Prisas por empeorar
Trump ha tirado primero el G7 a la papelera en plena pandemia y luego demostrado su inquina contra la justicia internacional
No hay tregua. La gesti¨®n de las crisis es acumulativa. Donald Trump no espera a que termine una para sembrar la ciza?a en la siguiente. Con la pandemia bien viva y la recesi¨®n en curso, su airada respuesta a las manifestaciones contra la violencia policial ha superado todas las expectativas.
Est¨¢ visto que el encabalgamiento de tantas crisis sucesivas llegar¨¢ hasta la elecci¨®n presidencial. Si no lo liquidan, habr¨¢ que abrocharse bien los cinturones ante lo que nos espera con cuatro a?os m¨¢s de una presidencia previsiblemente m¨¢s desatada todav¨ªa.
Incluso si sucede lo contrario, antes de suspirar aliviados habr¨¢ que revisar dos cuestiones cruciales. Primero, c¨®mo ser¨¢ la transici¨®n presidencial, dada la escasa disposici¨®n de quien no suele reconocer las victorias ajenas ni la legitimidad de sus adversarios. Y segundo, hasta d¨®nde llega la desolaci¨®n tras el paso de este Atila americano.
Los ¨²ltimos desprop¨®sitos indican que la destrucci¨®n seguir¨¢ hasta el 3 de noviembre. Trump se ha cargado tantas cosas que pudiera parecer que ya no viene de una m¨¢s. Pero no es as¨ª, y basta el ejemplo de las dos ¨²ltimas, engullidas por la tempestad desencadenada en Minneapolis.
La primera ha sido el aplazamiento hasta septiembre de la reuni¨®n anual del G7, que deb¨ªa celebrarse a principios de junio y probablemente ya no se celebrar¨¢ o quiz¨¢s dejar¨¢ de existir.
La segunda es el anuncio de sanciones econ¨®micas y denegaci¨®n de visados para viajar a EE UU a los juristas de la Corte Penal Internacional, en represalia por sus acusaciones contra militares y agentes secretos de EE UU, sospechosos de cr¨ªmenes de guerra en Afganist¨¢n.
Como presidente de turno del G7, Trump quiso reunir de forma presencial al grupo de los pa¨ªses m¨¢s ricos en Camp David para mandar un mensaje de recuperaci¨®n econ¨®mica. La negativa de Angela Merkel, dispuesta solo a conectar en remoto, lo ha llevado a desentenderse del actual G7 y proponer una nueva convocatoria en septiembre con Rusia, Corea del Sur, India y Australia, en v¨ªsperas de su campa?a electoral.
En apenas una semana y en plena pandemia, ha tirado primero el G7 a la papelera y luego demostrado su inquina contra la justicia internacional, como si estuviera empe?ado en asegurar el empeoramiento del mundo antes de dejar la presidencia.
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