detener por decreto fen¨®menos como sequ¨ªas, deforestaci¨®n, degradaci¨®n, etc¨¦tera, pero s¨ª que se deben tomar acciones para combatirlos y paliar sus efectos en la medida de lo posible
Hace un a?o fue Otis. Esta vez, John. Acapulco volvi¨® a ser colapsado por un hurac¨¢n y la situaci¨®n del puerto tur¨ªstico nuevamente es muy grave. El golpe ha sido por duplicado: Otis dej¨® al menos medio centenar de v¨ªctimas mortales, seg¨²n las cifras de las autoridades (reportes independientes se?alaron muchas m¨¢s), y John ha dejado 15 hasta el momento, de acuerdo con los reportes de la Guardia Nacional ofrecidos el domingo por el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador.
Los da?os de 2023 fueron gigantescos y las p¨¦rdidas econ¨®micas ascendieron a los 16 mil millones de d¨®lares, a decir de c¨¢lculos de la consultora Fitch. En 2024, los da?os y el costo a¨²n est¨¢n en proceso de ser estimados, pero la enorme cantidad de agua que cay¨® (m¨¢s de un metro se acumul¨® en varias de las principales avenidas), los deslaves y desgajamientos en los cerros alrededor de la bah¨ªa, y los socavones y hundimientos en las calles y en partes de la zona costera permiten suponer que las reparaciones ser¨¢n largas y costosas, y el impacto en la mermada econom¨ªa local resultar¨¢ considerable tambi¨¦n.
La infraestructura de la ciudad no era la misma desde Otis y ahora habr¨¢ que revisarse a fondo qu¨¦ resisti¨® y c¨®mo levantar lo ca¨ªdo y sustituir lo estropeado. Y el problema no termina en Acapulco, porque al menos 40 municipios de Guerrero (entre ellos, localidades tan importantes como Chilpancingo e Iguala) se encuentran en estado de emergencia y registran fuertes consecuencias por el paso del hurac¨¢n. La Marina y la Guardia Nacional est¨¢n desplegadas en diversas operaciones de rescate (miles de personas quedaron aisladas por las inundaciones o por la imposibilidad de usar los caminos), mientras se trabaja a marchas forzadas para restablecer los servicios p¨²blicos b¨¢sicos, como el flujo de electricidad, y los de telefon¨ªa e internet.
En ese sentido, parece una decisi¨®n apropiada que la pr¨®xima presidenta, Claudia Sheinbaum, haya anunciado que emprender¨¢ su primera gira de trabajo justamente por Acapulco, el mi¨¦rcoles 2 de octubre, el d¨ªa despu¨¦s de la ceremonia de la toma de posesi¨®n. Su antecesor nunca fue muy dado a presentarse en las zonas de desastre y tomar nota personal de la situaci¨®n (es recordada la escena, hace un a?o, cuando su veh¨ªculo no pudo avanzar por un camino enlodado debido a los da?os que caus¨® Otis y ¨¦l prefiri¨® retirarse de la zona sin m¨¢s). La presencia de la mandataria tiene que dar una se?al del compromiso oficial con las labores de rescate, y tendr¨ªa que ser tambi¨¦n el banderazo de arranque de un plan de reconstrucci¨®n mayor, que permita poner de pie una vez m¨¢s la infraestructura y la econom¨ªa de un puerto que vive del turismo y en el que las complejas obras de reconstrucci¨®n han provocado que resulte cada vez m¨¢s complicado atraer visitantes.
Y, finalmente, pero no menos importante, es necesario que las autoridades federales trabajen en medidas concretas que permitan enfrentar los crecientes problemas que el cambio clim¨¢tico provoca (y va a seguir provocando) de diversas maneras en el pa¨ªs. Porque Otis y John no son casos aislados, sino parte de una serie de procesos que involucran, por un lado, el aumento del riesgo de que se produzcan desastres naturales como los ya vistos, y por otro, la multiplicaci¨®n de afectaciones severas a las ciudades, pero tambi¨¦n a ¨¢reas naturales, forestales, agr¨ªcolas y ganaderas. No es posible detener por decreto fen¨®menos como sequ¨ªas, deforestaci¨®n, degradaci¨®n, etc¨¦tera, pero s¨ª que se deben tomar acciones para combatirlos y paliar sus efectos en la medida de lo posible. La calidad de vida y la esperanza de futuro de millones de mexicanos depender¨¢n de ello.
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