Hoy tambi¨¦n soy refugiado
Este virus deber¨ªa, m¨¢s que nunca, ponernos en la piel de aquellos que sufren, de quienes tienen que dejar sus vidas atr¨¢s acosados por la violencia, la persecuci¨®n o el hambre
Escrib¨ªa Gabo que el amor se hace m¨¢s grande y noble en la calamidad. Esto es la covid-19, una adversidad a la que nos hemos visto obligados a hacer frente con estoicismo y firmeza. Parec¨ªa incluso que el mundo hab¨ªa parado; que el confinamiento nos hac¨ªa inmunes a un virus que, sin embargo, contin¨²a mermando los pilares sociales y econ¨®micos de nuestra sociedad. Ante una adversidad sin precedentes, esta se ha presentado cohesionada, unida en un aplauso que se ha dado cita incansablemente a las ocho de la tarde.
Este virus no entiende de origen ¨¦tnico, ideolog¨ªas o religiones. Somos todos iguales y vulnerables ante una realidad que todav¨ªa trabajamos por conocer y que expone tanto nuestros miedos como nuestra capacidad para gestionarlos. Del mismo modo, esta nueva situaci¨®n deber¨ªa hacernos empatizar ante la indefensi¨®n de aquellos que no tienen las ventajas de vivir en un estado de bienestar y que luchan por tener una vida mejor.
Este virus deber¨ªa, m¨¢s que nunca, ponernos en la piel de aquellos que sufren, de quienes tienen que dejar sus vidas atr¨¢s acosados por la violencia, la persecuci¨®n o el hambre. Porque no somos diferentes, solo vivimos en espacios geogr¨¢ficos distintos. Si adem¨¢s hablamos de personas refugiadas, el estigma es doble, no solo por serlo, sino tambi¨¦n por su origen ¨¦tnico: personas vulnerables en un mundo fragilizado por la pandemia.
Mientras el mundo paraba en seco y levantaba fronteras para frenar contagios la vida de los refugiados se manten¨ªa atrapada, como sus sue?os, a la espera de poder continuar su camino. Algunos refugiados quedaban varados fuera de la Uni¨®n Europea, y otros dentro, sin capacidad de movimiento debido a la emergencia sanitaria en la que nos encontr¨¢bamos. No debemos olvidar que en el mundo hay casi 80 millones de personas desplazadas, de los cuales 30 millones son ni?os, 26 millones de personas refugiadas y 4.2 millones de solicitantes de asilo en 2019, seg¨²n los datos de ACNUR.
Desde las instituciones debemos asegurar que el Estado responde y que es garantista en todas sus dimensiones, como han puesto de manifiesto todas las medidas que se han tomado desde el Ministerio de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones y a trav¨¦s de la Secretar¨ªa de Estado de Migraciones. Entre ellas, nos hemos asegurado de que ninguna persona saliera del sistema de acogida durante la pandemia, al igual que aquellas personas a las que la crisis sanitaria sorprendi¨® con su solicitud de asilo denegada y que no ten¨ªan soluci¨®n habitacional. A trav¨¦s de un mecanismo basado en una declaraci¨®n responsable, aseguramos, adem¨¢s, la acogida de cerca de 2.000 personas que no hab¨ªan podido formalizar su solicitud de protecci¨®n internacional antes del estado de alarma. Convertimos la Unidad de Trabajo Social con car¨¢cter presencial en un servicio telef¨®nico con traductor en varios idiomas, que ha gestionado miles de llamadas. Esta unidad es la responsable de hacer la evaluaci¨®n social para la conocer las necesidades de los solicitantes de protecci¨®n internacional y de este modo poder derivar a las plazas m¨¢s acordes a su perfil. Del mismo modo, hemos concedido ayudas para que los menores pudieran continuar el acceso a los programas educativos online en sus recursos de acogida. El sistema de alerta y la protocolizaci¨®n de los procedimientos a lo largo de la crisis de la covid-19 ha hecho posible que hoy no tengamos que lamentar fallecimientos por el virus entre las personas acogidas. Cada d¨ªa, nuestro sistema de acogida atiende a 29.000 personas solicitantes de protecci¨®n internacional.
Desde que llegamos a la Secretar¨ªa de Estado se ha continuado con el programa de reasentamiento del que se beneficiaron 55 personas de nacionalidad siria a las que se les hab¨ªa concedido la protecci¨®n Internacional. Mientras, continuamos pensando tambi¨¦n en los que todav¨ªa no han llegado a Espa?a. El compromiso ante el programa de reasentamiento de personas refugiadas de este Ministerio es firme, y en los pr¨®ximos meses tenderemos la mano a 200 personas m¨¢s.
Este es nuestro d¨ªa a d¨ªa: trabajar para que muchos ni?os r¨ªan, desdibujar recuerdos amargos, posibilitar la esperanza de aquellos a los que le dijeron que no pod¨ªan tenerla. Hace dos d¨ªas visit¨¢bamos un Centro de Acogida a Refugiados en Vallecas donde un chico invidente perseguido por su orientaci¨®n sexual aprend¨ªa a leer la hora. En realidad, buscaba con su esfuerzo las herramientas suficientes para poder ser ¨¦l mismo. Tambi¨¦n es nuestro deber asegurarnos, con itinerarios de inclusi¨®n sociolaboral, de que su af¨¢n no sea en vano.
Pero la mejora de las condiciones de vida para todos y todas pasa tambi¨¦n por acordarnos de la necesidad de tener una ciudadan¨ªa inclusiva donde los muros etnocentristas que ensalzan el estigma desaparezcan de nuestras sociedades, que est¨¢n abocadas a la pluralidad y a la diversidad de un mundo inevitablemente globalizado y que no aportan sino riqueza.
Nos enfrentamos a escenarios futuros inciertos. Para el Ministerio de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones la seguridad jur¨ªdica y los itinerarios de inclusi¨®n son los ejes fundamentales en los que se est¨¢ trabajando, como ha puesto de manifiesto en distintas ocasiones el ministro Escriv¨¢. Tenemos en cuenta las palabras que S¨¦neca escrib¨ªa en sus Cartas morales a Lucilio: ¡°No es posible que viva feliz quien no dirige sus ojos m¨¢s que a s¨ª mismo y todo lo refiere a la propia utilidad; si quieres vivir para ti mismo es menester que vivas para otro¡±.
No es balad¨ª mencionar que intencionadamente se publique hoy d¨ªa 21 este art¨ªculo. Todos los d¨ªas hay personas desplazadas, solicitantes de asilo y refugiadas lejos de sus hogares. El Gobierno de Espa?a tiene un fiel compromiso, el de no dejar a nadie atr¨¢s ning¨²n d¨ªa del a?o.
Hana Jalloul Muro es secretaria de Estado de Migraciones del Gobierno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.