Negar lo existente
Anguita fue un orador muy eficaz, impregnando con su tono radical la ret¨®rica cl¨¢sica de los pol¨ªticos andaluces
Julio Anguita se present¨® siempre como el heraldo de una ¨¦tica de la convicci¨®n. Si dejamos de lado las orientaciones juveniles, su per¨ªodo como dirigente comunista fue todo un ejemplo de firme mantenimiento de una l¨ªnea pol¨ªtica, en el sentido cl¨¢sico del t¨¦rmino, inspirada en el dualismo de sus concepciones y en una plena seguridad en s¨ª mismo. Sin la menor concesi¨®n a la galer¨ªa, ni a consideraciones personales o humanitarias. Su ¨²nica preocupaci¨®n consist¨ªa en amartillar sus ideas, fuera sobre la masa de seguidores o sobre otros dirigentes que pod¨ªan discrepar de las mismas.
Coincid¨ª con ¨¦l varias veces mientras form¨¦ parte de la direcci¨®n colegiada de Izquierda Unida, entre 1986 y 1988. Cuando a comienzos de este ¨²ltimo a?o fue elegido secretario general del PCE, su ejecutoria como alcalde de C¨®rdoba que citaba a Gramsci, tras la voluntariosa gesti¨®n de Gerardo Iglesias, parec¨ªa ser una garant¨ªa de recuperaci¨®n y modernidad. Personalmente, la ducha de agua fr¨ªa lleg¨® pronto, al preguntar a los dos personajes de mayor relieve en PCE y CC OO qu¨¦ pensaban sobre ¨¦l. Alg¨²n tiempo despu¨¦s, en TVE, Anguita se encarg¨® de marcar su distancia con el referente italiano, calificando al PCI de ¡°florentino¡± (sic), y al serle cuestionada tal posici¨®n en una reuni¨®n de la presidencia de IU, dej¨® las cosas a¨²n m¨¢s claras: el portugu¨¦s Cunhal s¨ª que era un aut¨¦ntico comunista. Entre tanto hab¨ªa reanudado las relaciones con el PC checoslovaco, rotas desde 1968, y con la URSS (veraneo incluido). Hacia noviembre una nueva reuni¨®n ampliada de IU, en una casa de la sierra, ante la objeci¨®n de que hablara siempre del objetivo de construir ya el socialismo, su respuesta fue tajante: programa anticapitalista, victoria electoral (?cu¨¢ndo?), nacionalizaci¨®n de la banca y rotunda reforma fiscal, la burgues¨ªa entonces se levanta y... Ya tenemos el socialismo. As¨ª que ni eurocomunismo, ni Gorbachov. Volver a empezar.
Un programa de humor pol¨ªtico de La Trinca, donde poco antes Fraga hab¨ªa mostrado cierta cintura, fue ocasi¨®n para que Anguita dejase claro que las campa?as electorales de corte occidental le exasperaban. Hizo gala de su autodeclarada antipat¨ªa y elogi¨® a la URSS, a pesar de que el guion le pon¨ªa las cosas f¨¢ciles al imaginar precisamente su victoria electoral.
Anguita fue antip¨¢tico, pero al mismo tiempo orador muy eficaz, impregnando con su tono radical la ret¨®rica cl¨¢sica de los pol¨ªticos andaluces, que por las mismas fechas exhib¨ªan Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra. Siempre con pasi¨®n de fondo en las palabras, un deje intelectual y la rigidez como acompa?antes. Para el mitin, estupendo. Para la discusi¨®n, peor. Su dogma no admit¨ªa la alternativa.
Hay una parte de verdad y otra de espejismo al atribuir a Anguita el auge de IU en los noventa. Supo transmitir con energ¨ªa su convicci¨®n ideal a una parte notable del electorado de izquierda, perdido en 1982. Tambi¨¦n se vio favorecido por la circunstancia de que IU, dise?ada y constituida antes de su llegada, encontr¨® viento favorable tras la huelga general de l988 y el desprestigio creciente del PSOE. De este modo quedaba encubierta la base real de sus cr¨ªticas. El destape tuvo lugar tras los buenos resultados en las municipales de 1995. Rebautizada como ¡°las dos orillas¡± por Anguita, renac¨ªa la estrategia de ¡°clase contra clase¡± de 1930, bloqueando toda alianza de izquierdas, y ello para ventaja exclusiva del PP, cuyos propagandistas l¨®gicamente lo celebraron. Consecuencia: fracaso. ?l, ni inmutarse.
Anguita se autodefine con acierto al dar sus se?as de identidad pol¨ªticas: anticapitalismo y negar lo existente. Esto es, actuar seg¨²n sus esquemas abstractos, por simple negaci¨®n de unos problemas reales cuya complejidad elude. As¨ª, tras el fin de su gesti¨®n en 1999, por un primer golpe de la enfermedad cardiaca, el fracaso result¨® inevitable e IU-PCE emprendieron un largo descenso hacia la nada.
Cuando su legado reapareci¨® con Podemos, esa huida se vio compensada por la modernidad en la comunicaci¨®n y por la adaptaci¨®n oportunista del maniqueismo de fondo, ya que la clave doctrinal sigui¨® siendo un anticapitalismo primario. Anguita ha visto as¨ª el resurgimiento de la convicci¨®n anticapitalista que defini¨® su carrera pol¨ªtica.
Antonio Elorza es profesor de Ciencia Pol¨ªtica.
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