Con ustedes o... ?contra ustedes?
Ni el Gobierno ni la oposici¨®n entienden que la franja electoral que da forma a las mayor¨ªas inapelables ha sido invisibilizada, negada y traicionada por ambos
En la conferencia ma?anera del pasado martes, el presidente de M¨¦xico, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, por intermediaci¨®n de Jes¨²s Ram¨ªrez Cuevas, vocero del Gobierno, present¨® ante la opini¨®n p¨²blica, valid¨¢ndolo de facto, el resumen ejecutivo de un documento cuya veracidad se pon¨ªa al mismo tiempo en duda.
Es dif¨ªcil de entender: se denuncia, de manera cotidiana, vehemente y utilizando la mano izquierda, la difusi¨®n de fake news cuyo objetivo es da?ar al Gobierno, pero se convierte en noticia, con la mano derecha y de manera no menos vehemente, un escrito ¡°cuyo origen y autenticidad desconocemos¡±, en palabras textuales de Ram¨ªrez Cuevas, quien tambi¨¦n es coordinador general de Comunicaci¨®n Social de la actual Administraci¨®n.
Pero dejemos a un lado la escenificaci¨®n, en tiempo real, de las contradicciones del Gobierno que lleg¨® al poder hace casi dos a?os y tomemos como cierto el documento Rescatemos M¨¦xico. Aunque sea para hablar de la idea que nuestras autoridades tienen de la democracia. Y es que el documento que se valid¨® de facto el martes pasado y que de facto valid¨®, ante sus fieles, el discurso victimista de la actual Administraci¨®n, expone un asunto inconcebible.
Un asunto intolerable, totalmente antinatural: ?resulta que la oposici¨®n desea ser Gobierno! ?Qui¨¦n habr¨ªa pensado que seguir¨ªa ah¨ª despu¨¦s de haber sido derrotada? ?Qui¨¦n habr¨ªa imaginado que se organizar¨ªa, para colmo, en torno a un solo objetivo: vencer a aquel que antes la venciera? ?Qui¨¦n habr¨ªa adivinado que en torno suyo, adem¨¢s, se unir¨ªan personajes que no tienen otra cosa en com¨²n que la ambici¨®n por el poder, vaya, como si un d¨ªa se juntaran los evang¨¦licos con Bartlett y Napole¨®n G¨®mez Urrutia, exmiembros del Yunque con Alfonso Romo o Salinas Pliego?
Pero mejor ser serios: ?de verdad hay en Palacio alguien capaz de sorprenderse de que sus enemigos sean los mismos que impulsaron el desafuero, el robo electoral de 2006 y la largu¨ªsima persecuci¨®n contra el proyecto pol¨ªtico de L¨®pez Obrador? Honestamente, no lo creo. Como tampoco creo que exista un solo hombre o mujer en Palacio que no tenga claro qui¨¦nes son sus votantes m¨¢s fieles, aquellos que siguen creyendo a pies juntillas en lo que la actual Administraci¨®n est¨¢ haciendo pero tambi¨¦n aquellos que conjugan toda cr¨ªtica pasada en pretexto presente y en futuro desolado. Est¨¢ claro que ni esos enemigos ni esos amigos necesitaban de un vodevil como el del pasado martes.
?Por qu¨¦ sucedi¨® entonces? Me parece que por la misma raz¨®n por la que, a ¨²ltimas fechas, acicateados por la pandemia que vivimos, la oposici¨®n ha vuelto al ruedo con mayor rabia y vehemencia. Tras las elecciones de 2018, aquello que durante 12 a?os fue la mayor preocupaci¨®n de quienes nos gobiernan, se ha convertido en un asunto esencial para todos. Para ganar y gobernar en M¨¦xico, se necesita de una mayor¨ªa inapelable. Y es a ese porcentaje que transforma una mayor¨ªa en mayor¨ªa inapelable, al que se dirigi¨® el esperpento del martes pasado y al que se dirigen las campa?as, por lo dem¨¢s tan pat¨¦ticas que el ¡°contenido¡± de Rescatemos M¨¦xico resulta concebible, de la oposici¨®n.
Lo que no entienden, sin embargo, ni el Gobierno ni la oposici¨®n, es que esa franja electoral que da forma a las mayor¨ªas inapelables, ha sido invisibilizada, negada y traicionada por ambos. Y que ha sido invisibilizada, negada y traicionada por una misma raz¨®n: porque dicha franja, en el espectro pol¨ªtico, queda a la izquierda del Gobierno y, claro, de esa oposici¨®n que bien podr¨ªa estar agrupada bajo unas siglas tan absurdas como BOA. Lo que a unos les da miedo, a los otros les da coraje: no hay m¨¢s explicaci¨®n que estos sentimientos ¡ªtan b¨¢sicos, tan primarios, tan infantiles pero tambi¨¦n tan naturales, tan consustanciales del poder, cuando ¨¦ste se juega peri¨®dicamente y cuando aspira a ser recordado seg¨²n la imagen que erige de s¨ª mismo¡ª para lo que sucede.
