Sheinbaum, doctorado en lidiar con se?ores
La presidenta ha sido exitosa en sus negociaciones con Trump porque, como muchas mujeres exitosas de su generaci¨®n, domina el arte del manejar hombres egoc¨¦ntricos

Sheinbaum se perfila como la negociadora m¨¢s eficaz que Trump ha enfrentado. A diferencia de Justin Trudeau, cuya estrategia conciliadora deriv¨® en una humillaci¨®n, o de Gustavo Petro, quien fractur¨® la relaci¨®n bilateral al desafiarlo abiertamente, Claudia Sheinbaum ha logrado, hasta ahora, sortear con ¨¦xito cada negociaci¨®n con el presidente estadounidense. La f¨®rmula de su ¨¦xito, seg¨²n se ha argumentado, ha sido su ¡°cabeza fr¨ªa¡±, una capacidad inherente a la personalidad de Sheinbaum que le da la destreza de mantener la calma ante ofensivas.
Este argumento, sin embargo, me parece incompleto. No cabe duda de que el temple de Sheinbaum ha sido el correcto, pero su haza?a es mayor que un simple rasgo de car¨¢cter. Su ¨¦xito yace en algo m¨¢s profundo. Es una caracter¨ªstica de su estilo de liderazgo que no solo la ha hecho brillar ante Trump, sino que le dio la presidencia misma: su don para gestionar hombres eg¨®latras.
Particularidad indispensable de las mujeres exitosas de la segunda ola del feminismo. No hay una sola mujer de la generaci¨®n de Sheinbaum que no lo sepa. En M¨¦xico, como en el mundo, la pericia para tratar con hombres altaneros, engre¨ªdos y vanidosos ha sido es una condici¨®n sine qua non del ¨¦xito femenino.
Sheinbaum es sobresaliente en el arte de lidiar con individuos de gran ego porque forj¨® su vida profesional dentro de la academia y la pol¨ªtica. Dos espacios que atraen con singular fuerza a personajes vanidosos, y donde adem¨¢s, por muchos a?os, los sesgos de g¨¦nero fueron pronunciados.
En los ¨¢mbitos profesionales donde Sheinbaum creci¨®, las mujeres deb¨ªan ser multifac¨¦ticas. Triunfar no solo requer¨ªa tener inteligencia, confianza, presencia y una capacidad excepcional, sino tambi¨¦n tener la pericia para no opacar a los se?ores.
Equilibrismo de altura. El ambiente exig¨ªa que las mujeres fueran fuertes pero recatadas, directas pero modestas. Ser mujer era tener el arte de poderlo todo y nada al mismo tiempo.
En ese entonces los hombres controlaban casi la totalidad de las posiciones de poder y guardaban recelosos las llaves de acceso a ellas. Si las mujeres, como Sheinbaum, quer¨ªan una de las llaves, deb¨ªan brillar, claro, pero nunca tan fuerte como para intimidar al jefe.
Doctora en lidiar con se?ores, Sheinbaum administr¨® hombres narcisistas toda su vida. Es por esa habilidad, entre otras, que se gan¨® la confianza de L¨®pez Obrador. Y que m¨¢s recientemente se ha ganado tambi¨¦n la del alto empresariado. No hay un solo se?or del poder econ¨®mico que no suspire, aliviado, al comparar a Sheinbaum con Obrador. A diferencia de Andr¨¦s Manuel, dicen, Claudia les reconoce ciertas ideas, los escucha, incluso les hace preguntas. La personalidad de la presidenta los serena, les hace bajar las armas. De fondo, la agenda econ¨®mica de Sheinbaum no es muy distinta de la de Obrador. Lo que la separa del expresidente es que, en vez de ser un arrogante m¨¢s en la mesa, ella es quien los gestiona.
Domar hombres sin que se den cuenta de que est¨¢n siendo domados no es ninguna habilidad menor. Requiere aprender a formular ideas de una manera que los hombres las consideren propias. Implica volverse experta en influir, sin desafiar, en persuadir, sin confrontar. Y sobre todo, supone tener fuerza para ceder.
Esto ¨²ltimo es importante porque a los hombres eg¨®latras como Trump no les gusta ganar cuando fue f¨¢cil. Lo que verdaderamente los apasiona, lo que los embriaga, es superar a un adversario digno, a un oponente de talla superior.
Jam¨¢s cediendo de inmediato, al estilo de Trudeau; tampoco confrontando de manera directa, como Petro. Su rival favorito es el que exhibe fortaleza, determinaci¨®n y resiliencia, pero al final cede sutilmente. Me atrevo a afirmar que esa habilidad ha sido, precisamente, el factor clave del ¨¦xito de Sheinbaum.
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