C¨®mo el PAN se pudri¨®
Un sui g¨¦neris proceso de empadronamiento de la militancia convirti¨® al PAN en presa de caciques locales
Jorge Romero ser¨¢ el nuevo dirigente del PAN y con ello se consolida la captura absoluta del PAN en un partido-bot¨ªn. Una camada de amigos ha tomado control del que alguna vez fue el partido opositor m¨¢s s¨®lido de M¨¦xico para convertirlo en un peque?o pastel que se reparten entre ellos.
Lejos est¨¢ aquel PAN de corte liberal humanista. Nada queda de los debates de altura que se daban dentro de su militancia para respaldar o cuestionar a sus liderazgos, y de la doctrina de las figuras m¨¢s cl¨¢sicas del panismo como Manuel G¨®mez Mor¨ªn, Luis Calder¨®n Vega o Juan Guti¨¦rrez Lascur¨¢in.
La mutaci¨®n del PAN de partido conservador a camarilla de bandidos ha sido tan evidente y vertiginosa que vale la pena preguntarse qu¨¦ lo caus¨®.
Hay quien argumenta que el PAN es v¨ªctima de una enfermedad tradicional entre partidos de larga vida: el desgaste propio de gobernar.
No lo creo. En t¨¦rminos comparados el PAN realmente gobern¨® poco. Tuvo dos presidencias consecutivas, pero nunca logr¨® supermayor¨ªas legislativas para implementar su agenda y jam¨¢s control¨® m¨¢s de 11 gubernaturas de manera simult¨¢nea. El PAN fue exitoso como partido de nicho y como alternativa ante el rechazo al PRI, pero no como partido nacional.
Considero que lo que realmente pudri¨® al PAN no fue el desgaste de gobernar, sino una caracter¨ªstica m¨¢s epist¨¦mica de partido: su elitismo. El PAN, a diferencia de otros partidos nacionales, siempre tuvo por meta limitar su militancia a un grupo reducido de ¡°los mejores¡±, los m¨¢s comprometidos y los ideol¨®gicamente m¨¢s puros. Una especia de aristocracia interna. Para militar en el partido se requer¨ªa pasar por un verdadero viacrucis, un proceso largo y tedioso que obligaba a tomar varios cursos presenciales, aprender la doctrina de Mor¨ªn y asociados, y en no pocas ocasiones, transportarse a zonas urbanas para asistir a m¨²ltiples compromisos a fin de mostrar militancia efectiva.
Tantos requisitos no solo excluyeron de la militancia panista al mexicano promedio, sino que se convirtieron en la semilla de la autodestrucci¨®n del partido.
Quienes lograban la militancia acced¨ªan al enorme privilegio de tomar decisiones sobre cargos, candidaturas y liderazgos. Esto cre¨® el incentivo para que familias, caciques locales y emprendedores pol¨ªticos ayudaran a sus cercanos a convertirse en militantes a fin de con ello influir en el partido. Pronto se crearon poderosas figuras de panistas que controlaban ¡°padrones de militantes,¡± los llamados ¡°padroneros,¡± que controlaban decisiones claves del partido a placer.
El sistema termin¨® siendo una trampa. Los aspirantes a candidatos, sabiendo que obtener la candidatura depend¨ªa de las decisiones de los militantes, ten¨ªan por ¨²nico incentivo convencer a los padroneros de apoyarlos. Ser candidato del PAN nada ten¨ªa que ver con ser competitivo a nivel nacional, sino con ser amigo de los padroneros.
El PAN intent¨® reformar el sistema, pero el elitismo no sal¨ªa del PAN. En vez de abrir la militancia y con ello, las decisiones del partido, crearon dos figuras, la de ¡°militante¡± y ¡°militante con derechos¡± para separar la crema de la supercrema. Obviamente, el poder de los padroneros perdur¨®.
La putrefacci¨®n ocurri¨® con velocidad. En Nuevo Le¨®n el PAN se convirti¨® en el juguete personal de los padroneros locales, supuestamente Ra¨²l Gracia, Zeferino Salgado y V¨ªctor P¨¦rez. En otros estados los padroneros fueron exgobernadores. Quiz¨¢ los golpes m¨¢s fatales a la viabilidad del PAN surgieron cuando algunos padroneros migraron a Morena u a otros partidos y desde ah¨ª utilizaron sus padrones para boicotear al PAN.
Jorge Romero ser¨¢ el nuevo l¨ªder del partido precisamente porque perfeccion¨® el sistema de empadronamiento. En Ciudad de M¨¦xico, Jorge convirti¨® a las juventudes del PAN en una m¨¢quina de afiliaci¨®n prometi¨¦ndoles candidaturas o puestos de trabajo. Seg¨²n report¨® una fuente an¨®nima, la propia dirigencia del PAN de la Ciudad de M¨¦xico se encargaba de llenar de forma masiva los documentos de afiliaci¨®n de los nuevos miembros con credenciales de elector que los j¨®venes prove¨ªan. Hoy el padr¨®n de Romero es el m¨¢s grande y aceitado de M¨¦xico. Y al ser el m¨¢s joven probablemente durar¨¢ muchos m¨¢s a?os activo. Hoy el PAN no es el partido conservador de M¨¦xico, sino el partido de un pu?ado de padroneros. Su l¨ªder no es una figura inspiradora de ideales y metas, sino un emprendedor del empadronamiento y sus aliados. Un partido as¨ª no gana elecciones, pero podr¨¢ ganar suficientes votos para permanecer vivo por varios a?os, benefici¨¢ndose de las prerrogativas millonarias que reciben los partidos con financiamiento p¨²blico.
Del PAN original poco o nada queda. Aquel partido fundado en los tard¨ªos treinta que le asest¨® sus primeras derrotas al PRI y le arrebat¨® la presidencia ha muerto presa de su elitismo. Los padroneros patrocinar¨¢n el velorio y apagar¨¢n la ¨²ltima luz.
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