Correcciones
No tengo ni idea de la p¨¢gina en la que nos encontramos, ni cu¨¢ntos muertos provocar¨¢ definitivamente el virus, tampoco si la novela terminar¨¢ bien o mal
La enfermedad es un cuento. V¨¦ase, si no, La historia de la cl¨ªnica, de La¨ªn Entralgo, uno de los mejores libros de relatos del siglo XX. La cura tambi¨¦n es una construcci¨®n, porque hay enfermedades que terminan bien. Ahora estamos asistiendo a la narraci¨®n de la covid-19 en vivo y en directo, que es como si hubi¨¦ramos estado mirando por encima del hombro de Kafka mientras escrib¨ªa La metamorfosis o por el de Flaubert mientras progresaba en Madame Bovary. Cito estos dos libros porque ambos tienen algo de historial cl¨ªnico, igual que el Quijote. Toda gran novela tiene algo de historial cl¨ªnico del mismo modo que todo gran historial cl¨ªnico tiene algo de novela. Piensen en La muerte de Iv¨¢n Ilich, de Tolst¨®i, o en Despertares, de Oliver Sacks. Me viene asimismo a la memoria el comienzo de un historial de Freud que comienza as¨ª: ¡°Una joven padece de reproches obsesivos. Cuando lee en un peri¨®dico que se ha cometido una falsificaci¨®n o un crimen, piensa que est¨¢ implicada¡±.
El directo comporta inconvenientes y ventajas. Por un lado, te permite observar las entra?as de la maquinaria narrativa, pero te obliga a asistir, por otro, a la multitud de vacilaciones del autor o autores. En el proceso de escritura, con frecuencia, hay que volver atr¨¢s para tachar y corregir lo dicho. Comenzaste, por ejemplo, la novela asegurando que la covid-19 era menos que una gripe y m¨¢s que un catarro, cuando la l¨®gica interna del relato, hacia la p¨¢gina 50, demuestra que ni de lejos era as¨ª. No tengo ni idea de la p¨¢gina en la que nos encontramos, ni cu¨¢ntos muertos provocar¨¢ definitivamente el virus, tampoco si la novela terminar¨¢ bien o mal, pero es evidente que nos hallamos en una zona que obliga a sus autores a corregir lo escrito.
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