A unos les da miedo que se crea en los movimientos sociales, a otros parecer¨ªa darles coraje. A unos parecer¨ªa darles coraje que se quiera poner fin al presidencialismo, a otros les da miedo. A unos parecer¨ªa darles miedo que se busque acabar con los abusos del poder, a otros les da coraje. A unos les da coraje que se quieran ampliar las libertades y los derechos, a otros parecer¨ªa darles miedo. A unos les da miedo que se quiera invertir m¨¢s en educaci¨®n, ciencia y cultura, a otros parecer¨ªa darles coraje. A unos parecer¨ªa darles coraje que se piense en reformar el sistema tributario, a otros les da miedo. A unos parecer¨ªa darles miedo la laicidad del Estado, a otros les da coraje.
La franja de la que hablo, en otras palabras, ese otro bloque intangible que no se deja llevar ni por el miedo ni tampoco por el coraje ¡ªesto es lo que no entienden en Palacio, a pesar de haberlo entendido en el pasado, como tampoco lo entiende la oposici¨®n que fue Gobierno a pesar de fingir ahora que lo entiende¡ª, es aquella que se sinti¨® agredida con la mordaza pe?anietista a Aristegui, pero tambi¨¦n con la ¨²ltima andanada de Notimex; la que se sinti¨® lastimada por el militarismo calderonista, pero tambi¨¦n por el de la Guardia Nacional; la que se sinti¨® indefensa ante los cr¨ªmenes de Ayotzinapa, pero tambi¨¦n ante la impunidad en la que estos persisten.
Y aqu¨ª tengo que contradecirme, porque, pens¨¢ndolo mejor, debo reconocer que el actual presidente s¨ª que reconoce que esa franja de la que hablo no se deja llevar por el coraje ni el miedo, como ha demostrado en tantas conferencias ma?aneras. El problema es que tampoco se deja llevar por el enga?o o la amenaza. Por eso apaga la radio en cuanto se le dice que la mayor¨ªa de los feminicidios son falsos, en cuanto se le sugiere que el neoliberalismo se derrota acabando con el gasto p¨²blico o en cuanto se le pregunta: ¡°?D¨®nde estaban antes los ambientalistas?¡±.
Pues bien, aquellos que a¨²n est¨¢n vivos, aquellos ambientalistas que no fueron asesinados durante los Gobiernos anteriores o durante la actual Administraci¨®n, cuyas muertes, en su inmensa mayor¨ªa, siguen sin ser resueltas, estuvieron luchando contra cientos de proyectos extractivos, muchos de los cuales se presentaban disfrazados de proyectos de desarrollo. Y muchos de ellos, que pertenec¨ªan a esa franja de la que hablo, votaron por este Gobierno, precisamente, porque cre¨ªan que pondr¨ªa fin a esos proyectos.
Ah¨ª est¨¢n, sin embargo, las refinar¨ªas y los trenes de combusti¨®n a di¨¦sel, como ah¨ª tambi¨¦n est¨¢n los finiquitos de fideicomisos ambientales, educativos o culturales, aunque estos parezcan ser, a veces, solo una de esas amenazas a las que se ha vuelto asidua la administraci¨®n actual. ?O es a lo que sigue a la amenaza a lo que se ha vuelto asidua? ?A la reconversi¨®n de derechos en d¨¢divas, de triunfos sociales en clemencia?
La actual Administraci¨®n, si en verdad quiere volver a apelar a esa franja que le dio la mayor¨ªa absoluta en las ¨²ltimas elecciones y a la cual traicion¨® despu¨¦s por el terrible pecado de encontrarse a su izquierda, deber¨ªa pensar en algo diferente al vodevil del BOA.
Empezar, por ejemplo, por aceptar la traici¨®n que han llevado a cabo, recapacitando sobre los proyectos de desarrollo que enarbolan o sobre los modos, las formas y las pol¨ªticas con que enfrentan los feminicidios.
Y es que parece inconcebible que exista un Gobierno al cual le preocupe m¨¢s el enemigo que el amigo.
No olvidemos que, como cualquier frase hecha, aquella de Mateo tambi¨¦n tiene rev¨¦s.
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