No me toques
Durante mucho tiempo en la brisa, en las flores, en los besos, en el sexo, en el vino de alegres sobremesas, en todos los placeres estar¨¢ siempre presente el coronavirus como un cruel invitado
El distanciamiento social hab¨ªa sido hasta ahora el que existe entre el pobre y el rico, entre el que vive en una chabola y el que habita un d¨²plex de lujo, entre el que consigue a duras penas llenar el est¨®mago gracias a la caridad y el que saluda a los amigos con una cigala en la mano. Guardar las distancias hab¨ªa sido hasta ahora una actitud de clase que indicaba cierta displicencia con que el de arriba miraba a la chusma, pero hoy significa esa separaci¨®n f¨ªsica de dos metros que debemos observar entre las personas al salir del confinamiento para evitar ser contagiados por el virus. Aunque, seg¨²n Baroja, la Biblia est¨¢ llena de personajes facinerosos, sea uno creyente o agn¨®stico, conviene a veces leer ese libro porque tambi¨¦n contiene relatos metaf¨®ricos no exentos de sabidur¨ªa. Grandes maestros de la pintura, entre otros Giotto, Fra Ang¨¦lico, Tiziano y Correggio han pintado la escena b¨ªblica en la que Cristo reci¨¦n resucitado se aparece a la Magdalena. No se nos dice en qu¨¦ lugar se produjo el encuentro, pero en estas pinturas se ve a la mujer enamorada en medio de un huerto florido, alucinada y llena de alegr¨ªa, con los brazos tendidos hacia el Maestro, quien mantiene una actitud huidiza como advirtiendo a su amiga que guarde las distancias. ¡°Noli me tangere¡±, no me toques, le dice. Es lo mismo que nos indican hoy los vir¨®logos. Esos dos metros de separaci¨®n, que tambi¨¦n observan la Magdalena y el Nazareno, es un espacio habitado por el p¨¢nico, un naipe fat¨ªdico que a partir de ahora va a barajarse en cualquier relaci¨®n humana entre el amor y la muerte. Aunque juegues t¨² en este caso el papel de resucitado, durante mucho tiempo en la brisa, en las flores, en los besos, en el sexo, en el vino de alegres sobremesas, en todos los placeres bajo el sol o a la luz de la luna estar¨¢ siempre presente el coronavirus como un cruel invitado.
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