Cambio urgente

Las proyecciones econ¨®micas del Fondo Monetario Internacional (FMI) para este a?o y el pr¨®ximo ratifican que Espa?a, junto con Italia, ser¨¢ la econom¨ªa avanzada m¨¢s castigada por la par¨¢lisis econ¨®mica derivada de la covid-19. El Fondo pronostica una ca¨ªda sin precedentes en 2020, el 12,8%, aunque augura una recuperaci¨®n del 6,3% en 2021. Al margen de la mayor o menor credibilidad de las proyecciones (el Banco de Espa?a apunta a una ca¨ªda pr¨®xima al 15%), lo que define el FMI es una crisis estructural de la econom¨ªa espa?ola, cuya recuperaci¨®n probablemente ya no podr¨¢ hacerse siguiendo los patrones conocidos de reactivaci¨®n. Primero, porque el d¨¦ficit y la deuda asociados a la contenci¨®n de la crisis v¨ªrica escalar¨¢n hasta niveles sin precedentes (13,9% y 125%, respectivamente, seg¨²n la instituci¨®n), lo cual implica un esfuerzo de ajuste que puede tomar m¨¢s de una d¨¦cada; y, en segundo lugar, porque la dependencia econ¨®mica del turismo, que ha permitido crecimientos r¨¢pidos en fases de prosperidad desde los a?os setenta, se ha convertido hoy en un flanco d¨¦bil que es necesario corregir con el reforzamiento de la industria y la inversi¨®n intensiva en tecnolog¨ªa.

La pandemia ha destruido parte del tejido empresarial espa?ol. A pesar de las medidas econ¨®micas adoptadas para mantener con vida las empresas paralizadas, correctas, pero lastradas por la escasez de recursos, muchas ¡ªquiz¨¢ entre un 20% y un 30%¡ª no volver¨¢n a estar activas. La raz¨®n de esta mortalidad no hay que imputarla solo al turismo; tiene que ver con el largo periodo de congelaci¨®n empresarial, superior al aplicado en otras econom¨ªas, y mucho que ver con el raquitismo empresarial espa?ol, castigado adem¨¢s por las dificultades para acceder a la financiaci¨®n en los mercados de renta fija y variable. La pol¨ªtica de la recuperaci¨®n tiene que enfocarse desde la perspectiva de que esta crisis no es solo coyuntural. Por lo tanto, la salida de la crisis no va a ser convencional. Lo que se necesita es una pol¨ªtica econ¨®mica activa, que supere la fase de contenci¨®n e impulse un crecimiento econ¨®mico sobre nuevos criterios.

La tarea es urgente e ingente. Los fondos europeos, pieza angular de los recursos disponibles para la recuperaci¨®n, tienen que aplicarse en funci¨®n de actividades y empresas m¨¢s competitivas y sostenibles (descarbonizaci¨®n, lucha contra el cambio clim¨¢tico); los ERTE, cuya pr¨®rroga ya est¨¢ aprobada, deber¨ªan cambiar su orientaci¨®n de fuerza mayor y reconvertirse en reguladores laborales por razones econ¨®micas; el empleo tiene que encauzarse desde los sectores en ca¨ªda permanente hacia los que tienen mayor potencial de crecimiento; la pol¨ªtica laboral ha de combinar las prestaciones por desempleo con incentivos a la movilidad, est¨ªmulos a la contrataci¨®n y m¨¢s formaci¨®n ocupacional; deber¨ªan activarse f¨®rmulas para reestructurar la deuda de las empresas viables, y hay que poner en marcha un plan de ajuste o de estabilidad financiera a partir de 2022 con el fin de conjurar los peligros de estrangulamiento financiero.

Ese plan, con impacto presupuestario, tiene que guiarse por la prioridad de ampliar las bases de recaudaci¨®n fiscal. Es vital repartir los costes de esta crisis; que no la paguen solo los asalariados ni los j¨®venes, como en la de 2008. Requiere un acuerdo pol¨ªtico sobre las grandes l¨ªneas de acci¨®n; pero, sobre todo, un esfuerzo de coordinaci¨®n, cuya iniciativa corresponde a la Administraci¨®n.