Para Claudia Sheinbaum: jefa del Estado mexicano. Mejts
Espero que las celebraciones de tu toma de posesi¨®n no opaquen la posibilidad de otros horizontes de lucha para las mujeres, que no sirvan para acallar las elecciones pol¨ªticas de miles de mujeres que en este mismo territorio est¨¢n construyendo otras herramientas
El patriarcado ha tomado a lo largo de la historia diferentes formas; como ya muchas mujeres lo han dicho, en especial la antrop¨®loga kaqchikel Aura Cumes, del patriarcado surge un proyecto colonialista y de ese mismo proyecto naci¨® el capitalismo: no podemos entender el patriarcado sin colonialismo ni capitalismo, estos ¨²ltimos son solo manifestaciones del primero. Estos tres grandes sistemas de dominaci¨®n est¨¢n llevando al mundo a una cat¨¢strofe, estos tres sistemas son la enfermedad, el s¨ªntoma se llama emergencia clim¨¢tica. El modelo estado-naci¨®n es el que m¨¢s se ha amoldado a estos sistemas de opresi¨®n.
El estado-naci¨®n fue, desde siempre, funcional al patriarcado. La noci¨®n de ciudadan¨ªa desplegada por el Estado mexicano excluy¨® de inicio a las mujeres, a la poblaci¨®n ind¨ªgena y a la poblaci¨®n empobrecida. Tan claro es esto que las mujeres tuvieron que dar una ardua lucha para conseguir algo tan b¨¢sico como el derecho a votar, ser votadas vino m¨¢s tarde. Nadie nos pegunt¨® por su dise?o, no participamos en ese proceso. Por otro lado, el modelo estado-naci¨®n ha privilegiado hist¨®ricamente la propiedad privada, en el Siglo XIX, sobre todo, los pueblos ind¨ªgenas fueron despojados de la propiedad comunal de sus tierras, se les despoj¨® de la posibilidad de controlar su territorio, control que se le ha seguido negando, pues fue excluido de la recientemente aprobada reforma ind¨ªgena. Esto por supuesto afecta especialmente a las mujeres, el Estado ha reconocido como sujeto agrario sobre todo a los varones, en este pa¨ªs s¨®lo tres de cada diez personas ejidatarias o comuneras son mujeres.
La arquitectura del Estado fue dise?ada desde un modelo patriarcal para la concentraci¨®n del poder en manos de una clase que se dedica a gobernar. Su l¨®gica es distinta a las l¨®gicas del cuidado mutuo sobre las que se basan otras organizaciones sociopol¨ªticas, el cuidado de lo com¨²n de las l¨®gicas asamblearias se opone ontol¨®gicamente a la arquitectura del Estado, por mencionar un ejemplo.
Bajo las premisas anteriores, ?cu¨¢l podr¨ªa ser el horizonte de lucha de las mujeres? Las conocidas palabras de Audre Lorde no pierden vigencia; si consideramos que el Estado es una herramienta del patriarcado, ?servir¨¢ esta herramienta del amo para desmantelar la casa del patriarcado? La respuesta late detr¨¢s de tu toma de posesi¨®n y lo que en adelante suceda. ?Te lo estar¨¢s preguntando? Para muchas mujeres hay demasiada evidencia de que las herramientas del amo son in¨²tiles para desmantelar la casa del amo.
Una posibilidad es que est¨¦s tomando en tus manos esta herramienta del amo en calidad de infiltrada, posiblemente est¨¢s convencida de que con esa herramienta puedas desmontar la casa patriarcal o tal vez hacerla un lugar menos terrible para las mujeres, para las poblaciones racializadas y para las clases empobrecidas; crear un par¨¦ntesis para que el Estado sea menos hostil para el crecimiento de estructuras aut¨®nomas en donde el buen vivir y no el desarrollo capitalismo puedan florecer. Pero es posible que no, es posible que pienses como en tus declaraciones de hace unos d¨ªas, que basta con nombrar los fen¨®menos de nuevas formas para que dejen de existir; es posible que pienses que dejando de llamar militarizaci¨®n al proceso mediante el cual se le da mando militar a la polic¨ªa deje de ser militarizaci¨®n; es muy probable que pienses que al ser t¨² la primera jefa del Estado mexicano, y por consecuencia comandante suprema de las Fuerzas Armadas, la herramienta del amo se pondr¨¢ a tu servicio.
Hace unos a?os, una funcionaria del Instituto Nacional de las Mujeres se dirigi¨® a mujeres ind¨ªgenas que est¨¢bamos congregadas en un encuentro de comunicaci¨®n comunitaria, nos dijo que estaba bien que particip¨¢ramos cada vez m¨¢s en las estructuras comunales de nuestros Gobiernos asamblearios, pero que deber¨ªamos dar el salto, ¡°deben participar en la pol¨ªtica de verdad, la que hacen los partidos pol¨ªticos¡±, nos dijo enf¨¢tica. Nos estaba animando a tomar las herramientas del amo porque, al parecer, la estructura pol¨ªtica que nos ha permitido resistir 500 a?os desde las l¨®gicas del cuidado no eran herramientas de verdad para ella, no eran pol¨ªtica de verdad.
Ahora que tomas una de las herramientas privilegiadas del amo en tus manos, una herramienta dise?ada a medida de ¨¦l, ?te servir¨¢ para desmantelar su casa? Espero que las celebraciones de tu toma de posesi¨®n no opaquen la posibilidad de otros horizontes de lucha para las mujeres, que no sirvan para acallar las elecciones pol¨ªticas de miles de mujeres que en este mismo territorio est¨¢n construyendo otras herramientas, las propias, para enfrentar la crisis que viene y que cada vez m¨¢s se est¨¢ dejando sentir.
Seguramente has sentido la fuerza de la estructura patriarcal del Estado en tu carrera pol¨ªtica, hoy que asumes la jefatura del Estado mexicano, tendr¨¢s la oportunidad de ver si el Estado puede ser tu herramienta o si t¨² misma te conviertas en la herramienta de esa casa, herramienta del estado-naci¨®n, esa casa del amo.
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