El apag¨®n

La ciencia y la tecnolog¨ªa son capaces de lanzar un artefacto m¨¢s all¨¢ de Plut¨®n, fuera del sistema solar, pero el arte y la literatura ni siquiera han logrado subir un pelda?o desde los tiempos de Homero, de S¨®focles, de S¨®crates, de Safo, de Virgilio y de Horacio, cuyo refinamiento no ha sido superado. De hecho, vivimos todav¨ªa de la herencia de sus conquistas del esp¨ªritu expresadas en poemas, en teatro y en pensamiento. A lo largo de la historia la est¨¦tica ha sido compatible con la crueldad m¨¢s abominable, de modo que es posible imaginar a Virgilio y a Horacio departiendo por la v¨ªa Apia sobre la cadencia m¨¦trica de hex¨¢metro sin que les importara que en las veredas del camino hubiera esclavos crucificados a merced de las aves carro?eras y a Dante Alighieri enhebrando tercetos ¨¢ureos en medio de la peste de Florencia. Se tiene por cierto que las guerras y hecatombes de la humanidad impulsan el desarrollo de la ciencia y de la tecnolog¨ªa, pero ninguna gran tragedia ha servido para refinar la sensibilidad humana servidora del arte. Los soci¨®logos se preguntan si vamos a salir mejores de esta pandemia. Si se tiene en cuenta que en la evoluci¨®n del esp¨ªritu el ser humano es un mono todav¨ªa a medio cocer, tal vez del coronavirus saldremos mucho m¨¢s t¨¦cnicos, pero igual de ego¨ªstas, idiotas, generosos, torpes, perplejos, crueles y piadosos. Sin duda, a ra¨ªz de este apag¨®n planetario la t¨¦cnica digital le habr¨¢ doblado el codo de una vez al mundo anal¨®gico y la vida humana comenzar¨¢ a funcionar definitivamente como una aventura virtual. Pero si un d¨ªa a causa de un ataque diab¨®lico se produjera el colapso definitivo de las redes, la ciencia y la tecnolog¨ªa quedar¨ªan anuladas y puede que entonces en medio de la oscuridad tuviera que levantar la voz un ciego declamando: canta, diosa, la c¨®lera de Aquiles, para empezar la historia de nuevo por Homero.