Aprender o conspirar
A la conspiraci¨®n del 11-M le sucede la del 8-M con una precisi¨®n milim¨¦trica, como una trampa que lo embarra todo e impide el an¨¢lisis concreto de c¨®mo evitar que fallen las alertas
Ni los economistas anticiparon el colapso de 2008, ni los polit¨®logos el fin de los partidos pol¨ªticos cl¨¢sicos, ni los epidemi¨®logos el impacto brutal del coronavirus en el mundo. Ni los periodistas, que podemos hablar cinco minutos o escribir 50 l¨ªneas casi de cualquier cosa. Hay excepciones en cada campo, pero al conocimiento institucional le han fallado los sistemas de alerta o la autoridad para imponer sus tesis en este salvaje comienzo de siglo XXI. Es como si las instituciones aplicaran una plantilla del pasado a una nueva realidad, en cambio constante, y en ese desajuste sobrevienen tragedias que no son fen¨®menos meteorol¨®gicos. Cuando llegan, nos preguntamos asombrados c¨®mo no se vio venir o c¨®mo no se hizo m¨¢s para evitarlo. Todo el tiempo que se pierda ahora en batallas est¨¦riles, es tiempo ganado para engordar el susto que est¨¢ por venir.
El conocimiento ha perdido autoridad o se ha sometido al pensamiento ¨²nico utilitarista. Si no es inmediato, no sirve. Si no produce, tampoco, como se est¨¢ viendo dram¨¢ticamente con la situaci¨®n de los mayores. Si no se ajusta a mis intereses, no es verdad. Si lo que adviertes detiene la bicicleta, no se te escucha, hasta que la bicicleta se ha parado en seco.
Podemos tirarnos el siguiente lustro leyendo a forenses que hacen de epidemi¨®logos, a lobbistas que interpretan pol¨ªticamente el fallo estruendoso de las alertas, o escuchando las justificaciones de la OMS, que no interpret¨® el hecho ins¨®lito de que China pusiera en riesgo un par de puntos de su PIB, cerrando Wuhan por poco m¨¢s ¡°que una gripe¡±.
En Espa?a solo un ejercicio monumental de inteligencia colectiva impedir¨¢ que perdamos ese tiempo precioso en buscar a los culpables ¡°que no est¨¢n en desiertos remotos ni en monta?as lejanas¡±, seg¨²n la maquinaria de distracci¨®n que ha vuelto a activarse. A la conspiraci¨®n del 11-M le sucede la del 8-M con una precisi¨®n milim¨¦trica, como una trampa que lo embarra todo e impide el an¨¢lisis concreto de c¨®mo evitar que fallen las alertas, cu¨¢nta libertad estamos dispuestos a sacrificar a la primera se?al, qu¨¦ ha pasado y por qu¨¦ en nuestros hospitales, qu¨¦ decisiones se tomaron con los mayores en las residencias y cu¨¢les tomar en el futuro, o c¨®mo evitar que la educaci¨®n p¨²blica se quede atr¨¢s en la carrera por adaptarse a la nueva realidad. @PepaBueno
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