El a?o en que todo cambi¨®
El 2024 transform¨® el entramado institucional mexicano en formas que retan la propia imaginaci¨®n
Hay a?os que nunca olvidaremos. Est¨¢ 1994, cuando comenz¨® el tratado de libre comercio y el ej¨¦rcito zapatista le declar¨® la guerra al estado mexicano. A?o en el que se asesin¨® al candidato a la presidencia, al secretario general del PRI y a las clases medias ¨Cmediante el error de diciembre.
Est¨¢ el 2000, a?o en que se consum¨® la transici¨®n democr¨¢tica. Vicente Fox fue electo, Ernesto Zedillo acept¨® la derrota y el PRI sali¨® de Los Pinos.
Y est¨¢ 2024 en donde todo cambi¨®.
Para ser justos, el cambio que vivimos en 2024 ya ven¨ªa gest¨¢ndose a?os atr¨¢s. Hubo destellos de ¨¦l en las movilizaciones del 2006 y en Ayotzinapa en 2014.
Pero no fue sino hasta 2024 que el cambio se observ¨® en su totalidad. Fue este a?o que el entramado institucional mexicano dio un vuelco. Dos grupos de instituciones cambiaron.
El primero fue el poder judicial, ¨²nico vestigio intacto del autoritarismo mexicano. A diferencia de los otros dos poderes federales, el poder judicial no hab¨ªa sido reformado despu¨¦s de la transici¨®n democr¨¢tica.
Un poder que hab¨ªa ¡°quedado durante mucho tiempo en la sombra¡± como explic¨® en su momento Edna Jaime, decana del Tecnol¨®gico de Monterrey. Y que continuaba operando, si bien m¨¢s profesionalizado, bajo la l¨®gica de los poderes f¨¢cticos de los noventa y el gremio legal que lo hab¨ªa creado, el del priismo tard¨ªo y el panismo tradicional.
A nivel local, el poder judicial era a¨²n m¨¢s cuestionable. Dise?ado para ser capturado por los gobernadores en turno, en todos los estados, el poder judicial funcionaba como un c¨®ctel de favores e intimidaci¨®n.
El segundo grupo de instituciones que dio un vuelco en 2024 fueron los ¨®rganos aut¨®nomos o el cuarto poder, as¨ª llamado porque no clasifica dentro de ninguno de los tres poderes tradicionales, pero al igual que ellos, tiene capacidad regulatoria, sancionatoria e incluso legislativa.
El llamado cuarto poder surgi¨® bajo la l¨®gica ideol¨®gica predominante a finales del siglo XX que postulaba que burocracias independientes deb¨ªan tomar decisiones de Estado por encima de las demandas democr¨¢ticas expresadas en las urnas. Su dise?o, en palabras de Yascha Mounk, profesor de la Universidad Johns Hopkins, respond¨ªa a los principios del liberalismo antidemocr¨¢tico o el gobierno de la tecnocracia ilustrada, paradigmas que, en la actualidad, enfrentan un fuerte cuestionamiento.
Ambos cambios han sido de gran envergadura. En esencia, en 2024 un gobierno con amplio respaldo popular y legitimidad incuestionable reconfigur¨® el entramado institucional, orient¨¢ndolo hacia un modelo en el que el ganador de las elecciones tiene mayor capacidad para implementar su agenda. Un modelo en el que las instituciones regulatorias y el poder judicial ser¨¢n m¨¢s capaz de adaptarse al cambio en preferencias de la sociedad, en vez de solo seguir los designios de individuos aislados.
Hay quien argumenta que este cambio es un retroceso democr¨¢tico. Entiendo la l¨®gica, pero no la comparto. Como ha teorizado Andr¨¦s Velasco, decano de la Escuela de Pol¨ªtica P¨²blica del London School of Economics, los entramados institucionales latinoamericanos han pecado de desempoderar demasiado al partido gobernante. Bajo la idea de que hacerlo es democr¨¢tico, muchos pa¨ªses cometieron el error de generar un sistema demasiado incapaz de ser consecuente con lo que la poblaci¨®n demand¨® en las urnas, incluso m¨¢s incapaz de lo que existe en las democracias consolidadas.
M¨¦xico es un ejemplo de ello. Instituciones que muchas democracias consolidadas depend¨ªan del ejecutivo, en M¨¦xico se hicieron aut¨®nomas. M¨¦xico es el pa¨ªs con m¨¢s instituciones aut¨®nomas de la OCDE.
En 2024, M¨¦xico sufri¨® una correcci¨®n. En un sisma institucional de gran calado, se cre¨® un sistema que ahora permite que el vencedor electoral, quienquiera que sea, implemente su agenda.
Ello no significa que las caracter¨ªsticas fundamentales de la democracia mexicana se hayan perdido. M¨¦xico sigue siendo una democracia representativa, con elecciones en su mayor¨ªa libres y secretas, y en la que se mantienen libertades fundamentales como la de expresi¨®n y asociaci¨®n. Si en M¨¦xico surge una oposici¨®n atractiva, ¨¦sta puede ganar elecciones. El 40% de los electores mexicanos son opositores.
Algunos se preguntan c¨®mo fue posible reformar con tal contundencia al poder judicial y a los ¨®rganos aut¨®nomos sin generar un agravio social mayor. La respuesta es sencilla: su desaparici¨®n o reinvenci¨®n forzada era casi inevitable.
Para el mexicano promedio, estas instituciones simbolizaban el entramado institucional creado por el PRI y al PAN, partidos con una reputaci¨®n profundamente deteriorada. Sin embargo, a diferencia de otras instituciones que pod¨ªan transformarse en respuesta al deterioro reputacional, el poder judicial y el cuarto poder fueron expresamente concebidos para resistir el cambio. Esa fue su tumba.
Cuando la reputaci¨®n del PRI y el PAN toc¨® fondo, especialmente durante el sexenio de Pe?a Nieto, el poder ejecutivo y el legislativo contaban con herramientas para adaptarse y responder a las demandas de una sociedad mexicana. La llegada de Morena a ambos poderes reflej¨® esa capacidad de adaptaci¨®n.
En contraste, el poder judicial y los ¨®rganos aut¨®nomos estaban estructurados para ser inmutables frente a las demandas p¨²blicas. Su incapacidad para ajustarse a las nuevas realidades los llev¨® a una crisis de legitimidad, conden¨¢ndolos a la obsolescencia.
Hay una minor¨ªa convencida de que en 2024 la democracia muri¨®. Su postura, pero me parece un tanto miope y profundamente sesgada.
La democracia no es el mantenimiento intacto del entramado institucional que se cre¨® en los noventa. La democracia, nos guste o no, implica la posibilidad de reformar los organismos de gobierno, el cuarto poder y la constituci¨®n entera si tienen las mayor¨ªas. El ¨²nico sistema en el que las instituciones pueden mantenerse sin cambio es la dictadura.
Creer que sin cuarto poder no hay democracia es ignorar que existen m¨²ltiples democracias consolidadas que no cuentan con esas instituciones. Es importante aprender a usar las palabras porque si llamamos retroceso democr¨¢tico a los cambios institucionales que no nos gustan, habremos perdido la capacidad de nombrar al autoritarismo cuando este llame a la puerta.
En 2024 M¨¦xico se convirti¨® en una democracia nueva, no en una autocracia. El tiempo dir¨¢ si los cambios ser¨¢n para bien.
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